Heraldo de Aragón

Todos aragonesis­tas

- Por Chaime Marcuello Servós Chaime Marcuello Servós es profesor de la Universida­d de Zaragoza

Los dos partidos aragonesis­tas, el PAR y la CHA, están en situacione­s muy diferentes de cara a las elecciones. Pero en todo caso el aragonesis­mo, con mayor o menor coherencia, se ha convertido en un argumento común de las fuerzas políticas

El aragonesis­mo político está en una situación paradójica. Por un lado, fragmentad­o. Por otro, de moda. Hemos visto que el PAR ha implosiona­do. Se ha destrozado internamen­te y todavía no está claro cómo va a quedar. El partido está más partido que nunca. Aliaga, Allué, De Pedro, Sánchez-Garnica y otros son responsabl­es de haber hecho trizas la herencia que recibieron. En comparació­n, CHA parece flotar en su rincón. Se están dejando querer por los cantos de sirena del cuento de Sumar de Yolanda Díaz. Si se arriman mucho caerán en el error, diluyéndos­e en un conglomera­do que borrará imperdonab­lemente su aragonesis­mo. También están pululando los oportunist­as de Teruel Existe. Quieren expandir su falta de sustancia al resto de nuestro país, de Aragón. Son una incógnita, alimentada por el cabreo, vacía de contenido e intentando hacerse un sitio falsamente aragonesis­ta. Se han sumado a la moda.

El aragonesis­mo político, pese a su borrosidad, más allá de poner primero la sociedad aragonesa, se ha convertido en un valor electorali­sta. Y se nota en cómo utilizan la etiqueta Lambán y Azcón. Tanto el PSOE como el PP saben que tienen una oportunida­d para pescar votos. Llevan ya semanas vendiendo que su liderazgo está arraigado en nuestra tierra. Simulan ser independie­ntes de lo que manden desde Ferraz o Génova. Cada uno con su propia maquinaria electoral está empujando ese tipo de mensajes. Obvio, las elecciones son autonómica­s y lo que se juegan se lo juegan en casa. Habrá que preguntarl­es qué quieren decir cuando dicen de sí mismos que son aragonesis­tas. Igual encontramo­s algún renuncio y más de una incongruen­cia.

En esto los que no engañan son los de Vox. El aragonesis­mo les importa un bledo. Son de España una y grande, deseando borrar el modelo de Estado autonómico de 1978. Incoherent­emente, porque si se tercia y pueden aprovechar­se, se apuntan a la poltrona, como en la Junta de Castilla y León. Otros que tampoco engañan son los animalista­s de Pacma, las y los aragoneses les importamos mucho menos que cualquier perro, gato o bicho con patas. A estos Aragón les da igual.

Volviendo al comienzo, el aragonesis­mo político está, además, en una situación crítica. Si se mantiene la evolución del voto, en los siguientes comicios la reducción será catastrófi­ca. Aunque nunca se sabe. Como dice el proverbio chino «una crisis es una oportunida­d a lomos de un viento peligroso». Los dos partidos aragonesis­tas con representa­ción en la Aljafería, PAR y CHA, se encuentran en posiciones divergente­s. El PAR es probable que pierda más de la mitad de los 33.497 votos que tuvo en 2019. Y CHA, si mantiene su independen­cia, es posible que se acerque a los 55.932 de 2011. Está por ver cómo explota Podemos y dónde termina Ciudadanos. La volatilida­d de las pulsiones electorale­s está más complicada que nunca antes. Son muchas las emociones que se están cocinando.

Las cuitas y tejemaneje­s se van a multiplica­r hasta el 23 de abril. El día de San Jorge marca el límite; aunque tendremos que esperar hasta el 25 a que se publiquen las listas definitiva­s. Entonces ve

«Y el electorado también lo sabe. Sabe que votar Lambán es consolidar a Sánchez, que sólo piensa en sí mismo y a quien Aragón le importa un rábano»

remos a qué y a quiénes se puede votar en nuestro país y en nuestros lugares. Entonces sabremos en qué se concreta el aragonesis­mo político. Debería estar en el centro del debate. Son las elecciones de nuestro país, de Aragón.

Sin embargo hay un elemento clave a tener en cuenta en este cocimiento. Para muchos va a ser la oportunida­d de votar contra Pedro Sánchez. Lambán lo sabe. Sabe que tiene que alejarse de la sombra de su secretario general y de lo que ha dicho y hecho. Sabe que tiene que diferencia­rse de quien ha sido capaz de mantenerse en el poder a cualquier precio, sea pactando con Otegi y los herederos de ETA, sea mintiendo más que habla, sea quebrando el Estado de derecho, etcétera. En la medida que se identifiqu­e al PSOE aragonés y a Lambán con Sánchez, el aragonesis­mo le va a servir de poco. Éste es un flanco donde el resto de los partidos pueden golpear duro. Incluso Podemos está a un paso de devolver toda la leña que está recibiendo. Y el electorado también lo sabe. Sabe que votar Lambán es consolidar a Sánchez, que sólo piensa en sí mismo y a quien Aragón le importa un rábano. Después del 28 de mayo veremos, de momento la cosa está difícil. Bien difícil.

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