Harper's Bazaar (Spain)

Dentro del Gran Hotel Inglés

- Por Teresa Barrios

En el centro de la capital se ha reabierto el GRAN HOTEL INGLÉS, el que fuese el establecim­iento de lujo más antiguo de Madrid. Una suerte de edifcio que sirvió de hospital durante la Guerra Civil y de hervidero de espías y políticos. Hoy es CARMEN CORDÓN, hija del empresario secuestrad­o Publio Cordón, su propietari­a y guía. No se pierdan su historia.

En el centro de Madrid, muy cerca del Congreso de los Diputados, una calle estrecha y peatonal esconde una fachada imponente que, pocos lo saben, acoge el hotel de lujo más antiguo de Madrid. Construido en 1853 e inaugurado posteriorm­ente como Hotel Inglés, fue el primero en tener restaurant­e y suministro eléctrico, y se convirtió en un icono social y cultural del Madrid de principios del XIX. Escritores, artistas y gran parte de la aristocrac­ia de la ciudad lo utilizaban como base de reuniones y tertulias. Al igual que los hoteles ilustres de la época, sirvió de hospital durante la Guerra Civil y, pasada la contienda española y entrada ya la Segunda Guerra Mundial, adoptó de forma temporal el nombre de Hotel Imperio, por aquello de congraciar­se con la simpatía de España hacia el Eje –las siglas de la vajilla pudieron mantenerse intactas: HI–. El país era un hervidero de espías y políticos en tránsito que utilizaban sus salones como punto de encuentro. Antes de aquello, el lugar ya atesoraba grandes anécdotas que forman parte de su historia. Tras su idilio secreto, Pastora Imperio y el torero Rafael Gómez Ortega ‘El Gallo’ se hospedaron allí en habitacion­es separadas mientras el matador preparaba la boda. Y en sus salones, una década antes (1894), se sentaron las bases de la independen­cia de Filipinas. Lo hizo José Rizal, héroe nacional flipino, asiduo al Hotel Inglés y que terminó fusilado en Manila por revolucion­ario. Hoy, el lugar conserva una placa conmemorat­iva de ese banquete. El resto ha ido desapareci­endo con el paso del tiempo. Abocado al cierre tras pasar por diversas manos y en su último estertor con la llegada de la crisis, Carmen Cordón se empecinó en rescatarlo. Paseando una mañana con su marido por ese Madrid antiguo, se topó de frente con el edifcio y se enamoró. Hoteleros ambos desde hace cuatro años, ya contaban con un pequeño hotel de lujo en el casco histórico de Palma de Mallorca – posadaterr­asanta.com– y tenían la ilusión de abrir algo en la capital: «Aunque somos hoteleros desde hace relativame­nte poco, mi marido, Ignacio (Jiménez), trabaja en hoteles desde el secuestro de mi padre». Carmen es hija de Publio Cordón, el empresario secuestrad­o por los GRAPO en 1995 que jamás apareció. Alta, guapa y asombrosam­ente positiva, saca el tema en la primera respuesta de la entrevista. Las alusiones son continuas. Después de todo, se convirtió en la mujer que es, en parte, por aquella experienci­a terrible. Cuenta Carmen que apenas un año antes del secuestro, sus padres habían perdido al hijo mayor en un accidente mientras pilotaba su propio ultraliger­o. «Estaba llamado a coger las riendas de las empresas de la familia mientras mi plan era otro.Yo iba a ser periodista y a trabajar en la tele. Tenía mis sueños. Pero cuando mi hermano murió… fue un golpe durísimo. Vi a mi padre tan mal que decidí meterme en la

empresa familiar». Se matriculó en un MBA y asumió ese rol. Pero empezando desde abajo. En aquella época, Publio Cordón ya era dueño de Previasa, una compañía de seguros con 500 ofcinas en España. También había fundado Quirón, pero aún era una empresa pequeña, con cuatro clínicas. «Me fui a vender seguros a Valladolid, puerta a puerta. Fue duro, pero aprendí muchísimo. Ahora, con 50 años, creo que nadie puede ocupar un cargo directivo sin empezar desde abajo.Y en los hoteles, lo mismo.Tengo tres hijos y van a pasar por todo el proceso». Carmen retrata la personalid­ad de su padre sin esfuerzo. Sin intención incluso. El relato de lo cotidiano lo perfla como un hombre sensato, de profundas conviccion­es y un trabajador incansable. «Tras la muerte de mi hermano, conseguimo­s remontar: me casé con Ignacio y me quedé embarazada. Cuando se lo conté a mi padre, le volvió el brillo». Pero la felicidad duró poco. En abril de 1995, Carmen notifcaba la llegada del bebé y dos meses después, su padre salió a correr por los alrededore­s de Zaragoza y nunca volvió. Desde entonces, todo son conjeturas. «Ha habido juicios y se han contado muchas versiones. Pero nunca hemos sabido realmente qué pasó. Se encontró el zulo donde estuvo y había garabatos de mi padre, pero…». Caos. Ni siquiera Carmen es capaz de poner en pie una teoría certera porque, a día de hoy, no la hay. Lo que sí se le quedó grabado a fuego fue la tortura machacona de la incertidum­bre. También la obligación moral de tomar las riendas de los negocios.Y la necesidad de sacar la empresa familiar adelante. Responsabi­lidades titánicas para una joven de 27 años. «Enviaron una carta a la clínica Quirón de Barcelona. Mil millones de pesetas. Algo imposible. Mi madre tenía 16 millones de pesetas en el banco. Al fnal, entre amigos, familiares y un crédito en el banco que hemos estado pagando hasta hace dos días, conseguimo­s reunir 400. Mi marido y yo alquilamos un coche, metimos las maletas con el dinero y nos fuimos a Francia, donde se acordó un punto de entrega. Solos. Los dos. Me da miedo hasta contártelo ahora, después de tanto tiempo.Temíamos que si venía la policía con nosotros, lo mataran». Y se enfrentaro­n al pago con la convicción de que estaba vivo. Unas presuntas pruebas de vida así lo garantizab­an. «Nos llegó un sobre marrón de papel de estraza con un montón de cartas:‘Querida familia, mantengo el ánimo, no os preocupéis por mí, las mejores aventuras son para la gente más valiente y estoy aprendiend­o muchísimo con mis amigos…’. Era un vendedor nato. Siempre intentaba tranquiliz­arnos». Un mes y medio después del secuestro, Carmen y su marido entregaban el pago por el rescate. Lo que no sabían es que Publio Cordón ya estaba muerto. «Pasado el tiempo, puse las cartas en orden cronológic­o y vi por primera vez cómo se le iba deterioran­do el pulso, se veía en la letra…». Carmen aún trata de encajar las piezas y encontrar sentido

« S on solo 26 habitacion­es. Un verdadero lujo. Generamos emociones. Todo es una puesta en escena»

a lo sucedido. A pesar de la caída del grupo terrorista años después y del encarcelam­iento de los secuestrad­ores, no han conseguido saber la verdad. «Han reconocido que está muerto. Preferen decir que se les murió a que lo mataron. Que intentó escapar y se cayó. Sinceramen­te, pienso que nunca sabremos la verdad». No importa el tiempo transcurri­do. Ni que se certifcara su muerte ofcialment­e.Tampoco la certeza de que ya nunca estará. «Quiero saber la verdad. Quiero saber dónde está. Enterrarlo en la cripta donde está mi hermano, tener un sitio donde rezarle… Es una herida abierta». A pesar de que los secuestrad­ores confesaron dónde se encontraba el cuerpo, nunca se halló. Mientras tanto, la empresa familiar quebraba. «Vendimos Previasa. Lo comido por lo servido: conseguimo­s quedarnos sin deudas. Mantuvimos las cuatro clínicas y a ellas se dedicó mi madre». Esas cuatro clínicas se convirtier­on en un imperio, el Grupo Quirón, recienteme­nte vendido. Fue entonces cuando Carmen quiso marcharse lejos de todo. «Me fui con mi marido y mi hijo a trabajar a la República Dominicana».Y allí empezó su vida hotelera. Ella, como responsabl­e de los fam trip y él, en recursos humanos. «Ignacio comenzó a ascender rápidament­e. Primero, fue director de recursos humanos; luego, del hotel; después, de toda la cadena, y ya nos vinimos a Madrid.Yo empecé a crecer profesiona­lmente también, pero frené para criar a mis hijos y me puse a trabajar como freelance, a recuperar a la periodista que llevaba dentro. Hasta que hace cuatro años, Ignacio y yo decidimos montar nuestro propio hotel, un hotel boutique, pequeñito, con un gusto que te mueres porque somos muy sibaritas; nos encanta la hotelería y la conocemos bien. No queríamos el lujo de toda la vida porque aburre, buscábamos un lujo más individual, destinado a un turista muy cool, que busca un trato y un servicio excelentís­imo, calidad en la comida porque son foodies… Pero no buscan ostentació­n, buscan discreción y una verdadera experienci­a local del lugar que visitan».Triunfaron en Palma y la siguiente parada ha sido Madrid. El Hotel Inglés, rebautizad­o como Gran Hotel Inglés, ha entrado a formar parte de la cadena hotelera que ella y su marido han fundado, Hidden Away Hotels, y ha sido reformado por David Rockwell, uno de los interioris­tas más brillantes de Broadway, que aceptó el proyecto al instante enamorado de la idea de recuperar el hotel de lujo más antiguo de Madrid. «Son solo 26 habitacion­es. Un verdadero lujo. Generamos emociones. Todo es una puesta en escena. Nos encargamos de averiguar lo que le gusta a cada huésped y se lo ofrecemos, algo que escasea en el sector». En el hotel es, de hecho, donde residen actualment­e. Sus dos hijos mayores, universita­rios ahora, viven en un piso de estudiante­s con las comodidade­s justas: «Hay que tener hambre para querer comer». ¿Y conocen la historia del abuelo? «Sí. Mi hijo se parece mucho a él. Hay una conexión. Lo noto». Quizá ese joven herede de forma natural el grupo hotelero que con tanto esfuerzo está montando su madre. De momento, Carmen ya suma dos éxitos de dos intentos.Y promete: «Habrá más. Ojalá el próximo sea en San Sebastián».

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Carmen Cordón lleva mono de algodón de MARÍA ESCOTÉ, zapatos de piel y PVC de AQUAZZURA y pendientes propios.
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 ??  ?? Arriba, la biblioteca, con más de 1.000 volúmenes, para recuperar el espacio literario que fue el hotel a principios del siglo XX. Sobre estas líneas, panelados de antelina y terciopelo con detalles de flores naturales.
Arriba, la biblioteca, con más de 1.000 volúmenes, para recuperar el espacio literario que fue el hotel a principios del siglo XX. Sobre estas líneas, panelados de antelina y terciopelo con detalles de flores naturales.
 ??  ?? Carmen, con traje de chaqueta de algodón y top de licra, todo de MAX MARA.
Carmen, con traje de chaqueta de algodón y top de licra, todo de MAX MARA.
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 ??  ?? A la izquierda, antiguos manuscrito­s originales de poemas en mandarín adornan la biblioteca. Abajo, el rincón de los lobos, mesa exclusiva con 12 obras de la familia Jiménez Cordón.
A la izquierda, antiguos manuscrito­s originales de poemas en mandarín adornan la biblioteca. Abajo, el rincón de los lobos, mesa exclusiva con 12 obras de la familia Jiménez Cordón.
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 ??  ?? Arriba, el baño de la suite real. Sobre estas líneas, detalles donde el art déco brilla de nuevo en el hotel de lujo más antiguo de Madrid. A la izquierda, LobByto, la coctelería del hotel.
Arriba, el baño de la suite real. Sobre estas líneas, detalles donde el art déco brilla de nuevo en el hotel de lujo más antiguo de Madrid. A la izquierda, LobByto, la coctelería del hotel.

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