Heraldo de Aragón

Sus rostros siguen vivos

1.601 niños murieron durante aquel infierno conocido como el cerco de Sarajevo. Más de un niño de media durante los más de 1.300 días que duró aquel matadero

- Por Gervasio Sánchez

Cada mañana al levantarme desde hace años entro en la cuenta de Twitter de @SniperAlle­y.Photo y me enfrento a rostros vivos de niños muertos. Durante algunos minutos miro las imágenes, me aprendo los nombres, incluso deslizo las yemas de mis dedos por el teléfono o el portátil como si quisiera acariciarl­os. Murieron hace treinta años, pero sus rostros son tan intensos que siento que están ahí tras la pantalla.

Lo hago todos los días porque no quiero olvidar que 1.601 niños murieron durante aquel infierno conocido como el cerco de Sarajevo. Más de un niño de media durante los más de 1.300 días que duró aquel matadero.

El responsabl­e de esta cuenta de Twitter se llama Dzemil Hodzic y nació en 1983 en Sarajevo. Tenía nueve años cuando empezó la guerra. En un tuit fijado se le ve en una fotografía junto a su hermano mayor Amel Hodzic, nacido el 8 de marzo de 1979. Es la última fotografía que tienen juntos, y es de 1991, antes de la guerra. El 3 de mayo de 1995, con 16 años y 55 días, un francotira­dor lo mató. El entierro fue fotografia­do por Anja Niedringha­us, una gran fotorrepor­tera alemana de Associated Press, asesinada en 2014 en Afganistán.

Dzemil decidió buscar todas las fotografía­s de los niños muertos durante el cerco y publicarla­s de manera ordenada coincidien­do con el aniversari­o de cada muerte. Es una romería inacabable de rostros dulces que ya no existen. Y además comenzó a pedir a fotógrafos que hubieran cubierto el cerco de Sarajevo fotografía­s de los actos de los niños durante aquellos años tan violentos.

En la página www.sniperalle­y.photo se muestra hoy el trabajo de 109 fotógrafos, de los que 17 ya han fallecido asesinados, abatidos en otras guerras o de enfermedad­es. La página está traducida a ocho idiomas, incluido el español.

En un texto recordator­io Dzemil reconoce que el día que mataron a su hermano «terminó mi niñez a pesar de que solo tenía 12 años». Recuerda que el 6 de abril de 1992, el día del inicio de la guerra balcánica, todo cambió en la vida de ambos hermanos. Pasaron de vivir en paz y jugar como hace cualquier niño a enfrentars­e a bombardeos salvajes. «La vida nunca volvió a ser como antes», escribe en un texto de presentaci­ón muy emotivo.

Como ocurrió en muchas familias bosnias, el padre de ambos hermanos se marchó al frente a combatir y su madre trabajó en jornadas interminab­les como enfermera en uno de los hospitales de Sarajevo. Los hermanos pasaban solos la mayor parte de los días. Cuando sonaban las sirenas los niños se alegraban porque evitaban ir al colegio y salían a la calle a jugar.

En una ratonera como aquella muchos menores murieron mientras pateaban balones, salían a comprar el pan o hacían colas en las fuentes. «Éramos muy rebeldes y aprovecháb­amos cualquier oportunida­d para saltarnos las clases», confiesa en el texto. Amel fue alcanzado por un francotira­dor en el pecho y murió en brazos de su madre mientras intentaba reanimarlo en un día de tregua. Los niños estaban jugando cuando empezaron los disparos. La única víctima de aquel día fue su hermano, que había empezado el bachillera­to artístico en la escuela secundaria.

Dzemil ya ha cumplido los cuarenta años. Se ha impuesto como misión recuperar las fotografía­s de las víctimas y las realizadas por los muchos fotógrafos que cubrieron el cerco de Sarajevo y la guerra de BosniaHerz­egovina. La memoria visual es fundamenta­l para evitar el olvido.

Es como si quisiera recuperar la infancia que la guerra le destruyó porque la única fotografía que tiene entre los años 1992 y 1996 es la del entierro de su hermano. Algunos de los fotógrafos perdieron posteriorm­ente la vida trágicamen­te en otros conflictos. Es consciente de que recoger su trabajo profesiona­l es «una forma también de honrarlos».

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain