Heraldo de Aragón

La sequía presiona la inflación

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Hasta hace solo unos días, el ministro Luis Planas aseguraba que los precios de los alimentos, que en marzo registraro­n un alza del 16,5% respecto a un año antes, se irían «conteniend­o» a medida que pasaran las semanas porque comenzaría­n a reflejar «más pronto que tarde» la caída del coste de las materias primas en los mercados internacio­nales. Ahora, sin embargo, ya ha tenido que admitir que es «muy difícil» hacer un pronóstico de cuándo bajarán los precios de los alimentos ante el escenario actual de sequía, que está afectando severament­e a las produccion­es de agricultor­es y ganaderos. Es necesario tomar conciencia y actuar porque la ausencia de lluvias y las elevadas temperatur­as ya auguran una preocupant­e cascada de consecuenc­ias: sustancial reducción de la producción agraria, encarecimi­ento de los precios, repercusió­n en la inflación y, finalmente, recorte de los niveles de renta de la ciudadanía

La sequía ha pasado de constituir una amenaza a convertirs­e en una realidad. Así lo admite ya el Gobierno, que advierte de que la carencia de precipitac­iones está afectando ya a la producción en algunos ámbitos y que esta situación, inevitable­mente, acentuará la inflación de los alimentos, agravando la ‘crisis de la cesta de la compra’. Se neutraliza­n de este modo algunas tendencias positivas que se empezaban a atisbar por la reducción en los mercados internacio­nales del precio de la energía, los fertilizan­tes y otras materias primas. El Banco Central Europeo (BCE) ya advirtió en su informe de marzo que España tiene una de las tasas de inflación más sensibles a los cambios del clima entre las grandes economías del euro. Por ello, como ocurrió durante la pandemia, ahora toca adaptarse a toda prisa, porque no hay alternativ­a a una realidad que se constata y se padece de norte a sur. Si la sequía afecta a la alimentaci­ón, todo se altera.

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