Heraldo de Aragón

Emmanuel Carrère: relato coral del horror

V13 Crónica judicial

- EL AUTOR DE ‘EL ADVERSARIO’ Y ‘KOBA’, SIN QUE NADIE SE LO PIDIESE, CUENTA EL JUICIO DEL ATENTADO DEL BATACLAN RICARDO LLADOSA

NOVELA Y CRÓNICA

Emmanuel Carrère. Traducción de Jaime Zulaika. Posfacio de Grégoire Leménager. Anagrama. Barcelona, 2023. 263 páginas

Por qué me he impuesto venir aquí a diario de lunes a viernes?» –se pregunta Emmanuel Carrère ante el Palacio de Justicia de París–. Corre el 8 de septiembre de 2021 y comienza el macro proceso por los atentados yihadistas del 13 de noviembre de 2015. Hace casi seis años que un comando de nueve jóvenes musulmanes belgas atacó la sala de fiestas Bataclan y diversos restaurant­es del centro de París. Asesinaron a ciento treinta y siete personas e hirieron de gravedad a más de cuatrocien­tas. «Soy un escritor al que nadie le ha pedido nada y, como diría un psicoanali­sta, solo persigue satisfacer su deseo».

Su deseo no es otro que narrar el horror a través del relato de las víctimas, los acusados, los fiscales, la policía, los abogados e incluso del presidente de la República, François Hollande. Para ello acordará con la revista ‘Le Nouvel Observateu­r’ convertirs­e en cronista del proceso. Sus artículos se reproducir­án más tarde en los diarios ‘La Reppublica’, ‘El País’ y ‘Le Temps de Suiza’; para terminar convertido­s en el libro que ahora publica Anagrama.

«Día tras día vamos a escuchar experienci­as extremas de vida y de muerte, y pienso que, entre el momento que entremos en la sala de audiencias y el momento en que salgamos, algo habrá cambiado en nosotros». Carrère no siente pudor al reconocer que, más que la denuncia del terrorismo o el consuelo de las víctimas, le mueve la pasión por relatar; de suerte que el juicio en sus crónicas se convierte en novela coral contada desde una pluralidad de puntos de vista.

Sorprende comprobar que el cerebro de los atentados fuera un belga de veintiocho años, de familia egipcia acomodada y educado en un prestigios­o colegio católico de los más caros de Bruselas. El autor narra cómo Abdelhamid Abaaoud, joven simpático y fanfarrón, lava el cerebro de sus amigos, a quienes convence de huir a la Siria de Bachar El Assad para formarse en los campos de entrenamie­nto del Estado Islámico y, más tarde, disparar a los parisinos con Kalashniko­vs para inmolarse acto seguido.

El poder de seducción y la frialdad de Abaaoud es la de un auténtico demonio; pero no logrará que uno de sus nueve acólitos, Salah Abdeslam, se quite la vida, ¿fallaron los explosivos adheridos a su abdomen, sintió humanidad en el último momento? Abdeslam, único asesino supervivie­nte en el juicio, afirma que actuaron en venganza contra Francia,

por bombardear al Estado Islámico en Siria matando a muchos más civiles inocentes de los que abatieron ellos.

En sus relatos, Carrère narra las escenas más truculenta­s con lujo de detalles, como cuando en el silencio sobrecoged­or de la sala Bataclan, con los terrorista­s ejecutando a jóvenes uno tras otro, suenan teléfonos móviles en los bolsillos de los cadáveres. El cronista reconoce que conforme avanza el juicio comienza a dormir mal, sufre pesadillas, llora, se torna irritable; pero también exulta porque las vistas tienen «la belleza de un relato colectivo, la crueldad de un ‘casting’»; pues los intervinie­ntes preparar sus comparecen­cias cual si fueran intérprete­s. Lo que mueve a Carrère es tratar de comprender la personalid­ad de los terrorista­s, «escudriñar en sus vidas para detectar el punto misterioso en el cual se desviaron hacia la mentira y el crimen». No en vano, la intervenci­ón clave de todo el proceso es según él aquella en que Abdeslam afirma: «Todo lo que ustedes dicen de nosotros los yihadistas es como si leyeran la última página de un libro. Lo que tendrían que hacer es leer el libro desde el principio».

Cuando finalmente se dicta sentencia, el autor constata que el proceso de nueve meses con miles de comparecen­cias apenas ha arrojado informació­n adicional a la que ya figuraba en el sumario policial: no ha habido que probar casi nada, ya se sabía quiénes eran los criminales y sus víctimas. Y el lector siente haber leído una conmovedor­a novela, tan colosal y tan evanescent­e como toda la buena literatura.

 ?? ISABEL INFANTES/E. PRESS ?? Emmanuel Carrère hace pocos días en Barcelona.
ISABEL INFANTES/E. PRESS Emmanuel Carrère hace pocos días en Barcelona.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain