LA ARTISTA INQUIETA

Manuela Vellés

A UNA ACTRIZ (Y CANTANTE, que ella es ambas cosas) se le tiende a imaginar dando tumbos por el mundo, arrastrando tras de sí más baúles –según la leyenda popular– que la Piquer. Nada que ver con la Vellés, que suele llevar una maleta y, que no falte, su guitarra. Este año ha estado ya en República Dominicana, donde ha rodado la nueva película de Gerardo Herrero, Las siete muertes; en Los Ángeles, ciudad que conoce bien y a la que ha vuelto para rodar un corto con la productora del flme 10.000 km, y en Irlanda, escenario del nuevo trabajo del director Jaume Balagueró, Muse. Y todo eso además de un constante ir y venir entre Madrid y Barcelona a bordo del AVE.Tenía ganas de cine, después de un tiempo “atada”, dice, a la televisión, primero con La Señora y, más recientemente, con Velvet. Su trabajo la ha llevado también a residir unos meses en Roma (para rodar un mediometraje en italiano) y casi medio año en Ciudad de México, donde vivió dos terremotos presa del pánico mientras todo el que estaba alrededor parecía entrenado para tal situación. “Viajar abre la mente. Crees que tu realidad es la misma que la de los demás y que tu manera de hacer las cosas es parecida en todas partes, pero cuando sales te das cuenta de lo distinto que puede ser todo. Me gusta caminar por las ciudades, conocer la gastronomía y empaparme de la música de un lugar, porque hablan mucho de su cultura y de su gente”, expone. Eso sí, detesta sentirse turista e ir donde dictan las guías.“Prefero los rincones recónditos y dejarme llevar por los lugareños”. ¿Su próximo destino? “Tal vez Japón”.