Sánchez tira de gasto para afrontar la crisis en año electoral con revuelta de Podemos
● El presidente lanza el último Presupuesto de la legislatura con un 60% de partidas sociales mientras sus socios estallan por el aumento en Defensa
MADRID. El Gobierno de Pedro Sánchez afronta desde ayer el último tramo de una legislatura convulsa, condicionada ahora por los rigores de la guerra en Ucrania y la mayor escalada inflacionista en décadas, armado con un proyecto de Presupuestos que tira de gasto para contrarrestar la crisis que sacude los bolsillos de los ciudadanos; y ante el horizonte de un largo y exigente ciclo electoral en el que parte con desventaja, según las encuestas, frente al PP de Alberto Núñez Feijóo. El manguerazo destinado a partidas sociales, en un contexto de enfriamiento económico, alcanza los 266.189 millones –seis de cada diez euros del Presupuesto– sin incluir los fondos europeos. «La mayor cifra nunca registrada», según se felicitó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Un proyecto con el que los socios de Unidas Podemos había cerrado filas hasta que, a última hora de la tarde, estallaron por el incremento final del 25,8% del gasto en Defensa.
La paz quedó dinamitada con un inesperado mensaje en Twitter del portavoz de los morados en el Congreso, Pablo Echenique, quien acusó al PSOE poco menos que de haber engañado a sus aliados con un asunto que parecía encarrilado gracias a una fórmula técnica. Echenique aseguró que si los suyos no se van del Gobierno es por el temor a que la derecha se haga con el poder. La indignación de los morados, que reventaron horas después de que las líneas maestras del proyecto presupuestario fueran desveladas –también el aumento del gasto militar comprometido por Sánchez ante la OTAN–, culminaba una larga jornada tras otra ardua negociación que había acabado de madrugada. La liturgia del acuerdo ‘in extremis’ entre ambos socios quedó sellada antes del Consejo de Ministros por la fotografía del presidente con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en la Moncloa.
En sus manos tenían ya el instrumento con el que el PSOE y Unidas Podemos intentarán navegar no solo económica, sino también políticamente, la crisis inflacionista que angustia al país. A la espera del efecto que induzca en el escenario la revuelta de los morados contra el gasto militar, al proyecto le queda aún una tramitación parlamentaria de tres meses. Pero pese a las previsibles tensiones también en torno a asuntos pendientes como la Ley de Vivienda, en este momento nadie contempla la posibilidad de que no sea apoyado por los aliados habituales de Sánchez, que ya respaldaron las Cuentas de 2021 y 2022.
Al menos no lo hacen los socialistas, a cuyos ojos el texto aprobado ayer abre un escenario de estabilidad que apuntala la intención de Sánchez de agotar el mandato y no celebrar las generales hasta diciembre del año próximo, casi siete meses después de las autonómicas y municipales de mayo. En la comparecencia posterior al Consejo junto a Montero y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, se jactó de que el Gobierno haya logrado presentar sus terceros Presupuestos frente «a los agoreros y a los del cuanto peor mejor que decían que no seríamos capaces de aprobar ni unas solas cuentas», en alusión a la oposición.
Sánchez pretende aprovechar de inmediato el impulso que pueda proporcionarle este logro en su confrontación con Feijóo. De hecho, ya ha solicitado su comparecencia tanto en el Congreso como en el Senado, donde tiene escaño el líder del PP, para informar sobre el contenido del Consejo Europeo que tendrá lugar este viernes y para defender las medidas económicas y sociales acordadas por el Ejecutivo para hacer frente a las consecuencias de la guerra. Previsiblemente, los debates se celebrarán los días 13 y 18 de este mes.
Confrontar con el PP
El propósito del presidente es claro: confrontar con los populares como hizo ayer mismo Montero y como vienen haciendo am