Harper's Bazaar (Spain)

TODO POR UN SUEÑO

Tras desarrolla­r su carrera durante más de una década en el sector de las telecomuni­caciones, a ADRIANA IGLESIAS le salieron las cuentas de la moda, su genuina vocación. Su firma homónima ya triunfa en todo el mundo.

- Por Sara Hernando

Mis jornadas se reducen a una hoja de Excel, en la que confluyen mis dos mitades, la empresaria y la creativa. La primera establece lo que se puede hacer y dónde es posible o no poner el dinero, mientras que la segunda me da la intuición necesaria en cualquier negocio”, cuenta Adriana Iglesias (Oviedo, 1972). Esta ingeniera de telecomuni­caciones –así lo indican su licenciatu­ra en la Universida­d Politécnic­a de Madrid y su experienci­a de 15 años en diferentes empresas del sector alrededor del mundo– es la fundadora y directora creativa de la frma homónima que lanzó en 2013, después de dejar su trabajo y su vida acomodada en Madrid.“Me gustó hacer esa carrera, aunque tampoco fue algo vocacional.A mí lo que siempre me había atraído de pequeña eran las disciplina­s artísticas. Estudié piano, hice ballet, me encantaba pintar… Pero como era buena en matemática­s y tenía unas notas muy altas, al fnal acabé ahí”, justifca.“Finalicé la carrera justo cuando se producía el boom de las telecomuni­caciones y empecé a trabajar enseguida.Y así estuve durante muchos años, hasta que un día dije basta”. Corría 2011 e Iglesias se liaba la manta a la cabeza para emprender lo que llevaba tiempo pensando y deseando: crear y lanzar su propia frma de moda.“No fue sencillo decir que no a una vida confortabl­e.Tenía dos niñas y me sentía un poco responsabl­e por si salía mal. Pero soy una persona muy valiente y lanzada”, dice.“Esto es lo que realmente me apetecía”. Tras trasladar su residencia a Valencia, se puso manos a la obra. “Todos mis ahorros los había invertido en este proyecto.Aquí la vida es más barata que en Madrid y me iba a resultar mucho más sencillo encontrar un taller que se adaptase a mis necesidade­s”, explica.“Nunca fue mi propósito hacer algo para vender un poco, o dedicarme a la moda a medida. Segurament­e sea porque soy muy soñadora. Desde el principio pensé en crear una frma global, construir una imagen de marca que convirties­e mis diseños en algo deseable”. Después de trabajar durante meses sobre la idea inicial, la empresaria y diseñadora llenó el coche con sus primeros diseños y condujo hasta Montecarlo, Cannes y St.Tropez, donde le compraron toda la colección.“Como competir en el sector low cost resulta muy complicado, porque ya hay gente que lo hace muy bien, decidí orientarme al del lujo. Pensé que en la Costa Azul francesa, si gustaba la marca, el dinero no iba a ser un problema. No me equivoqué”. Los precios, que oscilan entre los 700 euros de un pijama y los 1.500 de las túnicas de seda, así como la calidad de la confección y los materiales utilizados, impulsaron el ascenso de esta frma que lleva el made in Spain a otro nivel: “Todas las prendas salen de nuestro taller de Valencia y esto no va a cambiar jamás. No he querido externaliz­ar nada porque es la única manera de controlar lo que haces. La seda es un tejido muy complicado que necesita de manos experiment­adas”. En apenas tres años, Iglesias ha logrado colocar sus diseños en alguna de las mejores boutiques del mundo, además de en varios centros de El Corte Inglés, un logro que atribuye a su educación, basada en el esfuerzo.“No quiero que suene pretencios­o, pero siempre he creído que puedo conseguir aquello que me propongo. Si de algo me ha servido mi formación en telecomuni­caciones es justamente para apañármela­s con todo y resolver problemas de cualquier índole”, aduce. Inmersa en una vorágine de números y

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