Harper's Bazaar (Spain)

COSAS DE PALACIO

- Por Beatriz Moreno de la Cova. Fotografía de Greg Kadel Entrevista de Alberto Pinteño

De princesas y primeras veces. PAULINE DUCRUET, digna heredera de su madre, la princesa Estefanía de Mónaco, abandera la nueva generación de ‘New Royals’ del siglo XXI. En su primer posado confiesa en exclusiva a HARPER’S BAZA AR qué significa pertenecer a una de las sagas más famosas del mundo y cómo la vida la ha llevado a conseguir su sueño, ser diseñadora de moda. Pasen y lean.

«PERTENEZCO A UNA FAMILIA donde, aparenteme­nte, todo debe ser majestuoso, solemne, regio… Príncipes y princesas. Pero mi madre me enseñó un camino: ‘Lo más importante en tu vida es elegir aquello que te haga feliz, el trabajo que decidas llevar a cabo debe aportarte felicidad, de esta manera te despertará­s cada mañana con la alegría de estar en paz contigo misma. Persigue tus sueños’.Y aquí estoy hoy, frente a ti, hablando de moda y diseño, de mi línea de ropa. He alcanzado mi sueño…». El mismo día que el Parlamento Europeo aprobaba el ingreso en la Unión Europea de Finlandia, Noruega, Austria y Suecia; o Isaac Rabin y Yasir Arafat frmaban el acuerdo de creación de la primera entidad palestina en Gaza y Jericó, o aquella mañana en la que Almodóvar atacaba en Nueva York el sistema censor de Estados Unidos en la presentaci­ón de su película Kika, nacía Pauline Grace Maguy Ducruet Grimaldi. Era 4 de mayo de 1994 y Su Alteza Serenísima la princesa Estefanía de Mónaco acababa de dar a luz a su segundo hijo. Llegó al mundo en el hospital que lleva el nombre de su abuela, Princesa Grace, y en homenaje a ella le dieron su segundo nombre de pila. Ese día fue festa en el principado y sonaron las salvas. Un año después, la princesa Estefanía contraía matrimonio con el que era su guardaespa­ldas y padre de sus dos hijos, Daniel Ducruet. En ese momento, Pauline se convertía en la octava en la línea de sucesión al trono monegasco. Para entonces, el boato y la solemnidad ya estaban fuera de la vida de la princesa Estefanía, por lo que Pauline y su hermano Louis disfrutaba­n de una existencia poco habitual en una Familia Real. «Mi madre siempre nos educó por igual, no asistíamos mucho a los eventos ofciales e intentó que fuéramos una familia de lo más normal. Esa es nuestra fuerza, que pase lo que pase en nuestro círculo familiar nosotros siempre estaremos unidos», afrma. No estamos sentados en el Yacht Club de Mónaco, ni en el palacio del principado. Tampoco en un lugar recóndito de la Costa Azul bajo un sol de justicia. El termómetro marca ocho grados bajo cero y nos encontramo­s en los míticos Milk Studios de Nueva York. Son las siete de la tarde pasadas y Pauline ha mantenido el tipo durante una larga sesión de fotos. Es la primera vez que acepta salir en un editorial de moda de una revista, pero «es un buen momento». Atrás quedaron aquellos días en los que la perseguían para captar una instantáne­a suya. «De pequeña para mí ser un personaje público fue muy complicado, me preguntaba por qué la gente nos seguía en la calle, no lo entendía. Llegué a pensar que los paparazzi eran malvados. Hoy en día es diferente. Estoy obligada a tener una mente más abierta hacia los medios, porque lo necesito en todos los sentidos y me ayudarán a crecer más», asegura con su voz sensual y una perfecta dicción del francés mientras da un último sorbo a su taza de café negro. Hoy, Pauline tiene 23 años y tras pasar por el famoso Istituto Marangoni de la moda, en París, decidió trasladars­e a Nueva York, donde trabajó varios meses como asistente de estilista y fue becaria en Louis Vuitton. De ahí se convenció de que lo suyo era la creativida­d y quiso dar rienda suelta a su imaginació­n, por lo que estudió Diseño de Moda en la Escuela Parsons de Manhattan. Recién graduada lanzó la que es su primera frma de moda, Altered Designs. «Formar parte de la monarquía es complicado, pero no lo veo como una barrera. Al contrario, busco el punto positivo para poder mostrar quién soy. No olvidemos que la familia principesc­a siempre fue muy moderna: mi abuelo Raniero se casó con una actriz; mi madre estuvo a la vanguardia de todo… A veces creo que esta modernidad ha hecho algo muy bueno en mí, pues me inspira para

«MI MADRE ES MI MODELO, MI ÍDOLO, UNA MUJER QUE ESTUVO A LA VANGUARDIA; FUERTE A PESAR DE TODO LO QUE HA VISTO Y VIVIDO. SIEMPRE HA HECHO LO QUE HA QUERIDO»

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