El desastre de Doñana
Es un desastre ecológico, originado por la extracción de agua subterránea sin control, ante lo que ningún gobierno tomó medidas. Cuántos campos de regadío había hace tres décadas y cuántos hay en estos momentos, eso es lo que hay que cuantificar. No es que no haya agua porque no llueve, que es la realidad, es que han aspirado la tierra y han desecado las corrientes subterráneas. Y lo peor de todo es que el subsuelo se salinizará en pocos años. Entonces ni tendrán la vida en el campo de hace tres décadas ni la masificación que hay en la actualidad. El egoísmo, tanto político como ciudadano, está destrozando los orígenes y la supervivencia de este planeta, en el que solo les interesa la masificación de riqueza a corto plazo. La comunidad europea nos pondrá sanciones por no controlar los humedales protegidos, sanciones que tendrían que pagar los que lo han producido, no el Gobierno de España. Pero eso al Gobierno de Andalucía le da igual, que paguen los platos rotos los demás (el señor Bonilla no tiene escrúpulos). Pero el resto de los ciudadanos de este país se están hartando de tener que pagar tanto desorden de nuestro bolsillo. Aquí, en Aragón, se están habilitando muchas hectáreas de regadío por otros medios, para sacar una doble producción. Pero eso, a largo plazo, si la escasez de lluvia sigue aumentando, habrá limitaciones y entonces tendremos los mismos problemas que en Andalucía. Aquí tenemos muchos núcleos, que son de regadío de toda la vida, en los que tienen que sembrar sus campos siempre mirando a la acumulación de agua en los pantanos, porque el agua de boca es la prioritaria. Después, si llega el momento en que no hay agua para riegos, ¿qué pasará? ¿A quién recurriremos, al Gobierno por zona catastrófica algo que nosotros mismos hemos fabricado? Necesitamos más sensatez política y más control al caciquismo.
José Sierra Calvo
ZARAGOZA