JUEGO DE DAMAS
«INTENTO DARLE a mi trabajo la importancia adecuada.Verlo más como un juego que otra cosa. Si cada vez que recibes un no en esta industria te lo tomas de manera personal, se acaba convirtiendo en una tortura. Por supuesto que es primordial estar motivada y comprometida con esta profesión, pero también lo es dar un paso atrás para poder ver todo con perspectiva», refexiona JuliaVan Os (Holanda, 1996). Modelo precoz –«Con 13 años me presenté a un concurso de una revista local sin más propósito que el de acompañar a una amiga mía y resulta que, para mi propia sorpresa, acabé ganándolo»–, esta holandesa de mirada felina y rasgos aristocráticos presume de haber tenido siempre los pies en la tierra. «Lo más importante para mí era acabar mis estudios de bachillerato. Cada vez estoy más segura de que mi decisión de no empezar a trabajar como modelo en serio hasta cumplir la mayoría de edad fue la correcta». Corría el año 2015 y los más de 40 desfles en los que participó en las semanas de la moda de NuevaYork, Milán y París de febrero de aquel año se convirtieron en el pistoletazo de salida de una carrera meteórica. «Ese ha sido hasta ahora el mes más loco de toda mi vida.Vivía en un apartamento enano en Manhattan con más modelos mientras recorría la ciudad con un mapa en la mano haciendo decenas de castings. Todo fue mucho mejor de lo previsto y de repente el trabajo de modelo se convirtió en mi modo de vida». Dos años, numerosas portadas y varias campañas publicitarias (Moncler, Calvin Klein o Alexander McQueen) después, la modelo holandesa disfruta de una posición privilegiada en una industria que, en su opinión, no solo premia la belleza: «Estamos rodeados de tanta belleza que esta llega a perder su signifcado. Para destacar necesitas algo más y considero que, aunque suene ñoño, ese extra viene de dentro. Ser buena persona es lo realmente importante». Mientras resuelve su futuro una vez deje esta profesión –«Sé que un día acabará pero no es algo que ahora me preocupe demasiado»–, Julia Van Os reparte su tiempo libre entre su perro, la pintura, la cocina y el yoga, disciplina a la que le gustaría dedicarse en un futuro. «Puede que sí pero quién sabe, cambio de opinión cada día», bromea.