Los esenciales de Sofía Paramio
Nos encontramos en una época en la que la moda se deja mimar por accesorios que homenajean retratos picassianos, estilismos que destacan por sus estridentes bloques de color –como los que propone Céline esta temporada– o los bodegones que todos veneran protagonizados por esculturas o tinajas –véanse las de Albert Riera o LRNCE (14)– que se mimetizan con zapatos y fores como el anthurium; febrero, el mes de ARCO o Just MAD, no podía obviar el fortalecimiento de la relación entre nuestra industria y el arte. Ahora, no hay frma que se resista al mármol y sus trazados multicolor (2), de hecho, el material protagoniza el mobiliario actual más recurrente en las tiendas de moda, prueba de un incipiente amor por las texturas naturales, a pesar de que Phoebe Philo ya lo hiciera hace unos años. Los bolsos adoptan formas geométricas que intuyen aires arty, como los de Nita Suri (6) o el modelo Anne circular de Mint & Rose, y las ilustraciones más famosas del street style, las de Donald Robertson, están reunidas en el nuevo lanzamiento de Assouline, el libro Donald: The Book (7). Las muestras de que el idilio entre estos dos mundos se estrecha más que nunca son palpables, además, en estampados (4) y tonalidades potentes (1) que recuerdan a las obras de artistas abstractos como Helen Frankenthaler. El mejor plan, por si quedaban dudas, es calzarse unas zapatillas blancas (5), hacerse con el vaquero perfecto (8) y lanzarse a pasear por las numerosas ferias de arte que nuestro país acoge este mes. La inspiración que emana de sus salas alcanzará nuestros armarios antes de que nos demos cuenta. Palabra.