«No soy un intruso porque no hago periodismo»
EL PERSONAJE
¿Cómo empezó como comunicador?
Hace diez años era actor y había trabajado como modelo. Estaba cansado de la interpretación y hacer ‘castings’. Descubrí el mundo de los ‘youtubers’ y vi que había personas que hacían espectáculo y videos desde su casa y llegaban, entonces, a cientos de miles de personas. ¿Cómo se abrió camino en el complejo mercado de Youtube?
Empecé con videos desastrosos grabados con el móvil, utilizando libros como trípode, sin micrófonos. Todo muy cutre. Pasé del móvil a comprar una ‘camarilla’ y un micro baratos. El boca a boca ayuda mucho como siempre y un video que lo pete. Hice un par de videos que funcionaron muy bien, sobre todo uno que triunfó en Latinoamérica, poco después. ¿Cuántos suscriptores y seguidores tiene en la actualidad?
Ahora mismo The Wild Project tiene 3,74 millones de suscriptores y El Rincón de Giorgio, mi otro canal, ha superado los once millones. Entre los dos son más de 15 millones. En Twitter e Instagram tengo 3,6 millones y 3 millones de seguidores respectivamente. ¿A qué cree que se debe este fenómeno?
He conectado muy bien con el público, se me da muy bien comunicar y he seleccionado bien los temas que le interesan.
Explíquele a un director de un medio sea literario, radiofónico o televisivo que usted no es un intruso
Ja, ja, ja. Primero le diré que ni soy periodista ni quiero serlo. Me dedico a entretener.
Hace entrevistas en profundidad y deja que el invitado se explaye durante horas… ¿Cómo elige a los personajes?
Quiero personas que me interesan a mí, que tengan buenas historias que contar y con los que sienta que hay buena conexión. Nunca traeré a personas que no soporte.
En contra del criterio de muchos medios, que consideran que una entrevista radiofónica o televisiva que dure más de 24 minutos es inaguantable, usted hace entrevistas de varias horas que se consumen muchísimo entre población muy joven, el segmento
Jordi Carrillo de Albornoz Torres (Manresa, 1984), más conocido como Jordi Wild, tiene más de 15 millones de suscriptores en sus dos canales de Youtube
más difícil de entretener. ¿Cuál es el secreto?
El problema no es que los jóvenes no aguanten una conversación larga. El problema es que los medios tradicionales ni lo intentan y no saben hacerlo. Y lo peor, y aquí está la clave: no quieren aprender a hacerlo. El formato clásico de los programas de televisión y radio está, para mí, en decadencia y, como no se actualicen, van a quedar reducidos a panfletos políticos e ideológicos.
Usted ha hablado mucho de la dictadura del clic…
Es un cáncer del periodismo actual. Cuando dependes de llamar la atención para poder subsistir, te conviertes en alguien sólo interesado en enganchar, casi de una forma adictiva, al consumidor. La calidad se resiente y el periodismo se convierte en ‘fast food’. ¿Qué reciben los jóvenes de usted que no encuentran en los medios tradicionales?
Naturalidad por una parte. Por otra, la gran mayoría de personas como yo no tenemos a nadie a quien rendir cuentas. A mí no me financia nadie. No estoy en ningún grupo editorial. Puedo tener libertad para hablar de lo que sea y todo esto se valora mucho. Las personas que hablan sin filtro son más valoradas por los más jóvenes.
Los medios tradicionales están muy interesados por los ‘podcast’ y hay una pelea para ser el de mayor audiencia. Pero el más escuchado en España es el suyo. ¿Siente que tiene una gran responsabilidad?
No pienso mucho en ello ni siquiera en si tengo algo que aportar a la sociedad. Soy muy realista. Hay algunos que entretienen con el balón, el cine y yo entretengo en internet. Si puedo aportar un contenido más elevado, me alegra y me gusta cuando los seguidores te dicen que han aprendido de tal o cual entrevista. Pero no es mi objetivo principal.
Pensaba que en sus canales trabajaba sin parar un equipo de decenas de personas y, en cambio, son dos, Nacho Amela, el realizador, y usted. ¿Cómo es posible mantener el ritmo semanal trepidante?
Es la cultura del ‘youtuber’. Empecé haciéndomelo todo. Aprendí a editar videos, hacer los guiones, a hablar a la cámara. Además, yo prefiero una conversación interesante al estilo de El loco de la colina. Jesús Quintero necesitaba una mesa y dos sillas. Punto. Seguramente tendría maquillador, pero tampoco era necesario. Era suficiente con el entrevistado y él. Es lo que se hace en internet y no se necesita nada más.