La subasta electoral
En un regreso al bipartidismo, PSOE y PP se disputan el voto de partidos en derribo o a la baja: Cuenca necesita un resultado histórico y Carazo ha fijado su objetivo en el 14
LAS del 28 de mayo parecen ser las elecciones que confirmen el regreso al bipartidismo. Se estima al menos que el reparto de sillones en los ayuntamientos y en algunas comunidades autónomas volverá a parecerse mucho más al de antes de 2015, con el rojo socialista y el azul del PP como colores predominantes. Verdes, morados y sobre todo naranjas podrían volver al rincón minoritario o incluso desaparecer. Está por ver hasta qué punto es así. Mientras, es evidente que los grandes partidos alientan esa tendencia y se disputan cada día el espacio que otros dejan.
La ciudad de Granada es un ejemplo notable. Aunque la campaña oficial no ha hecho más que comenzar, PSOE y PP llevan meses enfaenados. Sus candidatos, Francisco Cuenca y Marifrán Carazo, necesitan disputarse tanto los votos propios como los ajenos, con mensajes dirigidos a esos sectores sociales que a priori no estarían en su radio de acción directa. Buscan quedarse con el apoyo de quienes votaron a otros partidos en pasadas citas electorales, porque sólo con sus fieles no basta para gobernar.
Los analistas llaman a esto hacer un ensanche de la base electoral. El candidato socialista es el que más necesita ampliar su radio de acción porque ni siquiera sería suficiente mantener los
35.000 votos con los que consiguió ser el más votado en 2019, que ya fue un éxito. Necesita un resultado histórico para su partido en una ciudad tan difícil como Granada. La mayoría absoluta está en 14 concejales y ahora tiene 10. Cuenca no ha dejado de hacer guiños a los votantes de ese centro que hace cuatro años dio 16.000 votos a Ciudadanos y le permitió tener cuatro concejales (y hasta la Alcaldía, por obra y gracia de un pacto de última hora con el PP de Pablo Casado en Madrid). Esos 16.183 votos, por ser más exactos, son los que parecen haber salido a subasta ahora.
Un hecho muy simbólico es que el candidato socialista dedicara el viernes su primer día de campaña a explicar sus planes para atraer y facilitar las cosas a las empresas y pymes. Ese mismo día, su principal rival, la candidata del PP, puso sus esfuerzos en explicar el proyecto verde para la ciudad, que es un bosque junto a la autovía y recuerda mucho al anillo verde que impulsó Ciudadanos (con Luis Salvador como alcalde). Movimientos desde la derecha a la izquierda y de izquierdas hacia su derecha. Quién da más.
Hace días, durante la inauguración de la nueva tienda del Granada CF en el Centro, cuentan que Paco Cuenca pidió entre bromas una camiseta con su nombre y el número 12. Son los concejales que el socialista espera conseguir. Alguien del PP que estaba allí le recordó que con esa cifra no le da para gobernar. Y es que, claro, el actual alcalde sueña a lo grande –como le gusta decir– pero no es un iluso. Sabe que la mayoría absoluta sería un milagro, pero también conoce por propia experiencia que un buen resultado puede dar para mucho, sobre todo si consigue un solo voto más que su adversaria. Y para el PSOE provincial de Pepe Entrena, la docena en la capital sería también una buena noticia para amarrar el Gobierno de la Diputación.
Casualidad o no, la noche de la pegada de carteles, la candidata del PP recibió en el escenario una camiseta del equipo con el 14 debajo de su nombre. Carazo sí ha puesto el listón arriba del todo y no lo oculta, a pesar de las dificultades evidentes y de que cualquier buen resultado que no fuera ese podría interpretarse como un fracaso. Su partido parte de los 7 concejales de 2019, pero es consciente de la fuerza que tiene en esta ciudad el voto de derechas en su conjunto. Su objetivo es aglutinarlo. Para conseguir esos 14 tiene que ampliar su base electoral hacia ambos lados y fagocitar tanto a Cs como a Vox. Y en eso pone el PP todos sus esfuerzos desde hace tiempo. Carazo un día habla de la Granada verde y otro promete medidas contundentes contra la ocupación ilegal de viviendas, para jugar de forma clara en el terreno de Vox.
La candidata del partido de Abascal, Beatriz Sánchez, no parece dispuesta a dejarse demoler por el PP. Lo dejó bien claro la noche de arranque de campaña: “Preparada para gobernar”. El objetivo indisimulado de Vox en estas municipales es entrar en la parte noble del edificio de la Plaza del Carmen, junto al despacho de la Alcaldía y la sala de Junta de Gobierno. Para eso es necesario que Carazo la necesite. Y no un poco. Para ser investida alcaldesa, Carazo sólo necesita ser la más votada. Otra cosa es gobernar y sacar adelante temas que requieren mayoría absoluta en pleno.
En nuestro sistema actual de gobierno municipal, típicamente parlamentario, el alcalde es elegido de forma indirecta por los concejales siempre y cuando reúna el apoyo de la mayoría absoluta de ellos. Cuando ningún candidato es capaz de alcanzar esa meta (los 14 apoyos en el caso de Granada), se proclama alcalde de forma automática al concejal que se encuentra al frente de la lista más votada. Este es el motivo por el que Paco Cuenca es alcalde actualmente. Los dos candidatos principales saben que pueden ser alcaldes si sacan un solo voto más que el otro.
¿Por qué no hemos escuchado todavía al PSOE alertar sobre la posible entrada de Vox en el gobierno de la ciudad, de la mano del PP? Seguramente porque Cuenca tomó buena nota de lo ocurrido hace menos de un año, en las elecciones andaluzas. Ese temor extendido puede ser una pedrada que vuelva contra los socialistas si los electores, sobre todo de centro, deciden volcar su voto hacia Marifrán Carazo para que no tenga que depender de Vox. Como ocurrió con Juanma Moreno.
#5000VOTOS
La dispersión es otro de los factores que pueden ser determinantes en la vuelta del bipartidismo. Además del debilitamiento de Cs o la estrategia del PP para asimilar a Vox, los partidos a la izquierda del PSOE han decidido por sí mismos la separación en dos bloques o confluencias. Esto complica sus opciones de obtener una mayor representación en número de concejales. Hay un pequeño partido que se presenta también a estos comicios, Por un mundo mas justo, que ha diseñado su campaña con un hashtag recurrente: #5000votos. Se supone que esos son los apoyos que como mínimo va a necesitar cualquier partido en Granada para poner la pica en Flandes. Es decir, tener un concejal en el salón de plenos. El sistema electoral exige un mínimo del 5% de los votos totales para obtener un primer representante. Por eso, dependiendo de la participación, ese número puede variar, pero es posible que oscile entre los 5.000 y los 6.000 votos. Es un límite complicado para partidos pequeños como Juntos por Granada, que por primera vez se presenta a estas elecciones municipales. Aunque no alcancen el porcentaje mínimo, estas candidaturas tienen cierta incidencia, porque son capaces de restar votos a otras fuerzas políticas mayoritarias.