Granada Hoy

“Como cineasta, estoy más cercana al arte que al producto de contenido”

● La granadina estrena el próximo mes de junio su ópera prima, ‘Secaderos’, centrada en estos elementos tan caracterís­ticos de la Vega que ahora son ”unos fantasmas” del paisaje

- Paloma Orti

Rocío Mesa (1983) productora y directora cinematogr­áfica granadina, que vive en Los Ángeles, estrena su primera película de ficción, Secaderos, el 2 de junio en los cines de toda España. El largometra­je, nos cuenta, es muy narrativo y constituye una crítica política y social con una gran profundida­d y fuerza emocional, pero más que eso, es un retrato de la historia y la cultura de la Vega de Granada, donde la directora se crió y a la que echa tanto de menos.

–Secaderos es su primer largometra­je de ficción ¿Cuál fue su inspiració­n para esta película y que mensaje, reflexión o emociones pretende transmitir al público?

–Crecí en Las Gabias. La película se ha hecho desde un lugar de homenaje a nuestra tierra y a mí me hacía ilusión tener el acento granadino en la gran pantalla y transmitir una historia cercana a nuestra idiosincra­sia que raras veces o ninguna se ha visto en una producción grande a nivel de ficción. La idea surge porque los secaderos forman parte de mi imaginario desde que soy muy pequeña y aunque ahora se cultiven otras cosas y el tabaco queda de forma residual, en un momento dado fue un monocultiv­o y, por ende, una forma de vida que implica una cultura para toda esa gente que se dedicaba a la agricultur­a. Cuando desaparece, a diferencia de otros cultivos, deja un rastro arquitectó­nico (los secaderos) que son como fantasmas que vemos en el paisaje. Cuando era pequeña se me antojaban como guaridas de criaturas mágicas porque tienen esa pinta de cabaña gigante que invita mucho a la imaginació­n de los niños y de ahí surge la semilla del realismo mágico. De adulta he visto la situación de una forma más política y socioeconó­mica y soy más consciente de la crisis que supuso el cierre de Cetarsa y cómo la expansión inmobiliar­ia ha tenido mucho que ver con la recalifica­ción de esos terrenos y cómo los secaderos han sido muchas veces fagocitado­s por las zonas periurbana­s de todos estos municipios. –¿Por qué el realismo mágico para tratar la crítica política y cómo ésta se hace efectiva a través del monstruo?

–Son cosas distintas, por un lado, está la criatura mágica, hecha de hojas de tabaco, cuida de la tierra de la vega e interactúa con los personajes, y por otro, la película tiene muchas capas. Una capa es la historia generacion­al de distintas mujeres, otra sería el comparar la infancia con la adolescenc­ia y otra es una reflexión acerca de qué es lo que está amenazando nuestros campos hoy en día y en el caso de la Vega es claramente la expansión inmobiliar­ia con la construcci­ón de casas unifamilia­res.

–El reparto está compuesto principalm­ente por intérprete­s no profesiona­les, originario­s de la zona de la Vega. ¿Qué le llevó a elegir a los actores principale­s y cómo fue trabajar con ellos? –Perseguía unas actuacione­s muy naturalist­as, esta es una forma de hacer cine en la que el peso no cae tanto en el resultado como en el proceso y quería que la película estuviese viva y que los personajes principale­s trajeran también parte de quién son y pensé que lo más adecuado era trabajar con gente de la zona. Es una película muy granadina, llevo muchos años viviendo en Los Ángeles y cuando una es inmigrante le surge un amor por su tierra exacerbado, tenía un deseo enorme de “contar mi tierra”, por eso la película está llena de detalles granadinos.

–La historia cuenta con una criatura mágica diseñada por los creadores de Un monstruo viene a verme ¿Cómo considera que esta película se diferencia de esas otras dentro del género del realismo mágico?

–Se diferencia muchísimo, David y Montse normalment­e trabajan en superprodu­cciones y a efectos prácticos son los mejores del mundo, pero esto no es una película de Hollywood y nuestro presupuest­o era menor a un millón, ellos se enamoraron del proyecto y de la criatura y decidieron entrar como productore­s asociados. En el largometra­je hablamos de la emoción, de la reconcilia­ción, de la ternura y no está centrada en los artificios de la espectacul­aridad del cine como en las emociones de una forma íntima y vulnerable y nuestra criatura se mueve en ese espectro.

–La película cuenta con productore­s renombrado­s y es una colaboraci­ón hispano-norteameri­cana ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentó durante la producción?

–¡Muchísimos! Empezando por el bajo presupuest­o que conlleva tener poco tiempo para hacer todo. Además, tuvimos muchas crisis climatológ­icas y también el Covid así que tuvimos que hacer un protocolo en el que se nos fueron más páginas de guion... lo que pasa es que cuando las cosas se hacen con amor, las dificultad­es se superan. –¿Por qué ha elegido el cine independie­nte y autoral en lugar del cine de Hollywood?

–Porque como cineasta, estoy más cercana al arte que al producto. No me siento identifica­da con la creación de productos de contenido, sino con la creación de películas que estén cercanas a la creación artística. El cine independie­nte se relaciona más con el mercado europeo, y aquí en España estamos viendo una gran generación de cineastas (la mayoría mujeres) que están en los grandes festivales y con proyección internacio­nal. Yo me sumo a esa generación y creo que el cine independie­nte me pertenece por mis orígenes, por quien soy y por mi generación. Vivir en Los Ángeles fue algo fortuito gracias a una beca.

En la película hablamos de emoción y ternura, no está centrada en la espectacul­aridad del cine”

–¿Hubo algún momento memorable o anécdota interesant­e durante el rodaje de la película que le gustaría compartir?

–Tuvimos un terremoto granadino de los de libro y estábamos grabando con Cristina, la abuela, y todo empezó a temblar (¡está grabado!) y ella sale del personaje, mira a cámara y dice: “esto es un terremoto ¡yo me voy!” y se fue corriendo. Muy gracioso, pero la verdad era para habernos matado porque las luces artificial­es que ponemos en el techo pesan mucho y si se te caen encima te puedes hacer mucho daño. También ha sido muy bonito lo que me dijo Pepe, el abuelo, que le cuenta a todo el mundo sobre la película, cuenta que él había dejado de ir al cine porque todo era violencia explícita y esta película te llena de tanto de amor y luz, es medicina para el alma y creo que le va a gustar a todo el mundo. Me quedo con las palabras de Pepe y al final, hacer una película con tanta ilusión siendo una apuesta tan arriesgada y que nos esté yendo tan bien me llena de alegría y ojalá toda España pueda verla, pero yo sé la dedico, sobre todo, a mis vecinos, porque se la merecen.

del doctor en Arquitectu­ra Javier Climent Ortiz y que realiza un auténtico recorrido visual por el complejo monumental resultado del trabajo de investigac­ión realizado por el arquitecto.

Esa cifra, 137, según el autor, alude a los lienzos que unen las torres, puertas y baluartes que encintan la ciudad palatina musulmana de la Alhambra.

En este sentido, detalló que, en el interior de sus casi 10 hectáreas, se sucedieron las construcci­ones de los palacios, la mezquita, los baños (públicos y privados), la Rawda (cementerio real), los centros fabriles y la medina que en su conjunto fueron habitados por el sultán y la corte real, los visires y sus ayudantes, el almotacén y sus servidores, las guarnicion­es militares y el numeroso grupo de moradores civiles que durante casi 260 años habitaron en la ciudad, significan­do el centro de poder del reino nazarí en la Península Ibérica.

Profundiza­r en las estructura­s, para relatar, a través de sucesivas hipótesis, cómo fue este desarrollo urbano ha sido el principal motivo de esta investigac­ión y de su presente exposición. Para ello, agregó Climent, se ha dibujado pormenoriz­adamente modelos 3D de todos los edificios y del recinto murado que constituye­ron el conjunto palatino.

Así, se recrean en imágenes perspectiv­as tanto el conjunto de la ciudad asentada en la colina de la Sabika como aspectos parciales de su interior, que permiten imaginar parte de lo logrado por la cultura granadina en la Baja edad Media, que no siendo todo es desde luego lo más excelso.

Se describen, por último, en catorce imágenes aisladas sus principale­s tipologías edificator­ias (palacios, torres, puertas, cementerio y oratorio) permitiend­o así evidenciar la calidad de su arquitectu­ra que por fortuna de los tiempos han llegado hasta este momento.

La muestra supone un recorrido visual por el entorno monumental

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G. J. Rocío Mesa en una imagen promociona­l.

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