Joe Biden se gana a los norirlandeses
● El presidente de EE. UU. genera buen ambiente en su paso efímero por la conmemoración del Acuerdo de Viernes Santo y reclama un Gobierno en Belfast
Joe Biden celebró ayer la estampa de una nueva Irlanda del Norte en la que «paz y oportunidades caminan juntas». En su único acto público en la provincia antes de que viajase a Dublín, el presidente de Estados Unidos puso el acento en el potencial económico de esta región si se protege el Acuerdo de Viernes Santo, que se firmó precisamente hace ahora veinticinco años.
Los prolegómenos de su aterrizaje en Belfast fueron complicados porque Biden es percibido en el Reino Unido como un militante de la causa irlandesa. En la versión más reciente, durante la diplomacia entre Londres y Bruselas para resolver las tensiones creadas por el protocolo del ‘brexit’, el mandatario norteamericano rechazó las estrategias del Gobierno británico, especialmente las de Boris Johnson.
Sin embargo, este miércoles Biden llegó al estrado del modesto ‘hall’ en el que pronunció su discurso e inmediatamente apaciguó a sus críticos. Para ello ofreció una prueba de su sentido de la realidad sobre la provincia. Así, afirmó en el nuevo campus de la Universidad de Ulster, en el centro de Belfast, que en 1994, cuando visitó la ciudad por última vez, no se habría construido un edificio con tantos cristales; los hubiesen destruido las bombas.
En Irlanda y Gran Bretaña hay un gran negocio de investigaciones y objetos de heráldica con clientes del universo anglosajón. Precisamente se han escrito muchas páginas estos días sobre los parientes del sur de Irlanda, pero Biden aclaró nada más comenzar el discurso que su apellido puede ser inglés y que es posible que estuviera conectado a hugonotes protestantes.
El héroe actual de la diáspora católica irlandesa en Estados Unidos remató la faena recordando la contribución de los Ulster Scots a la historia constitucional y económica del país norteamericano. Son descendientes de escoceses que emigraron al norte de Irlanda para las plantaciones coloniales de los siglos XVI y XVII. Presbiterianos y otros norirlandeses actuales los identifican como sus antepasados.
Sir Jeffrey Donaldson, líder de la mayoría unionista cuyo boicot de las instituciones ha derribado el sistema de Gobierno, contó a la cadena BBC tras el discurso de Biden que, en la breve conversación por separado que los líderes políticos locales tuvieron con el presidente, le aseguró que no había intención de interferir en la política regional.
Calmó con ello a los críticos, pero no dudó en elogiar el protocolo reformado que han pactado el primer ministro británico, Rishi Sunak, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Y en el corazón de su discurso sobre la futura prosperidad de Irlanda del Norte, Biden señaló que el acuerdo conocido como Marco Windsor ofrece una gobernación «estable y predecible», que atraería a más empresas americanas a la región.
Son hoy 230 firmas estadounidenses y 33.300 empleados. Sumarían más de 2.000 millones de inversión, según el presidente. Mencionando repetidamente la creatividad y la energía empresarial de su joven audiencia, Biden afirmó que «los dividendos de la paz se ven en todos lados» y «esto está sólo comenzando», además de destacar la unidad política de los americanos en su interés por Irlanda del Norte.
Joe Kennedy III
Nombró además como Enviado Especial para Asuntos Económicos a Joe Kennedy III, nieto de Bobby, el candidato a la presidencia que fue asesinado al igual que John, su hermano mayor. Movilizará su bagaje académico en gestión de ciencia y leyes, junto a su práctica profesional como miembro de la Cámara de Representantes y diplomático, para conectar a potenciales inversores.
Una consecuencia de la promesa económica de Biden en su breve estancia es que ha centrado su único acto en Belfast, mientras otras ciudades y villas de la región esperan también dividendos de la paz. Sunak parece decidido a avanzar en la implementación del protocolo reformado, decidan lo que decidan los unionistas del DUP, pero la tarea de Kennedy tendría más vigor si hay claridad gubernamental.
Biden fue elocuente sobre sus creencias. «El poder real del Acuerdo de Viernes Santo es compasión. Compasión. Cambió cómo esta provincia se veía a sí misma», dijo. Subrayó por ello el enorme impacto que tuvo en el mundo la firma de ese documento y animó a los políticos a perseverar como sus predecesores.
A las celebraciones confusas del aniversario del Acuerdo, Biden añadió un buen discurso, bonhomía y trato igual a gente variada cuando bajó del estrado. Los norirlandeses pueden preguntarse qué hubiera hecho el presidente de Estados Unidos en otras circunstancias.