La nueva réplica del terremoto financiero vuelve a poner en un brete a los bancos centrales
MADRID. La caída –y rescate a través de la compra efectuada por JP Morgan– del First Republic Bank se produce en vísperas de sendas reuniones del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal norteamericana, lo que les pone en un dilema a las dos autoridades monetarias en su lucha, de discutible éxito, contra la inflación incrementando los tipos de interés. De hecho, uno de los ingredientes que apuntan los expertos que ha contribuido a la crisis financiera es, precisamente, el endurecimiento monetario, que ha depreciado los activos que tenían en cartera los grupos bancarios, deteriorando la situación de sus balances.
El Eurobanco celebra su reunión ordinaria este jueves, 4 de mayo, y la Fed habrá transmitido su decisión un día antes.
Respecto al BCE, antes de que se conociera esta réplica de la crisis financiera, los expertos de BNY Mellon comentaban que tendría que adoptar «una postura decididamente agresiva»; «no nos sorprendería que la autoridad monetaria europea volviese a subir tipos otros 50 puntos básicos, ya que viene repitiendo que la inflación sigue siendo demasiado alta y que continuará restringiendo su política monetaria». Los analistas de Monex Europe coincidían en su previsión de que la institución que preside Christine Lagarde acometería un nuevo incremento del precio del dinero. Pero también ha trascendido que esta vez podría elevar los tipos solo un cuartillo y no medio punto.
En la ocasión anterior en que se vio en esta tesitura, el pasado marzo, el BCE sí subió los tipos de interés 50 puntos básicos, hasta el 3,5%. El consejo de gobierno de la institución se apoyó, como argumentos para tomar su decisión, en la capacidad de resistencia y las sólidas posiciones de capital y liquidez del sector bancario de la eurozona, si bien añadió que a su disposición hay instrumentos para prestar apoyo de ser necesario.
Economía financiera y real Esto ocurrió en las mismas fechas en que la crisis bancaria saltaba el Atlántico para llegar a Europa y UBS se hizo cargo del tambaleante Credit Suisse. El BCE, analizaban en Tressis, hizo el movimiento pensando en la inflación y no tanto en el impacto de la inestabilidad financiera, aunque dejando claro que tiene capacidad de respuesta para hacerle frente.
La Reserva Federal hizo lo propio también en su reunión de marzo, pese a la crisis bancaria que tenía a EE. UU. como epicentro. No le tembló el pulso al presidente de la Fed, Jerome Powell, para llevar el precio del dinero hasta su nivel más alto desde 2007. Aunque sí sugirió la posibilidad de que en siguientes citas frenaría el ritmo de endurecimiento monetario. De acuerdo con el análisis de DWS, la decisión de la Fed de subir los tipos entonces ayudó a calmar a los mercados. Ahora podría acometer un nuevo incremento de 25 puntos básicos, pero se considera que esta subida será la última y que empezarán los recortes en septiembre para contrarrestar los efectos económicos que sin duda tendrá la crisis bancaria. La ligazón economía financiera-economía real es indiscutible y turbulencias en la primera se hacen sentir en la segunda, y viceversa.