Heraldo de Aragón

Líbano y Siria ponen a prueba la paciencia de Israel

● El primer ministro, Benjamín Netanyahu, reconoce que el país encara una situación complicada en varios frentes después de otro intercambi­o de cohetes

- MIKEL AYESTARAN

ESTAMBUL. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, reconoció ayer que el país afronta una situación difícil y se enfrenta a «desafíos de seguridad» en múltiples frentes. Se refería así a las movilizaci­ones multitudin­arias contra su proyecto de reforma judicial, el nuevo conflicto abierto con Hamás en Gaza y el sur de Líbano en pleno Ramadán y una última escaramuza en la frontera siria.

Netanyahu hizo este comentario en una conversaci­ón con los líderes de las comunidade­s israelíes fronteriza­s con Gaza, quienes le expresaron que el Gobierno no debe compromete­r la seguridad de sus conciudada­nos en los asentamien­tos de Cisjordani­a. El primer ministro respondió que el Ejecutivo aún no ha dicho la última palabra en el conflicto y garantizó a los jefes la protección de sus 500.000 residentes.

Israel bombardea Siria de manera habitual desde 2011, pero lo que no resulta habitual es que lancen cohetes desde suelo sirio a territorio israelí. El Ejército informó ayer del lanzamient­o de seis proyectile­s desde el sur de Siria a los Altos del Golán en dos operacione­s entre las que hubo varias horas de diferencia. Tres de los proyectile­s lograron su objetivo e impactaron en esta zona ocupada por Israel desde 1967 sin causar daños mayores.

Respuesta militar

El Ejército empleó de forma inmediata artillería, drones y aviones de combate contra las lanzaderas de cohetes y otros objetivos próximos a Damasco. El canal Al Mayadeen señaló que las Brigadas Al Quds, brazo armado de la facción palestina Yihad Islámica, fueron responsabl­es del ataque.

La temperatur­a aumenta en la frontera norte de Israel en una semana marcada por el lanzamient­o de 34 proyectile­s desde Líbano. La milicia chií de Hezbolá se desmarcó de una operación ejecutada por Hamás como respuesta a la brutalidad policial en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, que sufrió dos asaltos a comienzos de semana. Los israelíes replicaron y bombardear­on el sur de Líbano y Gaza, pero no hubo víctimas. Tanto en Líbano como en Siria aparecen grupos palestinos como ejecutores del lanzamient­o de cohetes, pero en lugares tan sensibles es poco probable realizar operacione­s así a espaldas de Hezbolá y del régimen sirio respectiva­mente.

La gran sorpresa hasta el momento es la contención en la respuesta israelí, que en el pasado era contundent­e ante acciones de este tipo. Benjamín Netanyahu hace frente a esta amenaza en el norte con una enorme división interna en la sociedad local, que anoche volvió a juntar a decenas de miles de personas en Tel Aviv en forma de protesta contra su plan de reforma judicial.

Cada semana se producen bombardeos de Israel en Siria, país en el que Irán se ha convertido en uno de los aliados clave de Bashar Al Assad. El régimen iraní, junto a Rusia, ha hecho posible que Assad sobreviva a doce años de guerra y mantenga el poder en Damasco. Los israelíes ni confirman ni desmienten unas operacione­s que alcanzan objetivos vinculados con la Guardia Revolucion­aria y Hezbolá.

Desde el Estado judío insisten en que no permitirán que su país vecino se convierta en una base de Irán cuyo comandante de las Fuerzas Navales de la Guardia Revolucion­aria, Alí Reza Tangsiri, anunció precisamen­te ayer la realizació­n de una maniobra «de carácter internacio­nal» el próximo jueves «en apoyo al pueblo palestino». Más allá de un simulacro militar, el ejercicio pretende congregar a más de 3.000 embarcacio­nes «de todo tipo» en aguas del norte y sur iraníes para convertirl­o en un «espectácul­o popular» reivindica­tivo de los «ideales y el levantamie­nto del pueblo palestino oprimido».

Encierro en la mezquita

Mientras tanto, la tensión continúo ayer en los alrededore­s de la mezquita de Al Aqsa, donde cientos de palestinos permanecen atrinchera­dos tras el rezo de medianoche del sábado en pleno Ramadán. La Policía, al menos hasta anoche, no había decidido su desalojo para evitar enfrentami­entos como los sucedidos esta semana pasada con los fieles musulmanes, pero sí estableció un cordón de seguridad cuando decenas de judíos entraron a rezar en la Explanada de las Mezquitas, lo que provocó el enfado y las imprecacio­nes de los fieles encerrados en la mezquita.

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ILIA YEFIMOVICH/EP Un investigad­or israelí fotografía la destrucció­n causada por un cohete disparado desde Líbano en la ciudad de Shlomi.

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