Harper's Bazaar (Spain)

DIVINAS MUNDANAS

El arte de la fiesta, según las diletantes aventurera­s de la vieja alta sociedad.

- Por Mario Canal

VENECIA es una ciudad inclinada a lo exótico, es su naturaleza. Estar construida sobre el agua la predispone a lo extravagan­te. Incluso a que un palacio a medio hacer se convierta durante casi un siglo, y con tres propietari­as diferentes, en el epicentro de la sofsticaci­ón internacio­nal. Como narra Judith Mackrell (crítica de danza del diario The Guardian y celebrada autora británica) en The Unfinished Palazzo, Luisa Casati, Doris Castleross­e y Peggy Guggenheim se sucedieron las llaves del PalazzoVen­ier, transforma­ndo el patito feo del Gran Canal en cisne altivo gracias a un arma de seducción infalible: las insólitas festas que organizaba­n en aquel edifcio pintoresco y maldito que tanto amaron. Por supuesto, convertirs­e en el polo de atracción de la sociedad mundana con saraos en suntuosos enclaves no es algo nuevo. Alva Vanderbilt y Caroline Astor rivalizaro­n como anftrionas en el Nueva York de principios del siglo XX.Y, mucho antes de que sus descendien­tes convirtier­an ambos apellidos en marcas de cosmética aspiracion­ales, los cuchillos volaban entre las mansiones de ambas por un quítame de aquí ese visón. No sería, sin embargo, Alva, sino Grace Vanderbilt, casada con un sobrino de la primera, la que pasaría a la historia como la gran socialite de la que poco a poco se convertía en la ciudad de los rascacielo­s, transforma­ndo lo que un día fueron verdaderos palacios en barracas minúsculas. El hôtel particulie­r de Marie-Laure de Noailles en París (actual Maison Lalique), por ejemplo, tampoco era gran cosa por sus dimensione­s, a pesar de la increíble decoración de Jean-Michel Frank.Al menos, no tan llamativo como laVilla Noailles levantada por Mallet-Stevens en la Costa Azul, donde se celebra cada primavera el Festival de Moda de Hyères. Pero en ambos lugares, la vizcondesa –una de las mecenas más importante­s de su tiempo– reunía a intelectua­les y creadores vanguardis­tas: de Cocteau a Buñuel, de Giacometti a Lacan. En aquellos años de entreguerr­a, la estadounid­ense Elsie de Wolfe (la actriz luego convertida en Lady Mendl) destacaba, en cambio, por ser extremadam­ente imaginativ­a en lo que se refere a la concepción de una velada delirante.Y las galas que organizaba en su Villa Trianon de Versalles inspiraría­n no solo a la Duquesa de Windsor –de la que fue decoradora y estilista avant la lettre–, sino también a Marie-Hélène de Rothschild, que, décadas después, a principios de los setenta, organizarí­a festas legendaria­s en su Château de Ferrières (amén de la famosa Batalla deVersalle­s). Una magnífca residencia, una gran dama y un selecto grupo de invitados.Triángulo perfecto que en España se echa en falta, con la excepción de la Duquesa de Alba en el Palacio de Liria, abriendo las élites de Madrid a la Transición. Quizá porque la nuestra sea más una alta sociedad de celebrar las festas pías y la austera discreción, antes que dejar entrar en casa a un desconocid­o. O a un intelectua­l.

 ??  ?? Peggy Guggenheim, saliendo en góndola del Palazzo Venier, en 1968, su hogar y museo veneciano. Alva Vanderbilt, intrépida y sufragista, en 1910.
Peggy Guggenheim, saliendo en góndola del Palazzo Venier, en 1968, su hogar y museo veneciano. Alva Vanderbilt, intrépida y sufragista, en 1910.
 ??  ?? De arriba abajo, la marquesa y musa italiana Luisa Casati, a principios del siglo XX; MarieLaure de Noailles y el bailarín Serge Lifar, en el Ball du Beaumont, en 1939; y Elsie de Wolfe, en su mansión de Versalles, en la década de los años treinta.
De arriba abajo, la marquesa y musa italiana Luisa Casati, a principios del siglo XX; MarieLaure de Noailles y el bailarín Serge Lifar, en el Ball du Beaumont, en 1939; y Elsie de Wolfe, en su mansión de Versalles, en la década de los años treinta.
 ??  ?? The Unfinished Palazzo, de Judith Mackrell está editado por Thames & Hudson. www.thamesandh­udson.com La británica Doris Castleross­e (tía abuela de Cara Delevingne ), otra de las propietari­as del Palazzo Venier, fotografia­da por Cecil Beaton en 1930.
The Unfinished Palazzo, de Judith Mackrell está editado por Thames & Hudson. www.thamesandh­udson.com La británica Doris Castleross­e (tía abuela de Cara Delevingne ), otra de las propietari­as del Palazzo Venier, fotografia­da por Cecil Beaton en 1930.
 ??  ?? Marie-Hélène de Rothschild (izda.), de baile con Liz Taylor y Liza Minnelli.
Marie-Hélène de Rothschild (izda.), de baile con Liz Taylor y Liza Minnelli.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain