Harper's Bazaar (Spain)

Gaia Repossi es una joya

GAIA REPOSSI ha revolucion­ado la alta joyeria con unos codiciados disenos que reflejan las vidas y anhelos de las mujeres actuales.

- Por Clare Maclean Fotografía de Jeremy Everett

El pendiente fue la estrella de los desfles de otoño/invierno 2017. Desparejad­o, hasta el hombro, esculpido orgánicame­nte o de gran tamaño, las piezas expuestas eran la culminació­n del creciente deseo que sienten los millennial­s por las joyas únicas. Echémosle la culpa a la necesidad de tener accesorios dignos de Instagram. O quizás, al contrario, a medida que el mundo de la moda gira cada vez a más velocidad las mujeres se sienten más seguras invirtiend­o en algo que va a durar años y no unos meros meses. De cualquier manera es difícil creer que hace poco más de una década la joyería no fuese considerad­a como una parte importante de la moda. «Cuando empecé, las revistas de moda no querían sacar joyas en sus reportajes. No eran imprescind­ibles para entender su mensaje», afrma la joyera Gaia Repossi. La directora artística y creativa de Repossi conversa conmigo desde su ofcina en París, una semana antes de mostrar por primera vez su colección Two Works durante la semana de la alta costura. Este año se cumple una década desde que Gaia, por aquel entonces con 21 años, tomase de las manos de su padre Alberto (que a su vez había heredado la compañía de su padre, Constantin­o) las riendas de un negocio familiar fundado en 1920, y comenzase a revolucion­ar el mundo de la alta joyería al atender los deseos de la progresist­a mujer contemporá­nea. El término ear cuf es en la actualidad común dentro del mundo de la joyería, pero fue Gaia quien revivió el concepto en 2011 para esta nueva audiencia. En su momento parecía algo totalmente nuevo pero, como otras muchas de las piezas de la marca, este tipo de pendiente aparece en obras de arte clásicas desde Grecia hasta la India, y son un refejo de su interés por la arqueologí­a y la antropolog­ía, materias que cursó como complement­o a sus estudios de Bellas Artes en la École des Beaux-Arts de París. No es necesario decir que el arte, la arquitectu­ra y la escultura (en especial las obras de Franz West,Wolfgang Tillmans, Le Corbusier, Cy Twombly, Anne Imhof y Rem Koolhaas, este último diseñador de la tienda de Repossi en la parisina Place Vendôme) ejercen también una gran infuencia en su obra.Al igual que lo hace su pasión por viajar. «En un momento dado viajaba por la India y observaba a las mujeres nómadas, tan elegantes con sus brazaletes y joyas por todo el cuerpo, que pensé que la gente de mi generación no sabemos ponernos joyas y ser elegantes.Ya no tenemos identidad», recuerda. Gaia lo achaca a lo que ella defne como el período ³

«Cuando empecé, las revistas de moda no querían sacar joyas en sus reportajes. No eran imprescind­ibles para entender su mensaje»

«Aveces nuestras creaciones no son especialme­nte bellas en un bodegón, por separado. Pero una vez puestas, cobran sentido»minimalist­a de Helmut Lang en los años 90, durante el cual, para un afcionado a la moda, era innecesari­o llevar joyas. Cuando asumió el negocio familiar su objetivo era centrarse claramente en una estética más conceptual para así atraer a mujeres de cualquier edad: «Pensé que era una pena que la joyería se viese únicamente como una inversión en diamantes y que el diseño se dejase a un lado». Hoy sus coleccione­s Berbere Module y Serti sur Vide, que refejan su estilo opulento pero refnado, se reconocen al instante y son populares tanto en las revistas de moda como entre las estrellas de la alfombra roja, incluyendo a Tilda Swinton y Emma Stone. Gaia opina que el atractivo de sus piezas radica en una visión holística del diseño. «No las colocamos en partes concretas del cuerpo para llamar la atención –explica–. Las ponemos ahí para alargar el cuello o para crear proporcion­es interesant­es, por ejemplo.A veces nuestras creaciones no son especialme­nte bellas en un bodegón, por separado. Pero una vez puestas, cobran sentido». La propia Gaia es su mejor carta de presentaci­ón, ya que lleva gran variedad de sus piezas, como el anillo Berbere. «Pruebo muchos prototipos porque antes de que salgan a la venta quiero ver cómo sientan una vez puestos, así que ahora mismo llevo un modelo que me encanta y que saldrá en octubre –comenta–.Y también llevo un anillo muy especial que tiene 12 flas y se mueve un poco. Es negro, alargado y muy bello. Además es único porque resultó demasiado complicado llevarlo a producción. Estaré más contenta con él cuando haya hecho más estudios técnicos». Crear joyería es por supuesto un proceso mucho más lento que el textil. Desarrolla­r una de sus coleccione­s suele llevarle entre 12 y 18 meses, mientras que un diseñador de moda puede sacar cuatro coleccione­s al año. «Mi trabajo representa una lección de humildad porque es un arte llevado a la práctica –asegura–.Te recuerda constantem­ente que solo te conviertes

en joyera con el paso del tiempo. Es un proceso muy lento aunque tus ideas quieran ser revolucion­arias». Pero al igual que con las culturas clásicas, las artes y la arquitectu­ra, Gaia siempre tiene un ojo puesto en el mundo de la moda. «Para mí es como un despertado­r –dice–. Es como ‘Vaya, eso es el futuro y ya no estoy de moda’. Me gusta saber si mis joyas están acordes con lo que se llevará en el futuro. Quiero que las mujeres que compran la moda más innovadora puedan tener también unas joyas que les sirvan. No quiero ir retrasada». No sorprende entonces que vista de los diseñadore­s que considera más relevantes. «Sigo el trabajo de Nicolas Ghesquière desde que tengo 17 años, fue un amor a primera vista –confesa–.Y en Louis Vuitton conserva su energía. También me gusta la mujer Loewe, quiere ser algo más que una persona bella, tiene también un toque intelectua­l, además la calidad de las prendas es excepciona­l. Me gusta la evaluación constante de la feminidad que hace Phoebe Philo [en Céline], y la rotura con lo convencion­al de Demna Gvasalia [en Balenciaga y Vetements]. Creo que pone todo en duda. Es más que el diseño de las prendas, es su visión del lujo lo que me resulta interesant­e». Si hay un nexo de unión entre todos estos diseñadore­s es la idea de que lo que quieren las mujeres actuales es diverso y está lleno de matices.Y como la última década ha demostrado, mantener el statu quo no es una opción, y eso es algo de lo que Gaia es consciente. «Para mí las mujeres actuales, con una cierta educación o ciertas responsabi­lidades o simplement­e con un pensamient­o moderno, son mujeres que cuestionan su feminidad y su igualdad con los hombres –defende–. La joyería para mí no debería ser demasiado glamurosa o femenina. No es el mensaje adecuado. Las mujeres no son objetos y no compran objetos solo porque quieran ir guapas, hay mucho más. Eso es lo que intento expresar con mi propia joyería». Q

«Las mujeres no son objetos y no compran objetos solo porque quieran ir guapas, hay mucho más. Eso es lo que intento expresar con mi propia joyería»

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De izda. a dcha., Gaia Repossi a la salida del desfile de Vetements; durante la Semana de la Moda de París Alta Costura otoño/invierno 2017-18; con vestido de Loewe, y con look de Prada.
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