Feijóo sube el listón para el 28-M aunque admite que los socialistas resistirán el embate
● Tras semanas rebajando expectativas, el líder del PP conjura a los suyos para ganar y tener más poder territorial
MADRID. A siete semanas de las elecciones autonómicas y municipales de mayo, la sala de máquinas de Génova trabaja ya a pleno rendimiento para conseguir un resultado que lleve a Alberto Núñez Feijóo en volandas a la Moncloa. El líder de los populares no se conforma con un «aprobado raspado» ni con mantener únicamente los gobiernos autonómicos de Madrid, Murcia y Ceuta que están en juego en esta cita y que ya tiene asegurados. Quiere más poder territorial y ganar en votos al PSOE convirtiendo nuevamente al PP en «primera fuerza política». «No estamos aquí para pensar en pequeño», arengó ayer a sus dirigentes territoriales que se batirán el 28-M en las urnas.
Feijóo marcó así las exigencias a las que deben aspirar los conservadores en contra de quienes le han aconsejado que «no concretara objetivos ni retos» y que fijara «a la baja» las expectativas del PP. «No he venido a la política nacional a escapar de las responsabilidades, sino para asumirlas. Tampoco –avisó– para ponerme objetivos fáciles, sino retos difíciles». Por eso se va a recorrer España de norte a sur en esta larga campaña electoral para pelear cada voto e intentar teñir de azul la gran mayoría de territorios y las principales alcaldías. Y lo hará, anticipan desde su entorno, «a pecho descubierto» con su propia caravana electoral y corresponsabilizándose de los resultados pase lo que pase. «No voy a lanzar a otros a dar batallas que también me corresponden a mí», afirmó ante el comité ejecutivo del partido, reunido para aprobar oficialmente las coaliciones y acuerdos electorales con los que irán a la cita electoral.
Aun así el líder del PP se cubrió las espaldas por lo que pueda pasar la noche electoral y reconoció que la marca PSOE está fuerte en los distintos territorios que pondrán las urnas y que va a resistir el embate de la derecha. «Aguantará mejor que en las generales», dijo, por pura «lógica electoral», ya que la figura de Pedro Sánchez está mucho más desgastada que la de los barones y alcaldes socialistas. En Génova apuntan también a que al PSOE le favorecerá que el voto a la izquierda no esté tan dividido tras la decisión de Sumar, la plataforma de Yolanda Díaz, de no concurrir a estos comicios como sí estará a la derecha donde la mayoría de las marcas locales e independientes que concurren se ubican a ese lado del tablero.
Esperar a la ‘foto finish’
En las últimas semanas, los populares han rebajado la euforia inicial del partido ante el 28-M, conscientes de que todo está muy ajustado y que el balón, en muchos casos, «está en el larguero». La única certeza que manejan, explican desde el PP, es que «no hay ningún territorio ganado» al 100% y que puede que haya que «esperar a la foto finish». Si finalmente la ventaja es corta y no arrebatan ninguna plaza de relieve al PSOE, será más difícil que puedan imponer la lectura de que hay un cambio de ciclo en favor de la derecha, además de que Feijóo se enfrentaría a la primera crisis de calado desde su aterrizaje hace un año en la planta séptima de Génova.
El líder del PP quiere ganar y de una forma clara. Configurando «gobiernos fuertes, sólidos y estables» frente a la amalgama de fuerzas que podrían constituir un nuevo Ejecutivo de izquierdas y no pensando en si al día siguiente sumará con Vox. «Podría tratar de ayudar a otros partidos a ver si la suma de esos otros con los nuestros nos oculta una derrota en las urnas pero nunca voy a trabajar para facilitar votos a otros partidos en perjuicio del nuestro», señaló.
Dejó claro también que el enemigo a batir es Sánchez para «pasar la peor página de la historia democrática» de España. Recordó que en los últimos años los españoles han tenido que «tragar», entre otras, con la reforma del Código Penal, la instrumentalización del CIS y de otras instituciones, el giro unilateral sobre el Sáhara o los pactos con nacionalistas e independentistas. «Ha llegado el momento –dijo Feijóo– de decir hasta aquí».