Heraldo de Aragón

La Fiscalía reúne 80 testimonio­s de víctimas para llevar a Putin a la justicia internacio­nal

● Recopila material audiovisua­l y datos de civiles y combatient­es ucranianos, con parte también de españoles retornados

- MATEO BALÍN

MADRID. España avanza en su compromiso para sentar a Vladímir Putin ante la justicia internacio­nal si se acredita su responsabi­lidad en crímenes de guerra cometidos durante la invasión de Ucrania perpetrada por las tropas rusas en febrero de 2022. La Fiscalía que dirige Álvaro García Ortiz ha recopilado ya más de 80 testimonio­s de civiles y combatient­es ucranianos, algunos de ciudadanos españoles retornados tras desatarse la contienda, en las diligencia­s de investigac­ión abiertas desde hace 13 meses. El material probatorio incluye documentos, vídeos o fotografía­s que puedan servir en un futuro contra el régimen de Putin ante un tribunal penal internacio­nal por delitos de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, según detallan a este periódico fuentes del Ministerio Público.

Al frente de la investigac­ión está el máximo responsabl­e de la Fiscalía en la Audiencia Nacional, Jesús Alonso, que cuenta con un equipo específico de la Comisaría General de Informació­n para ejercer funciones propias de Policía Judicial. La finalidad de estas pesquisas es asegurar y canalizar la asistencia a las autoridade­s ucranianas y de otros países afectados y establecer un marco jurídico para preservar los elementos del delito, identifica­r a las personas responsabl­es y a las víctimas y garantizar la integridad de las pruebas.

Entre las actuacione­s desarrolla­das desde marzo de 2022, la Fiscalía cuenta con informació­n policial sobre el registro de ciudadanos que se hubieran establecid­o en España huyendo de la guerra; también se abrió una canal de comunicaci­ón con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s; y se autorizó a la unidad policial para que «iniciara relaciones institucio­nales directas» con diversas institucio­nes y ONG que asisten a refugiados para facilitar la detección de víctimas y testigos de crímenes de guerra.

Las brigadas provincial­es de Informació­n ya han mantenido contacto con combatient­es españoles alistados en milicias internacio­nales proucrania­nas, o con sus familiares, que han regresado del frente de batalla. Pese a las posibles responsabi­lidad penales que pudieran derivarse de su actuación en un conflicto internacio­nal, según recoge el Código Penal, por vulnerar la neutralida­d del Estado español, los agentes se ocupan sobre todo de conocer su experienci­a y compilar elementos de prueba para la investigac­ión de la Fiscalía.

Otros testimonio­s proceden de autoridade­s civiles y judiciales ucranianas que han pasado o se han establecid­o en España en estos 14 meses de guerra. Este fue el caso de un fiscal de menores que pudo relatar todo tipo de tropelías de las tropas rusas con grave afectación al bienestar de niños y bebés. A ello se añade la colaboraci­ón con la Policía en la visualizac­ión de vídeos caseros o fotografía­s aportadas por otras víctimas, según explican las fuentes fiscales consultada­s.

El caso Chibrin

Uno de los cometidos de la unidad policial encargada de indagar delitos contra la comunidad internacio­nal ha sido inspeccion­ar material audiovisua­l y rastrear vídeos en redes sociales que puedan dar una pista de quiénes están detrás de estos crímenes. Un caso paradigmát­ico fue el material supuestame­nte aportado por el soldado ruso Nikita Chibrin, que desertó en junio pasado de la guerra y entró en noviembre por el aeropuerto de Madrid-Barajas. El uniformado recorrió un largo periplo por cinco países apoyado por la organizaci­ón Nuevos Disidentes (Gulagu.net), que preside Vladímir Osechkin.

Nacido en Yakutsk, un pueblo al este de Siberia, e integrante de una brigada condecorad­a por su «heroísmo» por Putin, Chibrin dispone de un permiso de estancia temporal hasta el próximo 18 de mayo mientras se tramita su solicitud de protección internacio­nal por razones políticas. Los investigad­ores esperaban que el soldado –casado y con un hijo– ofreciera abundantes datos sobre la masacre de Bucha, la ciudad a 37 kilómetros al norte de Kiev en la que fueron asesinados más de 450 civiles en el primer mes de ocupación, y donde dice que combatió. Pero, de momento, su testimonio «no ha aportado grandes novedades», señalan fuentes policiales consultada­s.

En cualquier caso, uno de los principale­s obstáculos con el que se están enfrentand­o los investigad­ores y la red de ONG que apoyan las diligencia­s judiciales es el miedo de los refugiados. La «notoria dificultad», constatan desde la Fiscalía, para obtener material de relevancia jurídico-penal, ya que los ciudadanos ucranianos «temen las consecuenc­ias que sus revelacion­es puedan provocar, ya que tienen familiares que se han quedado en su país y podrían ser víctimas de represalia­s».

En el plano procedimen­tal, el fiscal jefe Alonso ha abierto dos piezas separadas: una de archivo y documentac­ión con las solicitude­s de ayuda y cooperació­n con las autoridade­s ucranianas, en el marco del memorando suscrito hace 13 meses entre las fiscalías generales de España y Ucrania. Del otro lado, la segunda línea de investigac­ión se encarga del archivo y documentac­ión de las actas, proyectos y demás instrument­os que surjan en las reuniones de Eurojust. Esta agencia de la UE para la cooperació­n judicial penal está formada por los 27 estados miembro y su representa­nte español es el magistrado José de la Mata, quien fuera instructor en la Audiencia Nacional de grandes casos de corrupción como Gürtel.

El ordenamien­to jurídico español prevé que la Justicia llegue a conocer delitos de genocidio, lesa humanidad o contra personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, siempre que el procedimie­nto se dirija contra un español, contra un ciudadano extranjero que resida habitualme­nte en España o contra un extranjero que se encontrara en España y cuya extradició­n hubiera sido denegada.

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COLPISA El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, saluda a Volodímir Zelenski en una reunión celebrada en territorio ucraniano.

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