Estamos en periodo electoral
Estamos en tiempos de elecciones, época agitada, llena de momentos tensos, de carreras para situarse con buena posición en las listas recogiendo el fruto del trabajo en el partido o gracias a las muestras de adhesión inquebrantable a sus jefes, con la mirada puesta en un goloso futuro que le garantice un bienestar, para bastantes, más que nutrido. Veremos también a generosos ciudadanos de nuestra España menor, léase como ejemplo la despoblada, peleando por resolver problemas del día a día que no ocupan apenas lugar en los despachos oficiales. No faltarán las grandes promesas que se cumplirán o no pero que suenan bien y son celebradas con grandes ovaciones por los fieles. Saldrán a la luz personajes destacados de la sociedad civil cuyas acciones se han presentado hasta la fecha con el halo esplendoroso de imparcialidad y ahora aparecen en la lista de algún partido, fichajes suelen denominarse. Mientras tanto muchos electores veremos el proceso entre indiferencia, inquietud, distancia o deseos de llegar a alguna conclusión a lo largo de las preprecampañas, las precampañas y, de una vez… las campañas. Menos mal que todo llega. Al final los que estamos dispuestos a votar votaremos. Los no afiliados, borrando mentalmente algunos nombres o escogiendo al que nos parezca menos malo. Habrá también quien lo haga tapándose la nariz e incluso más de uno, convencido. Habrá de todo. Para compensar alguna de estas circunstancias siempre nos quedará la idílica esperanza de que llegue un día en que votemos a las personas, no a los partidos, personas con valores propios mostrados y demostrados que merezcan nuestro voto. Un tiempo en que el noble ejercicio de la política sea un servicio a la sociedad y no sólo un puesto de trabajo. Por cierto, muy bien pagado. Francisco Alós Barduzal ZARAGOZA