ARCO, entre bastidores
Hablamos conalgunosdelos protagonistas de la feriaque cambióelarte contemporáneo en España, sobre surenovada energía en unMadriden plenoauge.
Estábamos en 1982 cuando nació ARCO. En España no existía nada relacionado con el arte contemporáneo, de hecho faltaban todavía diez años para que se fundara el Museo Reina Sofía. Pero fue todo un éxito. Aquel acontecimiento hizo que las instituciones creyeran más en el arte actual y, sobre todo, que la gente que no había entrado jamás en una galería descubriera qué era eso». Así recuerda Carlos Urroz, director de la feria desde 2010, aquellos inicios que vivió como adolescente. Igual que él, Íñigo Navarro, hoy al frente de la galería Leandro Navarro, fundada por su padre. «Yo era jovencito pero recuerdo ese ambiente festivo, ilusionante, que generó un movimiento cultural inmenso que ha sido fundamental para nuestro país», añade. «Yo recuerdo ir de pequeña y sorprenderme ante la gente tan diversa que encontrabas allí. Sin duda, ARCO ha jugado un papel brutal a la hora de hacer pedagogía sobre el arte en España.A pesar de los últimos años de crisis se han mantenido a fote porque han hecho un espléndido trabajo y ahora mismo es una feria que atesora mucha fama, en la que cada vez que se va se descubren cosas nuevas interesantes, tanto para el público como para los coleccionistas. El programa de charlas para profesionales es también impecable», cuenta la galerista Nerea Fernández. El año pasado, la creadora y primera directora de la feria, Juana de Aizpuru, rememoraba en un texto que redactó para Harper’s Bazaar el espíritu festivo del evento, impregnado de la locura de la Movida. «Urroz lo está recuperando y eso me parece muy bonito», decía el artículo que escribió para nuestras páginas. «Así es –coincide con ella el galerista Guillermo Romero Parra–. Después de una época más decaída se está recuperando la ilusión, se está incor porando a expositores internacionales y eso hace que los españoles también quieran participar. Hemos vuelto
«NO HACE FALTA TENER UN MILLÓN DE EUROS PARA COMPRAR ARTE. MUCHOS GRANDES COLECCIONISTAS HAN EMPEZADO POCO A POCO» CARLOS URROZ
a tener una feria posicionada en el primer nivel mundial», afirma. ARCO recibió en su última edición 100.000 visitantes, según la consultora Claire McAndrew, lo que la sitúa en el primer puesto en afuencia, seguida por Art Miami y ArtInternational Estambul. Existe el sentimiento generalizado de que la fer ia está ganando en prestigio, posicionamiento global y ventas. De hecho en las dos últimas ediciones se han recuperado hasta alcanzar los niveles de febrero de 2008, el año de gloria en púbico y compras que prece- dió al crack de 2009, cuando se cosecharon las cifras más bajas. No se trata solo de ARCO, se trata de Madrid. La ciudad vive una nueva edad dorada cultural y no son pocos los que están convencidos de ello. Dejando al margen el dato de que el museo más rentable de la capital es el del Santiago Bernabéu, sus principales pinacotecas, el Prado y el Reina Sofía, aumentaron sus visitas en los dos últimos años, mientras el circuito de galerías atraviesa un momento de eclosión, con una generación de jóvenes audaces e hiperactivos que le están dando un nuevo brío al panorama tradicional. Buena prueba de este ambiente es que existen varios proyectos internacionales para instalar aquí prestigiosas colecciones privadas de forma permanente. Es el caso de la turinesa Patrizia Sandretto Re Rebaudengo, que ha llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento para instalar durante los próximos 50 años su imponente selección de obras en la Nave 9 de Matadero, previa remodelación por parte de un arquitecto estrella. No es la única, y ahora mismo se están gestando otras operaciones de similar envergadura que, más que probablemente, llegarán a buen puerto. Conviene mencionar, además, que el pasado verano la deseada Fundación Nor man Foster abrió sus puertas en un palacete de la calle Monte Esquinza. «Madrid se encuentra en un momento de forma excelente a nivel institucional y se percibe en que existe un enorme interés en formar parte de ese tejido cultural», declara la subdirectora de ARCO, Maribel López. Jaime de los Santos, Consejero de Cultura,Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid, lo explica: «Hemos conseguido que Madrid vuelva a tener una entidad cultural que es la prolongación de la valía de nuestros creadores. Somos un país tremendamente rico en artes plásticas y escénicas, tenemos grandes artistas y no nos quedaba más remedio que poner energía y esfuerzo para que puedan trabajar», dice. Existen varios factores que han creado el caldo de cultivo. Manuel Segade
«MADRID VUELVE A TENER UNA ENTIDAD CULTURAL QUE ES LA PROLONGACIÓN DE LA VALÍA DE NUESTROS CREADORES» JAIME DE LOS SANTOS
dirige hoy el CA2M Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles, un espacio que se está labrando un importante prestigio a golpe de apostar con osadía por las últimas tendencias, marcadas por el videoarte y los lenguajes ‘performativos’. En la última edición de la Bienal de Venecia comisarió el pabellón español con un discurso en torno a los fujos de personas y el nomadismo actual. «Se está dando un relevo generacional importantísimo y se está produciendo una enriquecedora comunicación con autores anteriores. Las crisis generan que este diálogo sea más fácil y desde un mismo plano, sin que uno esté más elevado que otro. De aquí nace una interdisciplinariedad más natural, estamos en un momento en el que las artes escénicas se unen con el mundo de la publicidad, la moda, la arquitectura o la literatura. Existe más variedad de discursos, es muy estimulante». La artista Julia Spínola se alzó el año pasado con el premio ARCO 2017 con una pieza a caballo entre la escultura y la instalación y coincide en esta visión. «Vivimos un momento muy bonito de mezcla de diferentes disciplinas: el arte, la literatura, la poesía… Creo que como consecuencia del 15M se han formado cosas muy interesantes que se están viendo ahora». Su colega Cristina Lucas ha sido protagonista hace unos meses de una exposición de su obra reciente en la que crea una escenografía a base de mapas construyendo un discurso a caballo entre el arte, la cartografía, la denuncia y el estudio histórico en la sala Alcalá 31 de Madrid. «Esta ciudad ahora mismo es un cr isol, donde conviven magníficos artistas de aquí, pero también de otras regiones, además de muchos latinoamericanos. Cuando juntas elementos distintos surgen cosas nuevas y todo lo que se haga para que la gente de fuera venga y la de aquí salga es positivo para generar diálogos. El arte es algo que pretende hablar al mundo, no solo a tus amigos». Sin embargo, todos los galeristas presentes en este reportaje (y muchos otros) están de acuerdo en que el mercado español es insuficiente para sostener el tinglado y que sobreviven gracias a las ventas a extranjeros. La posición estratégica como puente de unión con una América Latina con un círculo de coleccionistas cada vez más ambicioso juega un papel crucial a la hora de convertir la ciudad en un lugar de referencia para adquirir obras. A esto se unen unos precios considerablemente más competitivos que en el resto de Europa o Estados Unidos. «Comprar arte no es un acto de fetichismo, es contribuir a que la rueda siga girando. Un artista no puede producir si no ingresa dinero y ellos están diciendo cosas que la sociedad tiene que escuchar. Hay que apoyarlos y debería generarse eso de manera más sencilla. En España tenemos artistas increíbles que en cualquier otro sitio tendrían más apoyo y precios más altos. Por eso la gente sigue viniendo a ARCO», explica Nerea Fernández. «No hace falta tener un millón de euros para comprar arte. Se puede comenzar comprando una obra porque te ha ido bien en el trabajo o te mudas de casa y muchos grandes coleccionistas han empezado así, poco a poco. Por eso la feria es un buen momento para ver, preguntar precios, comparar… Las galerías están ahí para eso», reconoce Carlos Urroz. Sin embargo, el modelo tradicional de venta en la galería se encuentra claramente en declive y hoy, el 60% de las ventas se realiza en ferias o en subastas. Estas últimas copan de cuando en cuando las noticias con cifras astronómi-
cas, aunque el precio medio de las obras que se adquirieron el año pasado apenas supera los 5.000 euros. «Desde las galerías intentamos romper esa barrera de cierto elitismo en torno al coleccionismo y tratamos de que la gente joven se acerque a las galerías. A todo el que venga a ver, curiosear y preguntar le recibimos encantados», dice Silvia Ortiz, de Travesía Cuatro. «A los galeristas lo que más nos gusta es que a una inauguración venga mucha gente diversa, estudiantes, curiosos… No nos hace más ilusión que vengan coleccionistas. Para nosotros es importante que se genere una comunidad en torno a la cultura que trascienda e influencie en la sociedad», expresa Guillermo Romero Parra. Con un mundo donde las ferias de arte nacen como setas, cabe preguntarse qué diferencia a esta de otras muchas. «Tiene un enfoque muy latinoamericano y también de intelectualidad. Intenta presentar a artistas que tal vez no son tan atractivos a primera vista, pero siempre se aprende algo», dice su subdirectora. Pero Madrid es mucho más que ARCO. El año pasado el impacto de la feria se cifró en 100 millones de euros y durante el mes de febrero se celebran ya una cantidad de eventos artísticos paralelos que supera la docena (las ferias Drawing Room, JustMAD, Art Madrid, Urvanity, Supersimétrica…). Jaime de los Santos lo explica: «ARCO es el evento más grande, pero se enriquece con otras muchas cosas de manera que, al final, venir a Madrid en febrero se convierte en toda una experiencia». Q