El Banco de España aboga ya por desinflar las ayudas en luz y gas
● El supervisor alerta del impacto de la crisis energética en la competitividad de la industria si sigue la presión en los precios
MADRID. Después de un año repleto de iniciativas para amortiguar el impacto de la guerra de Ucrania en los precios energéticos ha llegado el momento de comenzar a reducir ese apoyo fiscal del Estado. Así lo considera el
Banco de España, cuyo director general de Economía y Estadística, ángel Gavilán, señaló ayer que estos esfuerzos deben responder a una situación coyuntural, y que no parezcan ser perennes: «Hemos insistido en que haya una política fiscal expansiva en el corto plazo. Pero, al mismo tiempo, hemos venido diciendo que una vez se superen estas perturbaciones es importante diseñar un plan de consolidación fiscal ambicioso. Conviene empezar a pensar ya en el 2023 en una retirada de estímulos fiscales».
El planteamiento del supervisor llega con la presentación del apartado energético dentro de su informe anual de 2022. No obstante, Gavilán matizó que la «conveniente» retirada de estímulos puede ser compatible con mantener algunas ayudas focalizadas. Entre las grandes medidas en vigor en materia energética se encuentra la rebaja del IVA de la luz y el gas del 21% al 5%, así como del impuesto eléctrico al mínimo legal del 0,5%, la suspensión del tributo a la generación o la relajación de lo exigido en la parte fija del recibo.
Gasto «desproporcionado»
El informe también pone de relieve cómo al menos un 15% de las familias españolas, alrededor de 2,8 millones de hogares, tienen que afrontar un gasto energético «desproporcionado», si bien su consumo duplica a la media nacional. Se trata de hogares que se encuentran, fundamentalmente, en la parte más baja de renta, representando un 30% del total.
También explicó que los precios de la energía han aumentado de forma mucho más acusada en la UE que en la mayoría de las principales economías mundiales. Y avisó de que si el aumento de los costes energéticos en la UE con respecto a los del resto del mundo que se ha observado en la crisis energética actual persistiera, se produciría un descenso apreciable de la producción industrial europea, que se sustituiría por importaciones sobre todo industriales.