Una dolencia con «muy pocos precedentes»

ZARAGOZA. La lesión que Iván Azón acaba de superar, la última recaída de las diversas roturas fibrilares que ha sufrido en su musculatura isquiotibial, no fue fácil de diagnosticar ni de tratar. Tal y como el propio jugador explicaba ayer, en la entrevista concedida a HERALDO, las primeras evaluaciones a las que fue sometido «no daban con el punto exacto que originaba la dolencia». De ahí que tras aquel 30 de enero –cuando tuvo que retirarse del campo en el choque contra la Ponferradina– y en las semanas posteriores, el Real Zaragoza no emitiese un parte concreto sobre su estado.

Finalmente, después de que diversos especialistas lo examinaran, se concluyó que se trataba de una lesión en una zona «muy complicada», en la parte cercana a la rodilla, y sobre la que apenas se tenía información.

«Mi anterior rotura cogía parte del tendón; y en esta se veía que no había cerrado del todo bien. Era un punto muy concreto, en la parte más baja del bíceps femoral», explicaba el canterano, sobre una dolencia muscular que le generó «más incertidumbre» que las sufridas anteriores.

«Tratábamos de dar con el diagnóstico y salía que era algo distinto, que no era una lesión al uso. Entonces nos pusimos en manos de distintos especialistas, y nos explicaron que era una franja concreta, difícil de encontrar y muy propensa a volver a romperse. Además, nos comentaron que era una lesión inusual, con muy pocos precedentes, que apenas se había dado en los últimos años en otros deportistas», añadía el joven delantero en la entrevista, destacando el trabajo que los servicios médicos del Real Zaragoza han realizado para que al fin, dos meses y medio después, pudiera reaparecer hace un par de semanas contra el Levante en el Ciutat de Valencia.

«Más precaución no hemos podido tener, pero se ha tardado tanto porque, como digo, es una zona difícil», matizaba, para terminar subrayando que ha vuelto con todas las garantías de que está completamente recuperado.