Olona defiende para la agricultura familiar las ayudas por fijar carbono
El consejero aragonés de Agricultura aboga por que los profesionales tengan acceso preferente a dichos incentivos
ZARAGOZA. Si la Unión Europea se ha fijado 2050 como horizonte para alcanzar la neutralidad en CO2, ahora quiere que el sector primario sea el primero en cumplir el objetivo y que lo haga en 2035 para lo que se plantea un programa de incentivos económicos a agricultores y ganaderos por el carbono que absorban sus terrenos. Y en esta apuesta, el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, defiende que sean los profesionales de la agricultura familiar los que se beneficien de estas ayudas.
Así lo expuso Olona en el Consejo Consultivo de Política Agrícola para Asuntos Comunitarios que se celebró ayer de forma presencial en el Ministerio de Agricultura, presidido por el ministro del ramo, Luis Planas, y en el que la certificación de la retención de carbono, particularmente en el suelo, fue uno de los puntos destacados del orden del día. Porque será el próximo 25 de abril cuando el Consejo de Ministros europeo debatirá la propuesta de la Comisión Europea sobre qué aspectos son los más importantes para que el futuro marco de certificación aporte beneficios climáticos a largo plazo y, al mismo tiempo, cree oportunidades para fomentar la innovación y aumente la competitividad de los sectores agrícola y forestal en la UE.
Tras su participación en el consejo, Olona explicó que en estos momentos se está desarrollando la normativa que va a regular la certificación de aquellas prácticas que favorezcan la fijación de partículas de carbono especialmente en los suelos, por lo que es una «gran oportunidad» lograr que estos incentivos beneficien a los agricultores profesionales y a la agricultura familiar.
Aunque el consejero aragonés reconoció que hay un acuerdo total en que la propuesta de la Comisión Europea es una herramienta eficaz para luchar contra el cambio climático, consideró que existen también «riesgos» ante los que hay que reflexionar y tomar medidas. Porque en su opinión estas ayudas podrían perjudicar al agro «en la medida en que se incentiven otras activique compitan con la agricultura o que puedan estimular a otros agentes ajenos al sector para llevar a cabo estas prácticas». Un riesgo, insistió, que hay que evitar precisamente en un contexto en el que a todo el mundo le preocupa garantizar los alimentos y hacerlo a un precio razonable.
«Por eso, lo que defendemos desde Aragón es que la futura regulación no solamente beneficie a la agricultura, sino que los agricultores del modelo familiar tengan un acceso preferente a estos nuevos ingresos», reiteró el titular del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón.
Olona recalcó además con contundencia que, para eso, hay que evitar a toda costa que «esta medida se convierta en un riesgo en términos de encarecimiento y acaparamiento de la tierra, y que, en definitiva, por favorecer simplemente la fijación de carbono se perjudique el modelo de agricultura familiar, que es el que defendemos en Aragón».