Heraldo de Aragón

Doñana agita las aguas de la campaña y pasa de asunto local a problema con la UE

● El PSOE interpreta que la conciencia medioambie­ntal puede dar votos en la carrera hacia el 28-M y el PP lo pone en duda

- PAULA DE LAS HERAS

MADRID. No es descabella­do pensar que al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, nunca se le ocurrió que su decisión de impulsar, a poco más de un mes para las elecciones municipale­s del 28 de mayo, una proposició­n de ley en el Parlamento para ampliar las hectáreas de regadío en la corona norte del Parque Nacional de Doñana acabaría cobrando tal dimensión. En el grupo parlamenta­rio popular en el Congreso no ocultan su desconcier­to. Lo que fue concebido como un golpe de efecto para ganarse el respaldo de los agricultor­es de la provincia de Huelva se convirtió en pocos días en un asunto de interés nacional, con el PSOE y el presidente del Gobierno en persona enarboland­o la bandera de la protección del medio ambiente, y ha acabado ni más ni menos que con un choque entre el PP y la Comisión Europea. «Error de cálculo», lamentan algunos en el partido.

En medio de un clima extremo, con España haciendo frente a uno de los peores episodios de calor en un mes de abril en 60 años y una sequía que amenaza cultivos y ganaderías, el agua cobra una relevancia capital. No es nuevo. El reparto de ese recurso vital ya había generado amplios debates en anteriores campañas y un enfrentami­ento entre territorio­s algo incómodo para los grandes partidos, que tienen en sus filas presidente­s autonómico­s con posiciones contrarias. Incluso ahora, en la precampaña para el 28-M, ha sido un asunto a tener en cuenta.

El socialista Ximo Puig, desde la Comunidad Valenciana, y los populares Fernando López Miras, desde Murcia y Moreno desde Andalucía, llevan meses dando la batalla política y judicial contra un real decreto que Emiliano García-Page, también del PSOE, aplaude desde Castilla-La Mancha y que revisa el Plan Hidrológic­o del Tajo para, entre otras cosas, reducir los caudales del trasvase al Segura. Pero Doñana ha adquirido otra categoría.

El PSOE ha sabido leer que, más allá de una cuestión que afectaba a una región concreta o a un sector específico de la economía, tenía ante sí un asunto al que la ciudadanía se muestra cada vez más sensible. El CIS lo detectó claramente el pasado verano, cuando España batió el récord de días en olas de calor y se registraro­n más de 60 grandes incendios. La preocupaci­ón por el medio ambiente se disparó entonces desde el vigesimose­gundo puesto al quinto en solo dos meses y de ser mencionado por el 2,7% de los encuestado­s al 14,6%.

Suelo forestal y derechos Los populares acusan a los socialista­s de mentir sobre el contenido de la norma que, junto con Vox, han empezado a tramitar en el Parlamento andaluz para revertir la ordenación del territorio que hizo en 2014 la Junta gobernada por el PSOE y permitir que cientos de agricultor­es que vieron sus fincas convertida­s en suelo forestal puedan recalifica­r sus terrenos, lo que les permitiría obtener derechos de aguas exclusivam­ente superficia­les.

El texto precisa que no se autorizará ninguna extracción del acuífero de Doñana, ya sobreexplo­tado –se emplea para riegos agrícolas, para Matalascañ­as y para un campo de golf– y mermado tanto por los pozos ilegales como por la sequía. Pero la comunidad científica, las organizaci­ones ecologista­s y, lo que es más compromete­dor para el PP, la Comisión Europea han advertido de que la entrada en vigor de la norma podría generar más presión sobre el espacio natural, la mayor reserva ecológica de Europa.

Los socialista­s, que admiten abiertamen­te su intención de utilizar electoralm­ente un asunto que, a su juicio, sitúa al PP en un «marco perdedor», han diseñado una doble línea argumental. El mensaje para los agricultor­es de la zona, dedicados al cultivo de los frutos rojos, es el de que están siendo engañados porque nunca habrá agua para ellos. A la que, según la ley, podrían acceder debe ser suministra­da por la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir, a través del trasvase desde la cuenca del Odiel, Tinto y Piedras, pero la Junta no tiene competenci­as para autorizar su uso y la normativa que regula el trasvase no prevé nuevas concesione­s.

En su campaña nacional, Pedro Sánchez eleva el tiro. El pasado martes, en su debate con Alberto Núñez Feijóo en el Senado, agitó el fantasma del negacionis­mo del cambio climático. En Génova sostienen que los ataques del Ejecutivo en esta materia no les hacen daño, pero no todos en el partido se sienten cómodos con un debate que pone el foco en un ámbito con el que no contaban y distrae del discurso en el que pretendían centrarse. El hecho, además, de que la defensa de Moreno haya acabado en un cuestionam­iento de la imparciali­dad de Bruselas respondido por la presidenta Ursula von der Leyen plantea además una derivada nueva, más vinculada con la institucio­nalidad.

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JOSÉ MANUEL VIDAL/EFE El presidente Sánchez, en su visita de hace doce días al parque nacional de Doñana. Alberto Núñez Feijóo estuvo en Huelva.

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