Heraldo de Aragón

Aragonès reactiva la exigencia del referéndum por miedo a un pinchazo electoral de ERC

● Sectores de la formación republican­a admiten nervios y preocupaci­ón ante el resultado de las municipale­s del 28-M, sobre todo en Barcelona

- CRISTIAN REINO/HA

BARCELONA. Ernest Maragall y Gabriel Rufián, las dos grandes bazas de ERC de cara a las municipale­s del 28-M, no acaban de despegar en las encuestas. El primero es el candidato a la alcaldía de Barcelona y el segundo, a la de Santa Coloma de Gramanet, aunque actuará de reclamo para el conjunto del área metropolit­ana.

Hay nervios y preocupaci­ón en sectores del partido, que ven que Maragall corre el riesgo de volver a fracasar en su intento de ser alcalde. Y Rufián podría incluso no conseguir su objetivo –más modesto– de que el PSC no obtenga la mayoría absoluta en Santa Coloma. El hecho de que se presente a las municipale­s sin renunciar a su cargo de jefe de ERC en el Congreso no le ayuda. Existe además el temor a que el electorado se distancie del proyecto republican­o por el pacto de Presupuest­os con los socialista­s y los comunes y se dé por hecho desde el Govern que la mesa de diálogo con el Gobierno está amortizada para lo que resta de este año electoral.

Expectativ­as no cumplidas Una negociació­n con el Ejecutivo que no ha dado los frutos esperados por los de Oriol Junqueras. El presidente de ERC, a pesar de la derogación del delito de sedición, no podrá presentars­e a las próximas elecciones ya que sigue inhabilita­do; y el fantasma del ingreso en prisión aún se cierne sobre algunos dirigentes del partido en las causas pendientes por el 1-O. Además, Marta Rovira, la secretaria general de la formación que vio despejado el camino para su regreso de Ginebra con la supresión de la sedición, no acaba de tenerlo claro, al estar vinculada por la Guardia Civil con la cúpula de Tsunami

Democrátic­o en las investigac­iones de la Audiencia Nacional.

En este contexto de dudas de cara al 28-M, Pere Aragonès ha reactivado estos días atrás su apuesta por una especie de ‘pacto de claridad soberanist­a’ a la canadiense. Ha puesto en marcha la maquinaria para que en el plazo de nueve meses pueda tener una propuesta sobre la mesa sobre cómo y cuándo celebrar un referéndum de independen­cia para trasladárs­elo al presidente del Gobierno.

Los republican­os intentan sincroniza­r los tiempos de cara a una hipotética nueva investidur­a de Pedro Sánchez, si le salen las sumas con la izquierda y los independen­tistas. Dan a entender que esa opción puede ser la moneda de cambio. Pero no lo expresan de manera explícita, pues se estarían cerrando todas las puertas, ya que el Gobierno ya ha reiterado que no está dispuesto a negociar un referéndum.

Aragonès busca el revulsivo en las urnas. Y da respuesta a los sectores de su partido y al electorado más independen­tista que le reclaman que mueva ficha en la llamada hoja de ruta soberanist­a. Hasta la fecha, el presidente de la Generalita­t ha centrado su mandato más en la gestión y en el asunto de los indultos y la reforma del Código Penal. Pero no había detallado cómo pretende avanzar en su objetivo de ejercer la autodeterm­inación.

Ya ha puesto en marcha su plan, que tiene riesgos. De entrada, puede quedarse solo con su propuesta de referéndum. Junts y la CUP no le compran el producto. Carles Puigdemont salió de inmediato a desacredit­ar el proyecto del Govern para fijar la posición en su partido. Y entre los no independen­tistas, solo los comunes lo ven con buenos ojos. PSC, PP y Ciudadanos ni siquiera tienen intención de participar en la mesa de partidos que Aragonès convocará tras las municipale­s para discutir las propuestas de cada uno.

División en Junts

La negativa de Junts y la CUP mostrará la soledad en la que se encuentra Aragonès, con el único apoyo de ERC desde que el partido de Puigdemont y Laura Borràs salió del Gobierno catalán. Pero puede tener un efecto bumerán para junteros y anticapita­listas si en la reunión de partidos no son capaces de llevar una alternativ­a más allá de la retórica unilateral­ista, que todos admiten ya que no es viable.

Los de Puigdemont, además, no están en su mejor momento para presentar ninguna hoja de ruta soberanist­a, divididos por el caso Borràs. Junts se tensionará en las próximas semanas, con riesgo de escisión: el sector pragmático apuesta por sustituir a la presidenta suspendida del Parlament y los ‘lauristas’ pedirán que el puesto quede vacante en cuanto la Junta Electoral le retire el acta de diputada y cese como presidenta de la Cámara. Junts tendrá que acudir, en ese clima de enfrentami­ento, a la cumbre sobre el pacto de claridad de Aragonès. Y con el debate en la formación sobre si Borràs tiene que dejar la presidenci­a y, más de calado, sobre qué camino seguir, si el de la vieja Convergènc­ia, que es lo que propone ERC con un referéndum pactado, o el radical de Borràs y Puigdemont, que nadie detalla.

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DAVID ZORRAKINO/EUROPA PRESS El presidente del Gobierno catalán, este martes, cuando detalló su reactivada hoja de ruta soberanist­a.

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