NOSTALGIA DEL PARAÍSO
Nacida y criada en Mauricio, la modelo, empresaria y actriz en ciernes ALICIA ROUNTREE explora sus orígenes tropicales en la hacienda de su familia en la idílica isla africana.
Si Alicia Rountree siempre parece encontrarse muy cómoda en los escuetos conjuntos lenceros de Victoria’s Secret, tal vez se deba a que creció en traje de baño. Natural de Mauricio, la modelo y empresaria hostelera pasó su infancia en las afueras de Rivière des Anguilas, una pequeña villa en la costa sur de la isla, su hogar para los restos. “Cuando estoy aquí, no me hace falta prácticamente nada, aparte de un biquini y una camiseta”, asegura.“Por supuesto que resulta agradable tener cosas bonitas, pero es importante ser consciente de que no las necesitas”. Criada entre cocoteros y cañas de azúcar (plantaciones a las que su adinerada familia se dedica desde hace cinco generaciones), trepando por palmeras y explo- rando manglares, Rountree se embarcó como modelo en Londres, a los 17 años (hoy tiene 30). Desflar y posar por todo el mundo (ha sido imagen de Ralph Lauren, Gap, Ugg y L’Oréal, amén de presencia recurrente en los shows de Victoria’s Secret y el emblemático número especial de baño de la revista Sports Illustrated) le hicieron comprender que su niñez en esta isla situada frente a la costa oriental africana fue cualquier cosa menos normal. La menor de cinco hermanos, aún recuerda con nostalgia cosas tan exóticas como nadar durante un ciclón en las agitadas aguas del Índico o tener como mascota un lemur llamado Ringo.“Mis padres crearon para nosotros un maravilloso pedacito de paraíso”, cuenta. Al fnal de una larga hilera de cocoteros, la propiedad Rountree incluye una mansión del siglo XIX de estilo
colonial, una reserva natural y una playa privada salpicada de magnífcas rocas volcánicas. “Cuando estoy allí, no veo a nadie excepto a mi familia. Es mi momento para recargar las pilas”, continúa. Su madre, Elizabeth, obsesionada con el diseño, no deja de redecorar la casa principal cada vez que vuelve de alguna de sus frecuentes visitas a mercadillos de cualquier parte del globo, de Gran Bretaña a la India. Aunque la modelo agradece que, cada vez que regresa por Navidad, nada haya cambiado en realidad. Gracias a los cuidados de sus padres, las peculiaridades de la residencia (desde las molduras festoneadas del techo del patio, con suelo de mármol, hasta las estrellas fosforescentes que la modelo pegó en el techo de su dormitorio cuando era una niña) permanecen tan inalteradas como el frondoso paraje natural que la rodea. Cofundadora de la popular cadena de restaurantes Tartinery, en Manhattan (donde pasa parte del año), y actriz en ciernes (se está preparando para ello en Los Ángeles), Rountree atribuye su éxito profesional y esa disposición risueña con la que afronta todo a su condición isleña: “No hay estilo de vida ni educación más saludable que pasar los días al aire libre cuando eres pequeña”.Volver a residir en Mauricio fgura, claro, en sus planes de futuro porque, como dice, con su diversidad cultural y belleza natural “sería una estupidez no hacerlo”. Hasta que llegue ese momento, sigue empeñada en mantener las costumbres de su tierra allí donde se encuentre, aunque no siempre le resulte fácil:“En casa siempre desayunamos cocos frescos. Es algo que echo mucho de menos. En Nueva York puedo comprarlos, pero no, no es lo mismo”.
“Mis padres crearon para nosotros un pedacito de paraíso. Cuando estoy aquí, no me hacen falta más que un biquini y una camiseta. Tener cosas bonitas es agradable, pero es bueno ser consciente de que no las necesitas”