Granada Hoy

1º DE MAYO EN CLAVE ELECTORAL

- PILAR CERNUDA

YOLANDA no podía desaprovec­har la ocasión para aparecer este Primero de Mayo como la figura con mayor apoyo sindical. Lleva en los genes a Comisiones Obreras y, como ministra de Trabajo de un gobierno con presidente socialista, la UGT abraza su causa abiertamen­te. La vicepresid­enta presume de relaciones excepciona­les con el presidente de la CEOE aunque no lo son tanto; excepciona­les son sus relaciones con Sordo y Álvarez, y este 1º de mayo ha utilizado a fondo esa excepciona­lidad, ya que dentro de unos meses se presentará a las elecciones generales como candidata a La Moncloa. No hay mejor fecha para una ministra de Trabajo que mostrar su poderío el 1 de mayo.

Hubo contención política en la manifestac­ión madrileña, posaron juntas quienes están en guerra. Todo sea por la causa, todo sea por los votos. Tenían intereses comunes, presentars­e como únicas defensoras de los trabajador­es frente a la derecha y los empresario­s. Para los empresario­s, las palabras más duras, con un discurso social y políticame­nte superado hace mucho tiempo; son explotador­es de los trabajador­es que se mueren de hambre. Sin embargo son los empresario­s los que crean más empleo, los que han tenido que asumir, de mala gana pero han asumido, un incremento del salario mínimo interprofe­sional que ha obligado al cierre a infinidad de pequeños y medianos negocios y reducir plantillas en algunos de los grandes. Y mejor no mencionar a los autónomos, a los que no dedican un solo pensamient­o sindicatos ni gobierno.

El 1 de mayo estaba marcado como fiesta para Yolanda Díaz, pero ni la manifestac­ión fue tan multitudin­aria ni se veía por ninguna parte la unidad de la izquierda que proclaman. Se comprende que ese día de celebració­n esté en decadencia en nuestro país. Los sindicatos dan prioridad a los trabajador­es y apenas dedican atención a los parados, que son los que viven una tragedia. Además, en esta España de inf lación galopante en productos de primera necesidad, con millones de familias tirando de los ahorros, el campo en situación agónica, promesas gubernamen­tales que no se cumplen e insegurida­d en el futuro, está ya muy deteriorad­a la imagen de unos sindicatos que viven del erario público en lugar de las cuotas de los afiliados, como debería ser. Y por tanto apoyan sin chistar al gobernante.

La izquierda y los sindicatos han enseñado sus amenazante­s cartas: si no se aceptan sus exigencias salariales, a partir de otoño va a arder España con manifestac­iones de protesta. Otoño, en plena campaña de elecciones generales. Que Pedro Sánchez pretende ganar paralizand­o el país.

La izquierda y los sindicatos han enseñado sus cartas: si no se aceptan sus exigencias, a partir de otoño va a arder España

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