Harper's Bazaar (Spain)

AMORES PERROS

Byron dijo que posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, valentía sin ferocidad, y todas las virtudes del hombre y ninguno de sus vicios. Desde aquí, nuestro pequeño gran homenaje al AMIGO de cuatro patas.

- Por Alberto Pinteño

QAl principio, Dios creó al hombre, pero viéndolo tan débil, le dio el perro (Alphonse Toussenel). Cerbero fue el custodio de las puertas del inferno.Argos, el que reconoció a Ulises. Becerrillo, el primer alano español en América, y Manuel Mújica Lainez en el comienzo de Cecil, la novela sobre el perro whippet que lo acompañó en su quinta y cuyo nombre rinde homenaje al fotógrafo Cecil Beaton, escribió: «Creo que lo he fascinado, y sé que él me ha fascinado también. Presumo que nos pertenecer­emos el uno al otro hasta que la muerte ocurra». Fiel, cariñoso, inteligent­e, simpático, alegre, siempre dispuesto a complacern­os y a contagiarn­os algo de su sentido lúdico de la vida, el perro ha ocupado la escena del hombre desde sus comienzos. En la ciencia, la historia, la psicología y hasta en la literatura el mejor amigo del hombre ha dejado una gran huella. Como escribe Raymond Merritt en el prólogo de The Dog in Photograph­y: 1839-Today, libro que recoge todas las imágenes de este artículo: «Ninguna de las criaturas de la historia del mundo ha estado tan inextricab­lemente vinculada al hombre, transforma­da física, emocional y socialment­e por un vínculo que comenzó en el nacimiento de la civilizaci­ón humana. Ferdinand Mery no exageraba cuando observó:‘El perro, nuestro amigo, parece haber estado esperando, desde el principio de los tiempos, la llegada a la tierra del homo sapiens, esperando el momento en que podría romper para siempre sus vínculos con todas las otras criaturas y entregarse al hombre’. Ya sea como héroe, ayudante, símbolo o alma gemela, esta criatura ha experiment­ado lo mejor y lo peor del hombre». Sin embargo, esta unión ha sido la relación cobenefcio­sa más larga que cada uno ha tenido con otra especie. Sin lugar a dudas.Ya lo reseñó la escritora argentina Elvira Yorio: Carlyle tuvo a Nerón, un perro muy peculiar que intentó suicidarse arrojándos­e desde una ventana. Emily Brontë tenía a Keeper, a quien admiraba por el acento británico de sus ladridos. Byron fue dueño o compañero de un hermoso Bosun. Unamuno se expresó con elevados conceptos sobre los canes y Neruda escribió un poema hermoso cuando murió su perro: Mi perro ha muerto / Lo enterré en el jardín / junto a una máquina oxidada. / Allí, no más abajo, / ni más arriba, /se juntará conmigo alguna vez./ Ahora él ya se fue con su pelaje / su mala educación, su nariz fría. /Y yo, materialis­ta que no cree / en el celeste cielo prometido / para ningún humano, / para este perro o para todo perro / creo en el cielo, sí, creo en un cielo / donde yo no entraré, pero él me espera / ondulando su cola de abanico / para que yo al llegar tenga amistades…

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