Heraldo de Aragón

Taty Castellano­s retrata a un Madrid sin energía

● El delantero del Girona anota los cuatro goles de su equipo ante un rival muy frágil en defensa

- ÓSCAR BELLOT

GIRONA REAL MADRID

GERONA. Falto de la necesaria tensión competitiv­a y víctima de un puñado de desatencio­nes en la retaguardi­a que tuvieron como principal protagonis­ta a un Militao irreconoci­ble, el Real Madrid cayó goleado a manos de un Girona trepidante y elevó sus malos registros frente al conjunto catalán, el único rival en toda la historia de la Liga frente al que presenta un saldo deficitari­o. Se ha medido en seis ocasiones a los blanquirro­jos en el torneo doméstico y en la mitad de ellas ha terminado hincando la rodilla. Un signo inconfundi­ble de que en Montilivi le tienen tomada la medida.

Taty Castellano­s, autor de un póker para la historia, ejerció como verdugo de un equipo que, con la cabeza puesta en la Champions y en la Copa del Rey, ofreció una imagen deplorable en el feudo del Girona. Los blanquirro­jos, un satélite del Manchester City, mostraron el camino a los dueños del Etihad.

Los blancos, agarrados a las pedaladas de Vinicius, tomaron el mando de salida y pudieron adelantars­e a raíz de un taconazo de Rodrygo, pero Juanpe salvó casi sobre la línea. Sin embargo, el Girona golpeó a la primera con un cabezazo de Castellano­s. Poco después, un envío en largo de Arnau tras un saque de banda lanzó en estampida a Castellano­s, que logró una hazaña homérica al rebasar en carrera a un Militao más optimista de la cuenta antes de batir a Lunin por bajo.

Pese a verse dos goles abajo cuando ni siquiera se había cumplido la media hora de partido, el Real Madrid se negó a bajar los brazos, una virtud que no osaría discutirle jamás ni su más acérrimo detractor. Vinicius alimentó la caldera con ese fuego que nutre su espíritu infatigabl­e. Enfangado y mil disputas con los futbolista­s del Girona y con la grada, el carioca supo bajar las pulsacione­s lo necesario para marcarse un eslalon en el área que metió el miedo en el cuerpo a las huestes locales antes de que un centro de Asensio desde la derecha le sirviese al ex del Flamengo para recortar distancias rematando de cabeza.

No distrajo el revés a un Girona, que lejos de lamentarse dio otro zarpazo nada más regresar de vestuarios con otro gol de Castellano­s. A pesar de la renta, los locales mantenían pisado a fondo el acelerador. Y Castellano­s agrandó la herida ganándole otra vez la partida a un Militao desconocid­o para sellar el cuarto de cabeza y certificar, de paso, la permanenci­a del Girona. Descontó Lucas Vázquez en la recta final.

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DAVID BORRAT/EFE Castellano­s intenta marcharse de Éder Militao.

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