SIGLO XVI>GERENTES DE MINAS Y BUSCADORAS DE YACIMIENTOS MINERALES
UN PRIMITIVO USO PECULIAR La primera mujer que podemos relacionar con la geología es Hildegarda de Bingen (1098-1179). Conocida por haber sido abadesa, además de compositora, filósofa, naturalista y escritora, dedicó parte de su vida a cuidar enfermos y para ello, entre otros remedios, empleó distintos minerales. Por ejemplo, la esmeralda se recomendaba a personas con dolencias en el corazón, estómago o costado. Claramente, la visión que tenemos hoy en día tanto de la medicina como del uso de los minerales es muy diferente, pero no por ello deja de ser una de las primeras veces que una mujer mostró interés en este tema, aunque fuera de esta peculiar forma.
UN CASO ÚNICO EN EUROPA Varios siglos después, en Alemania, nacía Barbara Uthmann (1514-1575). Su familia tenía una estrecha relación con el sector de la minería. Su marido fue gerente de varias minas y pozos y, tras su muerte, fue ella la que tomó el relevo. Probablemente se trató de un caso único en Europa, aunque no había ninguna norma que impidiera que una mujer estuviera a cargo de este tipo de empresas. Desempeñó esta labor hasta pocos años antes de su muerte, cuando tuvo que vender casi todo su patrimonio.
ACUSADA DE BRUJERÍA Martine de Berterau (1578-1643) nació en Francia y, junto a su marido, recorrió el mundo en busca de yacimientos minerales. Publicó varios libros y en ellos dejó escritos muchos de los problemas a los que se tuvo que enfrentar en su día a día por ser mujer. Sus inquietudes tampoco carecían de base; en un pequeño pueblo de Bretaña donde estaban buscando yacimientos, fue acusada de brujería. Esta misma acusación se repitió años después y terminó encerrada en un castillo junto a una de sus hijas hasta su muerte.