Heraldo de Aragón

La muerte de un histórico preso palestino en huelga de hambre incrementa la tensión en Gaza

● Las facciones armadas vengan su fallecimie­nto con un lanzamient­o de cohetes a lo que Israel responde con el bombardeo de la Franja

- MIKEL AYESTARAN

ESTAMBUL. Las facciones palestinas vengaron la muerte de Khader Adnan con el lanzamient­o de decenas de cohetes desde Gaza e Israel atacó posiciones de Hamás y Yihad Islámica (YI) en la Franja. En Cisjordani­a hubo choques con las fuerzas de seguridad y se respetó una jornada de huelga de general en honor al difunto.

El Servicio de Prisiones israelí informó a primera hora del día que Adnan «se negó a someterse a exámenes médicos y recibir tratamient­o médico» y «fue encontrado inconscien­te en su celda». Este miembro del ala política de Yihad Islámica de 44 años mantenía una huelga de hambre desde hacía 86 días y llevó hasta las últimas consecuenc­ias la forma de protesta que ya antes había empleado en cinco ocasiones. Yihad calificó de «crimen atroz» la muerte y aseguró que Israel «pagará el precio».

Desde hacía dos décadas la vida de este palestino nacido cerca de Yenín, al norte de Cisjordani­a, y padre de nueve hijos estaba marcada por las continuas entradas y salida de prisión. En la mayor parte de ocasiones se le aplicó el régimen de «detención administra­tiva», fórmula por la que los militares encierran de manera sistemátic­a a palestinos sin juicio ni acusación alegando, en la mayoría de casos, que planean cometer algún delito. En estos momentos hay más de mil presos en esta situación, seis de ellos menores, el número más elevado de los últimos veinte años.

Adnan, licenciado en Matemática­s y panadero de profesión, protestó contra la detención administra­tiva con huelgas de hamdejarle bre en 2004 (25 días), 2012 (67 días), 2014 (54 días) y 2021 (25 días) y se había convertido en uno de los impulsores de esta «forma de resistenci­a pacífica», según la definición de la ONG israelí B’tselem, entre el colectivo de presos.

Avisos sin respuesta

El Club de Prisionero­s palestinos alertó el lunes de que su estado de salud era «muy serio» y su esposa, Randa Mousa, explicó que su marido se negaba a aceptar exámenes médicos o suplemento­s nutriciona­les en señal de protesta contra la decisión de Israel de «no transferir­le a un hospital civil y negarle la visita de su abogado». Hace una semana Physicians for Human Rights Israel ya visitó a Adnan en prisión, advirtió que se enfrentaba a «una muerte inminente» y pidió que fuera «trasladado urgentemen­te a un centro sanitario». El Servicio de Prisiones hizo caso omiso a estas advertenci­as y Adnan falleció en su celda.

Desde el Centro Palestino de Derechos Humanos, ONG con sede en Gaza, denunciaro­n que morir «en estas trágicas circunstan­cias es inmoral, inhumano e ilegal, y constituye un homicidio premeditad­o. Hacemos un llamamient­o al Fiscal de la Corte Penal Internacio­nal (CPI) para que investigue su muerte de inmediato y responsabi­lice a los funcionari­os israelíes por este crimen», según el comunicado firmado por el director del centro, Raji Sourani.

En medio de la escalada de tensión, la esposa de Adnan declaró a la agencia AFP que no quería pésames porque «este martirio es como una boda, un momento de orgullo para nosotros». Randa Mousa insistió en que la familia no quería «que nadie responda al martirio. No queremos que alguien lance cohetes y luego Israel ataque Gaza (…) No queremos un baño de sangre». Estas fueron las palabras de la viuda, pero desde Gaza las facciones palestinas vengaron a su manera esta muerte, la primera de un preso en huelga de hambre en las últimas décadas.

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ALAA BADARNEH/EFE Protesta palestina por la muerte de Khader Adnan.

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