El rey emérito viaja a Vitoria por razones médicas antes de su regreso a Abu Dabi
VITORIA. Tras pasar cinco días en la localidad gallega de Sanxenxo, Juan Carlos I se trasladó ayer por la tarde a Vitoria, donde pasó la noche, con la idea de someterse a una revisión médica. El rey emérito hace años que mantiene una estrecha relación con los prestigiosos doctores e investigadores vitorianos Eduardo Anitua y Mikel Sánchez, premiados y reconocidos internacionalmente por su descubrimiento del plasma rico en factores de crecimiento y sus aportaciones a la medicina regenerativa. El primero, odontoestomatólogo, es una eminencia en el campo de la implantología oral y el segundo, traumatólogo, en artroscopia. Los dos le han tratado de diversas dolencias durante hace ya varios lustros.
Tanto Anitua como Sánchez han sido extremadamente discretos con todo lo concerniente al monarca, a quien han llegado a tratar en Madrid cuando así lo ha requerido la situación. Pese a su hermetismo, es de sobra conocido que tras años de contactos profesionales a los tres les une una buena amistad y de hecho han sido numerosas las ocasiones en las que han compartido consulta pero también mantel en Vitoria. Apenas ha trascendido nada más de las intenciones del rey emérito para estos días. Durante su estancia en Galicia para asistir a unas regatas, don Juan Carlos I ha mantenido un perfil discreto. Aparte de saludar a los periodistas y al público durante sus traslados desde la casa de su amigo Pedro Campos al club náutico, no ha hecho más gestos en público. Antes de llegar a Sanxenxo, el padre de Felipe VI viajó desde Emiratos Árabes a Londres para disfrutar del partido de la Champions entre el Chelsea y el Real Madrid en Stamford Bridge.
En un primer momento se creyó que don Juan Carlos podría ahora viajar a Barcelona a visitar a su amigo Josep Cusí. Finalmente, aterrizó por sorpresa en Foronda poco después de las siete de la tarde, adonde llegó en un avión privado. El monarca, que no oculta sus problemas de movililidad lo que le lleva ayudarse de un bastón, bajó las escaleras del jet con ayuda de su personal de confianza hasta entrar en una furgoneta Mercedes que le esperaba a pie de pista.
En la ciudad aguardaba su llegada el doctor y empresario Eduardo Anitua. Su clínica se halla en las afueras de la ciudad, en Armentia, y es una de las de mayor vanguardia del País Vasco, dotada con quirófanos y equipos radiológicos de última generación. Junto a ella se ubica BTI, el instituto que lidera desde hace siete años la lista de los centros con mayor producción científica en el campo de la biotecnología, y que también dirige Anitua.
Tras pasar consulta, el rey emérito pasó la noche en el domicilio del investigador. Se da la circunstancia de que la urbanización es muy cercana al domicilio de los Urdangarin.