La muerte de un histórico preso palestino en huelga de hambre incrementa la tensión en Gaza
● Las facciones armadas vengan su fallecimiento con un lanzamiento de cohetes a lo que Israel responde con el bombardeo de la Franja
ESTAMBUL. Las facciones palestinas vengaron la muerte de Khader Adnan con el lanzamiento de decenas de cohetes desde Gaza e Israel atacó posiciones de Hamás y Yihad Islámica (YI) en la Franja. En Cisjordania hubo choques con las fuerzas de seguridad y se respetó una jornada de huelga de general en honor al difunto.
El Servicio de Prisiones israelí informó a primera hora del día que Adnan «se negó a someterse a exámenes médicos y recibir tratamiento médico» y «fue encontrado inconsciente en su celda». Este miembro del ala política de Yihad Islámica de 44 años mantenía una huelga de hambre desde hacía 86 días y llevó hasta las últimas consecuencias la forma de protesta que ya antes había empleado en cinco ocasiones. Yihad calificó de «crimen atroz» la muerte y aseguró que Israel «pagará el precio».
Desde hacía dos décadas la vida de este palestino nacido cerca de Yenín, al norte de Cisjordania, y padre de nueve hijos estaba marcada por las continuas entradas y salida de prisión. En la mayor parte de ocasiones se le aplicó el régimen de «detención administrativa», fórmula por la que los militares encierran de manera sistemática a palestinos sin juicio ni acusación alegando, en la mayoría de casos, que planean cometer algún delito. En estos momentos hay más de mil presos en esta situación, seis de ellos menores, el número más elevado de los últimos veinte años.
Adnan, licenciado en Matemáticas y panadero de profesión, protestó contra la detención administrativa con huelgas de hamdejarle bre en 2004 (25 días), 2012 (67 días), 2014 (54 días) y 2021 (25 días) y se había convertido en uno de los impulsores de esta «forma de resistencia pacífica», según la definición de la ONG israelí B’tselem, entre el colectivo de presos.
Avisos sin respuesta
El Club de Prisioneros palestinos alertó el lunes de que su estado de salud era «muy serio» y su esposa, Randa Mousa, explicó que su marido se negaba a aceptar exámenes médicos o suplementos nutricionales en señal de protesta contra la decisión de Israel de «no transferirle a un hospital civil y negarle la visita de su abogado». Hace una semana Physicians for Human Rights Israel ya visitó a Adnan en prisión, advirtió que se enfrentaba a «una muerte inminente» y pidió que fuera «trasladado urgentemente a un centro sanitario». El Servicio de Prisiones hizo caso omiso a estas advertencias y Adnan falleció en su celda.
Desde el Centro Palestino de Derechos Humanos, ONG con sede en Gaza, denunciaron que morir «en estas trágicas circunstancias es inmoral, inhumano e ilegal, y constituye un homicidio premeditado. Hacemos un llamamiento al Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) para que investigue su muerte de inmediato y responsabilice a los funcionarios israelíes por este crimen», según el comunicado firmado por el director del centro, Raji Sourani.
En medio de la escalada de tensión, la esposa de Adnan declaró a la agencia AFP que no quería pésames porque «este martirio es como una boda, un momento de orgullo para nosotros». Randa Mousa insistió en que la familia no quería «que nadie responda al martirio. No queremos que alguien lance cohetes y luego Israel ataque Gaza (…) No queremos un baño de sangre». Estas fueron las palabras de la viuda, pero desde Gaza las facciones palestinas vengaron a su manera esta muerte, la primera de un preso en huelga de hambre en las últimas décadas.