El bolso de Cult Gaia que ha cambiado Instagram

«La moda actual se basa en las tendencias y yo no tenía nada que ver con estas. Me costó tiempo educar el ojo de mis clientes»

«ME GUSTAN LAS PIEZAS QUE inician conversaciones.Y eso siempre pasa cuando llevas el bolso Ark. La gente te para y te pregunta de qué marca es, dónde lo has comprado…», sostiene Jasmin Larian (Los Ángeles, 1988). Fundadora y directora creativa de la frma norteamericana Cult Gaia, Jasmin siempre supo que la moda sería un pilar fundamental en su vida: «Mi madre es diseñadora y mi padre es el creador de las muñecas Bratz. Crecí rodeada de aquellos diseños hechos a pequeña escala. Me parecía lo más cool del mundo. Nunca pensé en dedicarme a otra cosa».Tan claro lo tenía que, en 2012, con tan solo 24 años y una vez fnalizados sus estudios de diseño de moda y comercio internacional en el Fashion Institute of Technology de Nueva York, Jasmin fundó esta frma, ahora global, cuyos inicios estuvieron ligados a unas coronas de fores. «Aunque puedas pensar que aquellos turbantes no tienen nada que ver con lo que la marca es a día de hoy no es así. Igual que mis bolsos, y ahora mi colección de ready-to-wear y de zapatos, aquellos diseños siempre se convertían en el centro de atención.Y es esta la flosofía con la que trabajo desde el principio y que defne Cult Gaia», concede. Espoleada por sus amigos y conocidos, aquel hobby se convirtió en la semilla de un proyecto que, aunque hoy disfrute de un éxito a nivel internacional, tardó varios años en despegar: «Desde que diseñé el bolso Ark hasta que alguien lo compró pasaron más de dos años. La moda actual se basa principalmente en las tendencias y lo que yo hacía no tenía nada que ver con estas. Me costó tiempo educar el ojo de mis clientes». Fabricado con bambú, de formas arquitectónicas y dueño de una cuidada estética vintage, aquel bolso imposible –no se puede colgar y deja ver el interior, por no hablar de su fragilidad– revolucionó las redes sociales para pasar a convertirse en uno de los accesorios más deseados del pasado verano. Después llegarían las piezas de bisutería, la línea de ropa y los zapatos, lanzados hace dos meses y en exclusiva con Net-a-Porter: «Empecé con accesorios pero desde el principio tuve claro que quería una marca global. Siempre me he hecho mi ropa, así que fue una transición orgánica. Además quería controlar con qué eran fotografados mis bolsos». De precios comedidos –sus bolsos se pueden encontrar por 150 euros– y respetuosa con el medioambiente –«Tenía la necesidad moral de no contribuir a la contaminación de la industria textil, por eso todas las prendas se hacen con sobrantes de tejidos que de otra forma acabarían en la basura»–, Jasmin defende la suya como la fórmula del futuro: «El lujo ya no es comprarse un bolso que supere los mil euros. Las mujeres buscan diseños bonitos, bien hechos y respetuosos con nuestro planeta. Solo aquellas firmas que se conciencien de esto sobrevivirán».