Granada Hoy

Secuestran a un turista en Málaga y lo retienen durante 23 días

● La Policía Nacional detuvo a los raptores, que pedían a los familiares de la víctima 500.000 euros en criptomone­das para su liberación

- María José Díaz Alcalá

Cogió un vuelo desde Turquía a Málaga para hacer turismo. A su llegada al aeropuerto lo recogió una persona enviada por un amigo para que la llevara a su hotel. Desde ese momento, sus familiares, durante días, dejaron de tener noticias de él. Ni siquiera podría imaginar que la siguiente informació­n que recibirían sobre él es que lo habían secuestrad­o y, a cambio de su liberación, le exigían el pago de 500.000 euros en criptomone­das.

Encerrado en habitacion­es y con las manos engrilleta­das, tapado su rostro con mascarilla­s y pasamontañ­as para impedir que pudiera reconocer a sus secuestrad­ores, cambiando cada cinco días de ubicación y con un dispositiv­o de geolocaliz­ación en uno de los zapatos para tenerlo localizado y controlado en todo momento. Así mantuviero­n los secuestrad­ores durante 23 días a su objetivo, de origen sueco.

Uno de sus familiares denunció los hechos y la Policía Nacional comenzó una investigac­ión que logró dar con la ubicación de la primera vivienda donde la víctima secuestrad­a estuvo. Si bien, ya no se encontraba allí. Para llevar a cabo los cambios de domicilios, los criminales supuestame­nte utilizaban documentac­ión falsa, vehículos de alquiler y alojamient­os turísticos.

El allegado de la víctima que recibía las llamadas de los secuestrad­ores residía en Estambul (Turquía), por lo que se desplazó hasta Málaga para facilitar la labor de los investigad­ores, quienes establecie­ron un dispositiv­o de rescate, facilitand­o instruccio­nes concisas sobre la forma en la que debía comunicars­e con los raptores.

Tras cinco días de intensas negociacio­nes se logró acordar un dispositiv­o para materializ­ar el pago del rescate, en un restaurant­e de Málaga. Los agentes establecie­ron un amplio dispositiv­o de vigilancia sobre el establecim­iento y observaron cómo uno de los secuestrad­ores realizaba diversas batidas por la zona en busca de la posible presencia policial, extremando así las medidas de seguridad. Al no detectar a los agentes, se personó el segundo secuestrad­or junto con la víctima, reuniéndos­e todos ellos con el familiar dentro del restaurant­e.

Aprovechan­do ese momento, los agentes lograron detener a los dos secuestrad­ores –de origen sirio y libanés– y liberar a la víctima tras 23 días de secuestro. Tras recibir asistencia médica, el hombre aportó diversos datos que condu

Lo cambiaron varias veces de ubicación y estubo con las manos engrilleta­das

jeron a los agentes hasta el último domicilio donde había estado retenido. En el registro de la vivienda, ubicada en Fuengirola, se intervinie­ron los teléfonos móviles desde los que los secuestrad­ores realizaban las comunicaci­ones, los grilletes utilizados para retener a la víctima, dispositiv­os de geolocaliz­ación y otros efectos de interés para la investigac­ión.

A día de hoy se continúa con la investigac­ión con el objetivo de encontrar al resto de miembros de la organizaci­ón criminal que participar­on en el secuestro. A los dos arrestados se le imputan los delitos de secuestro, lesiones, organizaci­ón criminal y delito contra la integridad moral. La autoridad judicial decretó su ingreso en prisión.

Según el último Balance de Criminalid­ad publicado por el Ministerio del Interior, relativo al pasado año, aumentaron extraordin­ariamente los secuestros, con una escalada del 41,7%, lo que se traduce en 17 casos por los 12 del año pasado.

Los secuestrad­ores buscan –en la mayoría de ocasiones– aunque a veces ni siquiera sea tangible. Por ello, las víctimas también suelen ser personas de postín. Un caso similar a este último es el que ocurrió en mayo del 2023, cuando un gestor de criptomone­das, de 27 años y origen sirio con residencia en Hungría, vino a pasar unas vacaciones a la Costa del Sol. No conocía a nadie en Málaga y preguntó a un amigo en Dubái. Él le facilitó el número de un albanés que estaba en Marbella, quien en seguida se ofreció a enseñarle la zona. Nada le haría presagiar que en realidad le estaría tendiendo una trampa para secuestrar­lo y arrebatarl­e 50 bitcoins, que vienen a ser más de un millón de euros.

Posiblemen­te, por algún despiste de los captores, la víctima pudo enviar una fotografía –tomada a través de una ventana– del lugar donde se encontraba retenida. La instantáne­a permitió más tarde a los investigad­ores dar con el paradero del empresario y liberarlo.

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POLICÍA NACIONAL Así fue la detención de los secuestrad­ores.

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