Los reservistas que rechazan ir al frente colapsan la Justicia rusa
Los abogados aconsejan pedir exenciones médicas o convertirse en objetor de conciencia para evitar ser llamado a filas, pero lo más eficaz es dejar el país
MADRID. Tras anunciar la movilización de 300.000 reservistas, un número similar de ciudadanos rusos ha huido a los países vecinos para evitar ser llamados al frente. Algunos se han roto las extremidades, se han quemado a sí mismos o incluso han optado por el suicidio. Todo vale para no ir a la guerra. Miles de ciudadanos hasta han elegido la vía legal. Y es que los abogados rusos se encuentran desbordados por las peticiones de ayuda. «Estamos trabajando sin descanso», afirma Serguéi Krivenko, al frente de la firma ‘Citizen. Army. Law’.
«La gente está siendo apartada de su vida normal. Se trata de una movilización sin límite de tiempo durante una guerra. Podría durar meses o años. La gente puede no volver...», explica Krivenko. Y evitarlo es difícil. De hecho, «dejar el Ejército es prácticamente imposible. El único modo es la muerte, recibir una lesión o acabar en prisión por desobedecer órdenes», enumera el abogado.
«Tienen pánico»
La situación es caótica, afirma. Muchos que deberían estar exentos de ser reclutados han sido llamados. «Los que vienen a nosotros tienen pánico. No entienden lo que está pasando. Están llamando a cualquiera», relata Krivenko. El abogado Pavel Chikov ha impartido seminarios web de asesoramiento a 10.000 empleados de empresas.
Los consejos sobre cómo evitar ser movilizado no han tardado en hacerse virales. Van acompañados de formularios para solicitar exenciones médicas o convertirse en objetor de conciencia. ¿Cuál es la medida más eficaz? «Irse de Rusia», afirma Dmitri Lutsenko, del grupo de abogados Release. Otra opción es esconderse. «No firmar una citación ni ir a las oficinas militares. El castigo legal por no acudir es una pequeña multa y no conozco a nadie que haya sido multado todavía», explica.