Con el pie en el acelerador
● El Atlético mantiene su empuje en la lucha por la segunda posición
El Atlético de Madrid sigue con fuerza, mirando a esa segunda plaza liguera, tras imponerse a un peleón Real Valladolid, que mereció más en la segunda mitad, pero que no tuvo la fortuna de su lado y, al final, acabó recibiendo un castigo demasiado severo.
El cuadro madrileño enseguida demostró su potencial, hallando huecos desde el inicio y aprovechando las contras tras recuperación de balón.
El Valladolid, con una defensa de cinco, buscaba tener el balón, para encontrar a Plata y Larin, referentes ofensivos del equipo, pero sufrían demasiado cuando no lo tenían. De hecho, no fue capaz de impedir que Molina, tras un buen pase de Giménez, se plantara solo ante Masip para marcar a placer y subir el 0-1 (20’).
Los de Simeone se sentían muy cómodos. Demasiado. Tanto, que en un saque de falta que puso Griezmann, encontró a Giménez que, tras la mala salida de Masip, remató de cabeza para añadir otro tanto al marcador (24’). En cuatro minutos, dos goles. No les dio tiempo a lamentarse de una ocasión aislada que detuvo Grbic cuando Griezmann volvía a demostrar su calidad para poner un gran centro que Morata se encargó de rematar a la perfección (38’).
Y cuando parecía que el partido se iba a convertir en una auténtica pesadilla para los locales, Plata recibía un manotazo de Hermoso dentro del área y Mateu Lahoz no dudó en señalar un penalti, que transformó Larin para recortar distancias (1-3, 41’).
Los de Pezzolano se rebelaron al máximo. Con los primeros cambios el Valladolid recibió impulso, y Joaquín se estrelló con el palo. El remate a gol de Hongla fue anulado por fuera de juego. Escudero, con un gran remate de cabeza tras un córner, establecía el 2-3 (74’). La fe levantó pasiones y Sergio León pudo empatar, pero se topó con el larguero. El sueño se terminó para los locales, a causa de un flagrante error de Joaquín quien, en vez de despejar, metió el balón en la portería, lo que supuso el 2-4 (86’). Ya en el 90’, Memphis hizo el quinto, un castigo cruel, tras una gran jugada.