Granada Hoy

ANDRÉS CÁRDENAS

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tante torneo sobre canchas de tierra batida y uno de los cuatro Grand Slam. Allí, fue derrotado por la joven promesa sueca, el legendario Björn Borg en cinco sets, luego de haber ganado los dos primeros. Un año antes había sido el número dos del mundo. Orantes había nacido en Granada, pero apenas tenía conexión con la ciudad que le vio nace porque vivió casi toda su infancia en el seno de una familia humilde junto a sus abuelos en El Barrio del Carmelo de Barcelona. Allí comenzó como recoge pelotas en el Club de Tenis de la Salud. A pesar de eso aquel día todos los granadinos enchufaron la televisión (quien la tenía) para ver el partido del paisano.

1974 también fue el año en el que el defensa central paraguayo del Granada Pedro Fernández le hizo una entrada tan dura a Amancio que le destrozó el cuádriceps. Al madridista le tuvieron que dar más de cien puntos de sutura y la lesión lo dejó prácticame­nte fuera del fútbol, aunque su retiro ya estaba cantado porque Amancio tenía 34 años cuando jugó ese partido. En aquellos años el Granada contaba con la defensa más dura de toda la Primera División. Allí estaban, además de Pedro Fernández, Aguirre Suárez y Montero Castillo, a los que todos los delanteros rivales le tenían miedo. En aquella época, sin tanta vigilancia de la televisión y con árbitros más permisivos, había futbolista­s que venían asustados a jugar a Los Cármenes. Hay una anécdota que cuenta el día en el que el Barcelona vino a jugar a Granada y cuando el autobús que llevaba los jugadores azulgranas pasó por la plaza de toros, Carlos Rexach dijo: “¡Qué suerte tienen los toreros que no se enfrentan a los que vamos a enfrentarn­os nosotros!”. También la anécdota recoge la frase de Asensi: “Venir a jugar a Granada es como venir a la guerra”. De todas maneras, la rivalidad entre Amancio y Fernández venía de tres años atrás, cuando en un partido en el Bernabéu tuvieron un encontrona­zo y el madridista le pateó la cabeza al defensa del Granada cuando éste estaba en el suelo. El uruguayo, que fue sacado en camilla en aquel partido, se la tenía jurada y se vengó ese 8 de junio de 1974, en una eliminator­ia de la Copa del Rey, con esa entrada que, a pesar de ser tan fea, el árbitro ni se echó mano al bolsillo para sacarle tarjeta blanca (entonces se utilizaba ese color para la primera amonestaci­ón). Fue la presión del Real Madrid al día siguiente lo que hizo que a Fernández le cayeran 15 partidos de suspensión. Amancio nunca le perdonó al jugador uruguayo aquella entrada. Después de ser operado declaró: “Gente como Fernández no debería estar en el fútbol”. Pedro Fernández murió hace dos años en Granada y Amancio hace dos meses en Madrid. Pelillos a la mar.

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