MEMORIAS DE ÁFRICA
Todo el que haya leído a Isak Dinesen o visto su apasionante idilio con KENIA en la adaptación al cine de ‘Memorias de África’ habrá sentido el embrujo de esta tierra salvaje e infinita. Una travesía hacia la paradisiaca isla de ZANZÍBAR es el colofón perfecto para una
aventura inolvidable.
Antes incluso de aterrizar en la pequeña pista en pleno Masái Mara, al sudoeste de Kenia y que constituye una de las mayores reservas naturales de África, se puede apreciar a través de la ventanilla de la avioneta un gran grupo de cebras trotando en perfecta sincronización. Se ven a poca distancia manadas de elefantes y jirafas. La vida salvaje parece ignorar nuestra presencia durante los 40 minutos que tardamos en llegar al albergue, subidos a un todoterreno Land Cruiser descapotable sin otro vehículo a la vista, atravesando llanuras amarillas y verdes sobre las cuales observamos desde primera fla un asombroso safari de bienvenida, un verdadero documental de naturaleza en directo. Nos detenemos ante la fascinante escena de una manada de 20 leones alimentándose de un facóquero. La captura tuvo lugar hace horas, explica el guía. La leona es la cazadora, aunque el macho es el primero en alimentarse antes de compartir la comida con el resto de la familia. Un cachorro intenta coger un poco de carne pero es rápidamente puesto en su lugar por un movimiento de zarpa y un rugido intimidante. Al llegar al campamento Bateleur Camp de andBeyond, situado entre los bosques en el mismo flo del Masái Mara, nos encontramos ante un lujoso complejo de ensueño.Tras una reciente renovación, la atención al detalle es impecable. Con una cama tapizada en cuero, suelos de madera, papel de pared que se asemeja a los viejos mapas de los exploradores y un baño con bañera de cobre así como una ducha descubierta, nuestro aposento rememora con nostalgia el glamour de la vieja África de los días de Karen Blixen, emulado en la gran pantalla por Meryl Streep y Robert Redford en Memorias de África (de hecho, la última escena de la película se rodó cerca del Bateleur Camp). Los esfuerzos por alcanzar un lujo excelso van más allá de las habitaciones mismas. En el complejo no hay ni una sola botella de plástico, un ahorro ecológico signifcativo si se tiene en cuenta que no sería descabellado un consumo mensual de 10.000 de ellas. En su lugar se emplean envases de vidrio reciclado que se esterilizan y llenan a través de un sistema de fltrado en la misma fnca. Esta iniciativa de cero botellas de plástico se verá aplicada en todas las propiedades de andBeyond dentro de los dos próximos años. Con 29 albergues y campamentos de lujo por toda África, cubriendo más de tres millones y medio de hectáreas y 2.000 kilómetros de costa, andBeyond es una compañía puntera en la conservación de la naturaleza, que redefne el tradicional safari en respuesta a la disminución en los últimos años de la vida salvaje. «El turismo es un fuego, y el fuego puede quemar tu casa o calentarte la comida y darte calor», explica Les Carlisle, reputado ecologista y director de conservación de andBeyond. «En el caso de Kenia el turismo debe ser controlado y medido correctamente para evitar un impacto negativo. Un turismo sin planifcación ni supervisión daña, sin duda, los esfuerzos de conservación. Un turismo
«E l turismo es un fuego, y el fuego puede quemar tu casa o calentarte la comida y darte calor» LES CARLISLE
controlado, planeado y gestionado es una muleta que sustentará en perpetuidad la naturaleza». En sus 27 años en andBeyond, Carlisle ha recolocado más de 40.000 cabezas de ganado como parte de un esfuerzo destinado a revertir su extinción en ciertas áreas. Considerado un pionero en este campo, ha desarrollado técnicas para transportar a lugares seguros a elefantes acosados por los furtivos y por hábitats en peligro. Fue el primero en usar sedantes para que leones de diferentes grupos se acostumbrasen unos a otros antes de ponerlos en libertad, y en transportarlos en avión a Ruanda para revertir su extinción a nivel local, de donde habían desaparecido 20 años antes. «Soy uno de esos privilegiados que ha hecho exactamente lo que ha querido cada día de su vida», afrma Carlisle, viva representación del aventurero defnitivo. «Vi huellas que se dirigían a un canal de riego –recuerda–. Quise saber cómo era de profundo. Bajé del coche y aparté la vegetación, y en la base del canal, que medía unos 15 metros de ancho, divisé tres pequeñas bolas de pelo, que resultaron ser cachorros de león de tres o cuatro días de vida.Y cuando no vi a la madre supe que estaba en peligro. Llegó al galope por detrás, directa hacía mí. Solté los arbustos y retrocedí rápidamente, atravesó los arbustos, rugió y escupió en mi dirección. Di dos pasos hacia atrás, ella uno hacia delante, hasta que choqué con el coche. Entré, cogí mi rife y entonces tuve la confanza para enfrentarme a ella. Notó mi cambio de actitud. Estaba literalmente a cuatro metros del coche, rugiendo, escupiendo y golpeando el suelo, y cuando sintió que me alejaba de ella y que no era una amenaza, escupió una vez más y corrió hacia sus crías». Impertérrito ante estos aterradores encuentros, Carlisle es también fundamental en otro proyecto de andBeyond con Rhinos Without Borders, iniciativa destinada a reubicar en lugares seguros a 100 rinocerontes en peligro por los furtivos animados por el valor de sus cuernos en el mercado negro, estimado en 50.000 euros, más que el oro o los diamantes. Se están trasladando dichos mamíferos a Botsuana, donde la caza furtiva es en la práctica inexistente, con la esperanza de crear un nuevo núcleo reproductivo para la especie. Estas batallas conservacionistas prosiguen con el apoyo del turismo sostenible y algunas manadas han crecido en el Masái Mara de Kenia o en el Serengeti de Tanzania, una región defnida por la odisea anual de la migración entre ambos países de casi millón y medio de ñus que persiguen las lluvias en búsqueda de agua y pasto, y que cubren cerca de 1.500 kilómetros de distancia. Tras volar 70 kilómetros llegamos al campamento Klein de andBeyond, situado en la falda de una colina en un terreno privado de 4.000 hectáreas con vistas al Serengeti, donde vemos a través de las ventanas de la habitación unas jirafas que grácilmente mordisquean la copa de una acacia, evitando así las espinas que pueblan el resto del árbol. La alternancia de anochecer y amanecer revela las asombrosas 70 especies de mamíferos y 500 especies de pájaros que habitan la región, como el avestruz, que evita a los leones corriendo a 80 kilómetros en zigzag, o el cálao terrestre sureño, pájaro que anuncia con su característico canto la llegada de las lluvias. Nuestro guía, que compara su entrenamiento con el programa de televisión Supervivientes, no deja de asombrarnos con su vasto conocimiento de la fauna y la fora, y nos indica qué plantas alivian el dolor de garganta y qué ramas usan los masáis como cepillo de dientes. En coche camino de una comunidad masái cercana vemos los restos de un impala colgando de las ramas de un árbol. Nuestro guía lo identifca de inmediato como obra de un leopardo, que aleja así a
su víctima de las garras de otros depredadores.Tras estudiar la zona, vemos las puntas negras de las orejas de un leopardo entre la maleza a unos escasos 5 metros de nuestro vehículo, pero el felino desaparece en segundos. La escuela masái que visitamos está aún en construcción, fnanciada por la Africa Foundation, una organización no gubernamental que trabaja junto a andBeyond y las comunidades locales. Para asegurar una presencia habitual de estudiantes se están añadiendo dormitorios, ya que a menudo tienen que volver a su casa si de camino al colegio se encuentran con animales salvajes, un recordatorio de que en África a veces lo salvaje marca aún las reglas. Unas horas después, ya de retorno al campamento, el leopardo sigue subido al árbol, observando el panorama, reclamando su captura y reinando aún sobre la sabana. Cambiamos de escenario y tras un trayecto de 40 minutos a través de la isla de Zanzíbar, conocida en su momento por ser el último mercado de esclavos del mundo, pero hoy en día célebre por sus especias y el exotismo que su nombre evoca, llegamos a una playa al norte llena de dhows, el tradicional barco velero de la región. Surcamos sobre las diferentes tonalidades turquesas del océano Índico en un barco de dos motores que en 10 minutos nos lleva a nuestro destino, Mnemba, una isla privada donde nos reciben de inmediato los empleados portando cocos repletos de su refrescante agua. Arenas blancas, diversos tonos de azul y unos pocos veleros de madera de los pescadores locales dominan la vista desde la cabaña hecha con ramas de cocotero y maderas de manglar, elegantemente decorada con sofás y sillas tapizadas en blanco. Hay solo 10 cabañas en la propiedad de andBeyond en Mnemba, donde los huéspedes caminan a menudo descalzos en un escenario de puro lujo y tranquilidad. Cuenta incluso con un mayordomo que cumple todos tus deseos y necesidades, desde lecciones de submarinismo a una cena con velas en la playa. Las tortugas marinas verdes, en peligro de extinción, han adoptado este paraíso como lugar protegido para reproducirse. Siguen su instinto y cada año nadan miles de kilómetros en su viaje de retorno ya como adultas para plantar sus huevos en las playas en las que nacieron.
Con la creación de la ONG Oceans Without Borders y con otras dos propiedades en el océano Índico, andBeyond asume la tarea de conservar 2.000 kilómetros de la salvaje costa de África y conectar el turismo con la conservación ecológica. Un programa de etiquetado de tiburones frente a la costa de Mozambique recaba información que comparte luego con organizaciones científcas; allí, entre 20 y 50 tiburones, principalmente hembras embarazadas, se reúnen dos veces al año para dar a luz. Los recién nacidos crecerán protegidos durante los primeros meses antes de explorar otras aguas. Otro objetivo del proyecto es estudiar el arrecife de coral, ya que las crecientes temperaturas del agua por el calentamiento global provocan su blanqueamiento, un fenómeno por el que el coral expulsa algas, su principal fuente de energía, lo que provoca que se muera y el arrecife se desintegre. «En los dos últimos años hemos perdido el 50% de la Gran Barrera de Coral. Es una superfcie igual al tamaño de algunos países», afrma Tessa Hempson, ecologista y directora de operaciones de Ocean Without Borders. «La gente quiere saber si pueden reponerse. La restauración del coral es un gran objetivo. Los océanos corren más peligro que nunca por los aviones, la contaminación y el calentamiento global, pero también hay más conciencia y más impulso para el cambio. La contaminación marina es un gran problema y ahora recibe la atención de todo el planeta». Uno de los principales socios de Oceans Without Borders lidera también la campaña Plastic Planet para reducir el uso de plásticos, peleando para tener espacios sin dicho material en los supermercados, y que logró una gran victoria este año cuando se presentó en Ámsterdam el primer pasillo de supermercado sin plásticos del mundo. La concienciación sobre el plástico sigue avanzando. En agosto del año pasado, el gobierno de Kenia aprobó una ley por la que los kenianos que produjesen, vendiesen o incluso usasen bolsas de plástico podrían ser castigados con hasta cuatro años de cárcel y multas de 30.000 euros. LaVolvo Ocean Race, patrocinada por una importante empresa automovilística, ha unido esfuerzos con la organización de medio ambiente de las Naciones Unidas y usará sus paradas en los principales puertos del mundo para aumentar la concienciación sobre el daño que causa la basura marina. «Los problemas del mar son cada vez más conocidos y están de moda, y es más fácil lograr fnanciación», dice Hempson. En una expedición de submarinismo, la ecologista nos señala una colorida y vívida muestra de algunas de las 400 especies marinas que se han identifcado en las aguas de Mnemba, que cuenta aún con un arrecife de coral impoluto. Un grupo de delfnes locales nadan alrededor del bote, un gentil recuerdo de todo lo que tenemos que proteger.
Z anzíbar fue el último mercado de esclavos del mundo, pero hoy en día es célebre por sus especias y el exotismo que su nombre evoca.