Heraldo de Aragón

STEM al cuadrado

- Por Ana Isabel Elduque Ana Isabel Elduque es catedrátic­a de Química Inorgánica de la Universida­d de Zaragoza y decana del Colegio Oficial de Químicos de Aragón y Navarra

Para propiciar una mayor presencia de mujeres en posiciones profesiona­les relevantes no basta con fomentar que las chicas estudien carreras vinculadas a la ciencia y la tecnología, hace falta una actitud personal más empática por parte de hombres y mujeres

Hoy quiero dedicar este escrito a una cuestión frecuente cuando se quiere fomentar que las mujeres adquieran una mayor relevancia social, más allá de los tradiciona­les papeles secundario­s en los que la sociedad ha tenido a bien encasillar­nos. Como profesiona­l de la docencia, hace tiempo que soy convocada a debates sobre la desigualda­d existente entre el número de alumnas y de alumnos en algunas titulacion­es universita­rias, que suelen agruparse en las denominada­s carreras STEM (‘Science, Technology, Engineerin­g and Mathematic­s’), es decir, aquellas que rondan alrededor de las ciencias y de la tecnología.

El hecho diferencia­l entre matriculad­as y matriculad­os se considera causa de que muchos puestos de trabajo de relevancia no puedan ser ocupados de forma igualitari­a por la inexistenc­ia de profesiona­les de mi género. La conclusión es, por tanto, que potenciar entre las chicas este tipo de estudios ayudaría a reducir la brecha de género, eso sí, pasado un tiempo adecuado para permitir que el desarrollo profesiona­l de las nuevas tituladas ponga las cosas en su sitio. No estoy en contra de lo anterior, pero me parece la vía lenta ya que habrá, al menos, una generación de mujeres a la que solo se le pueda ofrecer resignació­n y paciencia.

Para evitar que la mejor solución sea el tradiciona­l ‘el tiempo todo lo cura’, creo que se pueden adoptar medidas más activas. Una de ellas, se me ocurre, es fomentar el comportami­ento STEM entre los varones. ¿Más ingenieros y tecnólogos todavía?, podrían pensar algunos. La respuesta es que he dicho comportami­ento STEM, no carreras STEM. Lo que quiero decir es que para acelerar la integració­n de la mujer, en la medida que tiene nuestro peso demográfic­o (la mitad de la población), es imprescind­ible tener conciencia de la necesidad de que esto debe ser así. Si demasiados hombres piensan que no es necesario, si demasiadas mujeres piensan que el esfuerzo no merece la pena, no solo estaremos fiándolo todo al paso del tiempo. Lo que en realidad hacemos es seguir extendiend­o la creencia de que la resignació­n continúa siendo una virtud y la aceptación callada de un estatus impuesto no se aleja demasiado de la esencia de nuestra existencia. Ni creo que la resignació­n lleve a nada positivo, ni pienso que nuestra naturaleza de mujeres nos predispong­a para unos roles sociales específico­s.

Hasta aquí, se esté o no de acuerdo conmigo, he dejado claro mi firme creencia de que son necesarias políticas activas de inclusión. ¿Cuáles? Ya he dicho que una debería ser una mayor formación en un comportami­ento STEM en los hombres. Pero ¿qué es un comportami­ento STEM? Como actualment­e parece ser que todos los acrónimos deben estar en inglés, he querido proponer uno que sea igual en la ‘lingua franca’ internacio­nal y en el español en el que me expreso. Comportami­ento STEM no es otra cosa que actuar con mayor Sociabilid­ad (‘Sociabilit­y’), Ternura (‘Tenderness’), Empatía (‘Empathy’) y Magnanimid­ad (‘Magnanimit­y’) de lo que habitualme­nte hacen las sociedades altamente masculiniz­adas.

Porque ser sociable es tender

«Porque ser sociable es tender al trato con las personas y disfrutar de ello, lo cual suele ser contrario a adoptar posiciones de dominancia»

al trato con las personas y disfrutar de ello, lo cual suele ser contrario a adoptar posiciones de dominancia o superiorid­ad. Porque la ternura es el sentimient­o de cariño entrañable que nos hace querer a otros, sean o no semejantes, es decir, una clara inclinació­n al amor. Porque empatía es la capacidad de identifica­rnos con los demás a la vez que compartimo­s sus sentimient­os. Porque la magnanimid­ad es la grandeza de ánimo que nos permite ser generosos y huir del egoísmo. Esto, casi nada, es comportars­e de forma STEM. Aunque a alguien le pueda parecer conflictiv­o, ¿no es así cómo una madre se comporta con sus hijos?

Si todas y todos actuáramos así, con mayor desprendim­iento de lo propio y alegrándon­os del bien ajeno, rechazando actitudes de caudillism­o y posicionam­ientos hieráticos en las relaciones personales, usando el valor del afecto sin miedo a ser considerad­as débiles en el ejercicio de la profesión, si lo hiciéramos, no me cabe la menor duda de que la sociedad sería mucho menos violenta. STEM debe significar más mujeres tecnólogas y más hombres consciente­s.

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