Miles de personas celebran el Lunes de Pascua con romerías en Monzón, Barbastro y Binéfar
Acudieron a las ermitas de La Alegría y San Quílez y al santuario de El Pueyo en una jornada de fiesta y tradición
HUESCA. Vecinos de Monzón y Pueyo de Santa Cruz acudieron ayer de forma multitudinaria a saludar a la Virgen de la Alegría, en una jornada que volvió a ser una fiesta y llenó el camino de romeros. Lo mismo ocurrió en Barbastro y en Binéfar.
Laura Giménez, de Monzón y residente en Madrid, comentó que «todo el mundo va muy contento porque es un día para ver a la Virgen y disfrutar con los amigos». Según dijo, para un montisonense, la de ayer es una fecha clave del calendario, que se vive con mucha ilusión. «Es el primer año que vengo con mis hijos y ya les he dicho: hoy empieza una tradición para vosotros», recalcó.
Como siempre, la espera fue larga para acceder al camarín de la Virgen y también para comer los huevos fritos que sirve cada Lunes de Pascua la peña Trifulca o las magdalenas, roscón y longaniza que ofrecían los voluntarios del Patronato de Festejos. A las 11.00 comenzó la actuación del grupo folclórico Aires Monegrinos
en la explanada de la ermita. Después, las cuadrillas de amigos y familias participaron en comidas en fincas o sacaron el bocadillo para comer en la ladera del templo.
Vecinos de Barbastro y Berbegal iniciaron ayer el periodo de romerías al santuario de El Pueyo, al que acudirán durante la primavera unas 40 poblaciones del Somontano y Hoya de Huesca.
Los jóvenes monjes del Instituto del Verbo Encarnado, que moran el santuario, emprendieron el ascenso desde la plaza del Sol hasta las escalinatas del templo, donde se juntaron las tres representando la comunión de Barbastro, Berbegal y El Pueyo. Acudieron, además de representantes institucionales, las Damas mayores e infantiles de la ciudad del Vero y la junta coordinadora de cofradías de Semana Santa, así como el obispo Ángel Pérez, que ofició la misa.
El de ayer fue un día de despedidas como la del alcalde de Berbegal, José Carlos Bonet, que tras ocho años al frente del ayuntamiento no se presenta a las elecciones municipales. Su homólogo el alcalde de Barbastro, Fernando Torres, recordó la antigüedad de esta romería y el arraigo en los pueblos del Somontano. Como cada año, el Ayuntamiento anfitrión invitó a un ágape tras la celebración religiosa.
Subida al palo
La romería a la ermita de San Quílez, en Binéfar, recobró el pulso y cientos de binefarenses y comarcanos se sumaron a la celebración, cubriendo el trayecto a pie –como más de un centenar de personas que salieron de la plaza España a las 9.30–, en vehículo propio o en el autobús habilitado por el Ayuntamiento de Binéfar, que organiza esta fiesta con la colaboración de las peñas, así como de Scouts Binéfar y Cruz Roja.
En la explanada, junto a la ermita, se concentraron cientos de personas para el almuerzo y vermú posterior, así como en los actos religiosos y demás juegos propuestos, como la subida al palo para tocar la campana.