Núria Espert se despedirá de los escenarios aragoneses en el Principal
La popular actriz de 87 años representará del 22 al 25 de junio cuatro funciones de la obra ‘La isla del aire’
ZARAGOZA. Núria Espert, la gran dama del teatro español, anunció hace dos semanas su retirada definitiva de los escenarios tras más de siete décadas de intensa actividad. La obra con la que se despide, ‘La isla del aire’, pondrá el broche de oro a una trayectoria extraordinaria, jalonada por galardones como el Premio Princesa de Asturias de las Artes en 2016 y, sobre todo, por el respeto y la admiración del público y de la crítica.
En este itinerario del adiós, que arrancó el pasado 25 de marzo en el Teatro Romea de Barcelona, Aragón figura como una de las escalas. En concreto, Espert y el resto del elenco actuarán en el Teatro Principal de Zaragoza del 22 al 25 de junio. Cuatro funciones para deleitarse por última vez de una intérprete colosal. Las entradas, que cuestan de 5 a 25 euros, ya se pueden adquirir en la página web del coliseo bicentenario.
La barcelonesa, que cumplirá 88 años unos días antes de su comparecencia zaragozana, cerrará un círculo virtuoso en unas tablas muy queridas y presentes en su carrera.
Allí protagonizó recitales de poesía junto a Rafael Alberti, encarnó a la diva Maria Callas en ‘Master Class’, se alió con Amparo Rivelles en ‘La brisa de la vida’ o más recientemente se transmutó en ‘La loba’ en compañía del actor aragonés Ricardo Joven. Un legado inmortal que añadirá este ‘último baile’.
Dirección de Mario Gas El montaje con el que concurrirá rezuma lujo y finura. Mario Gas, otro peso pesado de la escena nacional, dirige la primera adaptación teatral de la novela de Alejandro Palomas ‘La isla del aire’ (2005), parte inicial de la trilogía ‘El tiempo que nos une’.
Espert comanda el reparto íntegramente femenino de una obra que narra las peripecias de una familia formada por una matriarca (Espert), sus hijas (Vicky Peña y Teresa Vallicrosa) y sus nietas (Miranda Gas y Candela
Serrat). Cinco mujeres aisladas en su propio dolor que la abuela intenta sacar del ensimismamiento invitándolas a ir hasta la Isla del Aire –un islote con un faro situado frente a la costa de Menorca–, en un intento desesperado de liberar a sus hijas y exorcizar demonios.
«Es la historia de una saga que se acerca a la mirada de la dramaturgia del norte de Europa y, como en las tragedias griegas, hay momentos de humor de buena ley, para ayudar a soportar lo que tiene que venir», sintetiza la ganadora del Premio Nacional de Teatro en 1984.
Al revelar su retirada, Espert enfatizó la satisfacción que le reporta el resultado final de esta última incursión escénica: «No tengo intención de aceptar ningún proyecto más. Me gustaría que ‘La isla del aire’ acabara como está ahora: muy bien hecho, muy limpio y entrando todos dentro de la creatividad. Cuando se acaba la función, somos gente feliz, muy contenta».