VIVIENDA PARA TODOS
ME comenta un amigo que el sueño de vender por fin su casa en el campo se acaba de esfumar al enterarse de que le han entrado ocupas en su antiguo domicilio.
Apenado me escribe descorazonado a sabiendas de la tortuosa vía que se abre ante él para los próximos años. Por supuesto que no se plantea siquiera ir a su antigua casa a tomar posesión de ella por las buenas. Podría acabar pasando la noche en un calabozo pues los nuevos inquilinos seguramente le denunciarían por allanamiento de morada. La posesión de la casa es suya (ya se encargarán de demostrar que la habitan por algún documento o truco más o menos oficial) hasta que un juez andado el tiempo sentencie lo contrario. Pobretico. La que se le viene encima.
La pobre capacidad legislativa de los demagogos que nos gobiernan está dando estos frutos. El absurdo, la impotencia, la ruina o hasta darse al alcohol para poder sobrellevar lo que a todas luces (para quienes aún tienen luces de sensatez en sus mentes) es injusto. Has pagado con tu sudor de décadas una casa en la que has dejado tus ahorros y ahora tienes que esperar años para poder convertir en dinero un bien que ya solo te pertenece sobre el papel pero no de hecho.
Para poder convivir con las nuevas realidades que este periodo infame del sanchismo nos está imponiendo hay que practicar más meditación de la cuenta. Ni sabemos ya de qué sexo somos, ni podemos echar al que ocupa nuestro piso pero sí que tenemos que pagar con impuestos la buena vida que se les regala a los que han encontrado la vía de sacarle la ventaja al nuevo sistema desquiciado que se ha implantado.
El desamparo de los autónomos y pequeños propietarios contrasta con el blindaje de derechos de los privilegiados de este nuevo sistema. El riesgo y la libertad se paga ahora más que nunca mientras se imponen las nuevas censuras y la impotencia ante el minorías.
Pero de repente llegan las elecciones de mayo y empiezan a tirar la casa por la ventana de las promesas imposibles. Viviendas para todos. Hala. Y ves a los palmeros que les echan humo las manos y te preguntan si aparte de hacer la pelota al jefe se creen lo que les dice. Seguramente no. Pero tú aplaude que están mirando.
En tiempo de elecciones nada mejor que desconfiar por sistema. El político come de lanzar promesas no de cumplirlas. De blindarse el puesto con los colegas. Y ahora están de opositores para currar los próximos cuatro años. Les va el sueldo en ello. Así que a tomárselo con sorna que en unos meses todo se olvida. Menos los okupas que ya le han jodido la vida a mi amigo. Qué pena.