Miren Arzalluz conquista París
MIREN ARZALLUZ, primera española en dirigir el Palais Galliera de París, uno de los museos de moda más importantes del circuito internacional, refexiona sobre el papel de esta disciplina en el ámbito de la cultura (y de la vida).
El pasado mes de junio se anunciaba la salida de Olivier Saillard del Palais Galliera de París, museo que dirigía desde mayo de 2010 y al que en menos de siete años había convertido en uno de los centros de moda más importantes del panorama internacional. Seis meses después de esta renuncia, una española, Miren Arzalluz (Bilbao, 1978), se coloca al frente de este organismo francés con el objetivo de mantener el prestigio adquirido y continuar el legado de su predecesor; una ardua tarea a la que esta investigadora y comisaria se enfrenta desde la humildad y el trabajo duro que siempre han caracterizado su carrera profesional. Licenciada en Historia por la Universidad de Deusto, Miren es dueña de un currículo tan vasto como abrumador en el que se incluyen instituciones como el museoV&A de Londres o el Instituto Cultural Vasco, y que encuentra su punto álgido en los siete años, desde 2006 hasta 2013, que esta dedicó al Museo Cristóbal Balenciaga de Guetaria. Una trayectoria brillante, con un no menos brillante último capítulo, para una joven a la que esta disciplina le pilló de improviso.
PREGUNTA: Te licenciaste en Historia por la Universidad de Deusto y después hiciste un máster en política comparada en la London School of Economics, ¿qué te guió a la moda? RESPUESTA: Lo mío con la moda fue un fechazo intelectual que llegó tarde porque no tenía una relación previa con ella, no es algo que yo hubiera experimentado de forma especial en mi vida. Es en Londres donde empieza a introducirse el estudio de la moda desde la perspectiva histórica y donde yo la descubro mientras estudio política. Nunca nadie antes me había hablado de que existía esta opción, así que no fue hasta ese momento cuando me di cuenta de lo fascinante que sería abordarla desde el punto de vista académico. Descubrir eso que me apasiona, que me mueve, lo que hace que trabaje con pasión y sin descanso, fue una liberación. P: ¿Alguna vez imaginaste que aquel giro de guión te llevaría a dirigir el Palais Galliera? Un sueño para cualquier historiador de moda… R: Todo ha sucedido de manera orgánica. Cuando me enteré de que Olivier Saillard había dejado su puesto y se abría un proceso de selección, yo estaba en otro proyecto muy ilusionante, dirigiendo
el Instituto Cultural Vasco. Me costó mucho decidirme a echar la solicitud y lo hice muy tarde, pero pensé que si no lo hacía me iba a arrepentir toda la vida. También pensé que era casi imposible que yo fuese la elegida porque es un museo público francés y por mucho que tengas un buen currículo y presentes un buen proyecto, no siendo francesa, era mucho más difícil. P: Y aun así fuiste la elegida. ¿A qué retos te enfrentas? R: Muchos de ellos los heredo.A mi llegada ya se habían tomado decisiones estratégicas fundamentales como la de acometer una gran obra en el museo para duplicar el espacio expositivo con el objetivo de organizar una exposición permanente que hasta ahora no existía, ni en este museo, ni en ninguno de París. Así que ahora mismo este es el gran reto de los próximos meses, porque tenemos que lograr que sea algo muy atractivo y dinámico. P: Además de continuar con proyectos ya en marcha, ¿cuál será tu aportación a esta institución? R: En este museo se han hecho las cosas muy bien en los últimos años, por lo que no hay ningún motivo para romper con nada de lo anterior. La disciplina es joven y tiene todavía mucho margen para crecer y consolidarse, y en eso estamos. En el futuro me gustaría profundizar en las relaciones internacionales, hacer más proyectos de forma colaborativa con otros museos fuera de Francia, y reforzar los vínculos con las universidades. Porque no nos olvidemos de que un museo no debería ser solo un organizador de exposiciones, sino también un generador de cultura. P: Olivier Saillard ha revolucionado las reglas del comisariado de moda y ha convertido el museo en punta de lanza de esta disciplina. ¿Pesa su legado o es una ayuda? R: Las dos cosas. Cuando hay alguien que ha hecho un trabajo tan espléndido antes que tú, siempre es una responsabilidad. Mantener la posición a la que él y su equipo han llevado este museo es un gran reto y claro que pesa, pero cada uno tiene su estilo e inten- taré estar a la altura. Heredo con orgullo su legado y solo espero darle la continuidad que se merece. Además es un colega con el que tengo una relación excelente y sé que cuento con su apoyo. P: En los últimos años se está experimentando un interés creciente por las exposiciones de moda, ¿a qué crees que se debe? R: La moda es algo que sentimos muy cercano.Todos nos vestimos y tomamos decisiones con respecto a nuestra apariencia cada día. Esto hace que el interés por esta disciplina sea más alto que el de otras expresiones creativas o artísticas. P: ¿Consideras que todavía existen prejuicios entre los académicos? R: La etiqueta de frivolidad que nos rodea es algo contra lo que, los que nos dedicamos a esto, seguimos luchando. La moda es un fenómeno complejo que engloba muchas expresiones, desde la creativa a la cultural, la sociológica o la política, y es nuestra responsabilidad, a través del rigor y del estudio académico en universidades, cambiar esa percepción. P: ¿La moda es arte? R: Con esa pregunta jamás vamos a llegar a ninguna conclusión. Es cierto que hay creadores cuya visión se acerca mucho a la de un artista y cuya obra se puede comparar a un objeto de arte. Pero de ahí a decir que la moda es arte es generalizar demasiado. La moda es un fenómeno muy complejo que va más allá del arte.
«D ecir que la moda es arte es generalizar demasiado. La moda es un fenómeno muy complejo que va más allá del arte»