La matanza de Bajmut limita la ambición de la anunciada contraofensiva ucraniana
MOSCÚ. ¿Es Bajmut el nuevo Stalingrado? Pocas batallas por un lugar tan pequeño han supuesto una carnicería como la que se está desarrollando en esta pequeña ciudad situada en el Donetsk. Cada minuto es aún una incógnita, ya que la ciudad puede caer en manos rusas o la respuesta de Kiev permitiría asestar un duro golpe que bloquee a los invasores.
Stalingrado supuso la gran derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial, que hundió la moral de la Wehrmacht. En Bajmut, Zelenski ya ha definido la urbe como «la gran fortaleza de la moral ucraniana». «Para las dos partes es un lugar en el que hay que resistir porque es un símbolo», resume en declaraciones a este periódico el teniente general en la reserva y exjefe de la inteligencia de las Fuerzas Armadas, Francisco José Gan Pampols.
En su opinión, no obstante, quizá Kiev se ha obstinado demasiado en mantener esta plaza y ha sufrido más de lo que puede tolerar para no abandonarla. Esta batalla, en cualquier caso, marcará el futuro de la inminente contraofensiva ucraniana.
Bajmut era una ciudad pintoresca antes de la guerra. Junto a ella se encuentran las mayores minas de sal de la región, clausuradas poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Esos yacimientos, que también producen yeso o mármol, se convirtieron en los años 60 en bodegas en las que se comenzó a elaborar el champán ruso, el vino espumoso llamado ‘shampanskoe’.
Hoy esos túneles sirven de refugio subterráneo a civiles y militares ante los muchos bombardeos rusos. Stalingrado, por contra, era un emporio industrial con más de 600.000 habitantes, cuyas comunicaciones daban paso a lugares estratégicos de Rusia.
Antes de la invasión rusa, en Bajmut vivían 73.000 ucranianos, pero 50.000 la dejaron por la guerra. Los vecinos que se marcharon han sido sustituidos por cadáveres. Solo en el bando ruso han fallecido 20.000 personas y los heridos ascienden a 50.000. El número de bajas ucranianas se desconoce, pero es elevado.
Como en Stalingrado, en Bajmut se desarrolla una batalla urbana, una de las más difíciles, ya que cada esquina es un lugar a conquistar y el dormitorio de una casa puede ser una fortaleza. Además, los duelos artilleros han convertido la ciudad en una escombrera. Y tanto rusos como ucranianos han excavado en los exteriores una red de trincheras en las que se lucha como en la Primera Guerra Mundial, pero esta vez con drones sobrevolando un terreno embarrado y lleno de cuerpos mutilados.