La ‘nueva’ avenida de Navarra
Después de tantos años acostumbrados en la avenida de Navarra a caminar por aceras desastrosas, ahora parece un sueño poder pasar y pasear por un enlosado uniforme, normal, entre árboles, plantas arbustivas... ¡y bancos!, que han sido muy bien acogidos por vecinos y paseantes. Cuando el Ayuntamiento escuchó el clamor del vecindario, allá por el año 2020, y decidió no mirar para otro lado, sino estudiar el asunto, ante la magnitud de la empresa resolvió emprenderla en tres fases, de las cuales, cumpliendo los plazos que anunció, ya se ha inaugurado el primer tramo, entre la avenida de Madrid y el paseo de Calanda. Se nota que la reforma se ha realizado pensando en el peatón (peatones somos todos cuando dejamos el coche). Paseando por la ‘nueva’ avenida, se ve a muchas personas sentadas en los numerosos bancos, puestos en un entorno acogedor de césped, plantas y árboles que prometen agradable sombra para cuando el sol aprieta. No se ve ninguna gran fuente ornamental, pero sí hay varias fuentes pequeñas, donde vecinos y turistas pueden saciar su sed o refrescarse un poco. Tampoco se ha erigido ningún monumento ni escultura, pero sí se ha instalado una zona de juegos infantiles de vistoso colorido, muy simpática, con toboganes donde los niños y las niñas suben y bajan por accesos que tiene su reto, pequeña aventura, superarlos. Y columpios. Uno de ellos es un asiento redondo donde se columpian a la vez todos los niño y niñas que caben: cuatro, cinco, seis… Ese ambiente de risas y juegos infantiles me parece un monumento animado, vivo, y una manifestación de la diversidad de gentes que habitamos en este populoso distrito, tan densamente poblado y tan necesitado de actualización en sus estructuras. Sin duda, con esta reforma, Zaragoza gana. José Murillo Berges ZARAGOZA