Granada Hoy

No bastó el gol de la afición

● Colorida y multitudin­aria previa del choque con recibimien­to al equipo y tifo en el estadio

- Javier Aguilera

Faltaban dos horas para que comenzara el Granada-Eibar y el ambiente en los alrededore­s del Nuevo Los Cármenes ya era de día grande. Centenares de personas afinaban sus gargantas para los dos momentos cumbres de la tarde: el recibimien­to al bus del equipo en su llegada al estadio, convertido ya en una liturgia para muchos granadinis­tas de pie, y el inicio del choque, un nuevo encuentro que podía colocar líder al Granada.

Tardaron poco los cientos de aficionado­s en convertirs­e en miles. Por las calles aledañas al estadio no paraban de llegar riadas de seguidores, el Metropolit­ano escupía más y más hinchas cada vez que abría sus puertas, los buses que traen seguidores desde los distintos puntos de la provincia aparcaban lleno.

Fieles, bravos, imparables, así rezaba una pancarta gigante anclada prácticame­nte en plena vía. Sólo el paso del vehículo que traía al equipo hizo ladearse la

Miles de personas se congregaro­n en las inmediacio­nes antes de otro lleno en el estadio

tela. A su lado, dos banderas no menos grandes que dejaban de ser ondeadas. Tenían los colores del equipo y elementos relacionad­os con la historia de la ciudad de Granada.

Cuando apareció el bus de la Eterna Lucha se desató la locura. Humo rojo, bengalas, fuegos artificial­es, gritos entrecruza­dos unos con otros, mamporros al coche desde donde miraban atónitos futbolista­s y técnicos, con Manolo Lucena saludando y agradecien­do desde primera fila.

“Ascenso, Primera y sí se puede”, los lemas más repetidos en los cánticos, siempre con las bufandas al viento en la nublada tarde de Granada, siempre con la certeza de que este club ya nunca más caminará ni solo ni casi solo, como pasó más de una vez.

La tienda del club hacía su agosto en abril camino de mayo, para los encargados de los ‘puestecill­os’ con detalles del Granada el puente del Día de la Cruz ya ha sido rentable. Bufandas, gorras, bocinas… era casi imposible encontrar por la calle a alguien que no pudiera ser identifica­do con algún emblema rojiblanco.

Más de uno se acordó de la pandemia. Del recibimien­to del día de Copa ante el Athletic, que será insuperabl­e así pasen mil años y pese a que este domingo se vivió el más multitudin­ario de la temporada. Vino a la mente qué hubiera podido ser, cuántos espectacul­ares ambientes se quedaron por el camino en aquellos meses de coronaviru­s.

También hubo pancartón, para ser más exactos un tifo en uno de los fondos con la leyenda Desde pequeño yo te empecé a seguir en la parte de arriba de un bonito dibujo que recreaba el exterior del estadio de fondo y un adulto yendo con un niño al fútbol, como no, con la camiseta del Granada puesta.

El himno del Granada que acompaña a la salida de ambos equipos al terreno de juego se cantó más fuerte que nunca.

Recuerdos aparte, lo que está claro es que la afición marcó el primer gol contra el Eibar. El problema es que después llegó el del Eibar, que valió doble, y el final en propia meta sólo sirivió para el 1-1 con el que concluyó el choque.

Quedan dos partidos en casa, en la fase regular, y el ambiente promete ser similar.

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REPORTAJE GRÁFICO: ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Miles de personas en el recibimien­to al equipo.
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El amor al Granada no tiene edad.
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No faltaron bengalas, botes de humo y fuegos artificial­es.
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Tifo en el estadio.

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